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“Me tienta escribir el ‘Hollywood Babilonia’ del cine español, pero me traería muchos problemas personales”

Se reedita el libro ‘Satán en Hollywood’, la crónica del periodista Jesús Palacios sobre la obsesión de las estrellas del séptimo arte con el mundo de lo sobrenatural 

Maila Nurmi, también conocida como Vampira, en una fiesta en 1956 en Los Ángeles con un joven que se parece a James Dean con el rostro vendado. El actor había muerto solo un año antes.
Maila Nurmi, también conocida como Vampira, en una fiesta en 1956 en Los Ángeles con un joven que se parece a James Dean con el rostro vendado. El actor había muerto solo un año antes.Michael Ochs Archives (Getty Images)

El 30 de septiembre de 1955, el coche del actor James Dean colisionó frontalmente con otro vehículo, a 150 kilómetros por hora, lo que produjo su muerte casi al instante. Desaparecía el hombre, nacía el mito. Y con él, las teorías rocambolescas, como la que responsabilizaba de la tragedia a la actriz finlandesa Maila Nurmi, universalmente conocida como Vampira. Dean era íntimo amigo de Vampira, hasta el punto de que algunas revistas especulaban con un romance, y ambos compartían una pasión por lo sobrenatural. La relación terminó abruptamente y Dean se justificó así a la periodista Hedda Hooper: “He estudiado La rama dorada y el Marqués de Sade, y estaba interesado en saber si esta chica tenía algún conocimiento satánico. No sabe absolutamente nada”. Zanjó también los rumores de amorío con un tajante: “No salgo con brujas, y menos aún con personajes de historieta”. El terreno quedaba abonado para que la prensa amarillista imaginara entonces toda una historia de despecho, maldiciones a distancia, poderes psíquicos y venganza, a la que la figura televisiva de estética siniestra se prestaba inigualablemente.

Como en aquella famosa frase de El hombre que mató a Liberty Valance (1962) que conminaba a “imprimir la leyenda”, el escritor Jesús Palacios (Madrid, 59 años), crítico en revistas como Fotogramas y especialista en el género de terror y fantástico, recopiló varios de estos relatos esotéricos en torno al séptimo arte en Satán en Hollywood: Una historia mágica del cine (Valdemar), publicado originalmente en 1997 y ahora reeditado. El libro, un pequeño clásico de la chismografía cinematográfica, explora la relación de las estrellas de Hollywood a lo largo de las décadas con el mundo de lo sobrenatural. Por sus páginas circulan Tina Turner y su convicción de que era una reencarnación de la reina egipcia Hatshepsut (su relación tortuosa con Ike Turner se explicaba en que este, a su vez, era Tutmosis II, el hermanastro al que mató en la otra vida), la fortuita muerte de Jayne Mansfield tras su supuesto ascenso a Alta Sacerdotisa de la Iglesia de Satán, la obsesión de Andy Warhol por los cristales mágicos, la carrera literaria de Shirley MacLaine en el campo de la autoayuda paranormal o, ineludiblemente, el asesinato de Sharon Tate y sus acompañantes a manos del clan Manson.

“Me considero el más crédulo de los escépticos y el más escéptico de los crédulos”, dice Palacios a ICON. “Siempre dejo abierta la posibilidad de lo mágico, del milagro y de lo trascendental, pero mi planteamiento era hacer un comentario realista, que tuviera un interés humano, novelesco y con un cierto grado de rigor”. La reedición que acaba de publicar Valdemar incluye un capítulo nuevo a modo de actualización, que Palacios escribió para una reciente edición italiana del libro. “A raíz de revisar el texto, Valdemar pensó que era el momento de volver a publicarlo en nuestro país, donde llevaba bastante tiempo descatalogado. En internet circulaban copias a precios absurdos y delirantes. Esa mezcla de factores, sumada a que en su día funcionó bien y gustó, es lo que llevó a publicar esta nueva edición aumentada”, cuenta el autor.

Un hombre leer en Nueva Orleans un periódico donde se informa de la muerte de Jayne Mansfield.
Un hombre leer en Nueva Orleans un periódico donde se informa de la muerte de Jayne Mansfield.Michael Ochs Archives (Getty Images)

En el libro, Palacios toma distancia con las versiones paranormales de las historias, al tiempo que recoge las inclinaciones ocultistas documentadas de parte de la industria desde sus orígenes hasta el presente; intentos de pactos fáusticos por parte de reconocidas celebridades de la llamada meca del cine. Los famosos, ¿están desesperados por el poder o solo son gente ociosa, con la vida resuelta, en busca de sentido trascendental? “Yo creo que es una obsesión universal. Ahí tienes todos estos programas de astrología o adivinos, que causan un impacto muy grande en gente de clase baja. Lo que tiene de especial en el mundo del espectáculo, y en Hollywood en particular, es ese condimento de la ambición y de la fragilidad, estrellas que un día están en la cresta de la ola y al día siguiente olvidadas por el público”, reflexiona el escritor. “Esperan potenciar y asegurar sus carreras con pseudociencias, religiones místicas, chamanes y gurús, buscando soluciones mágicas que, por otra parte, busca todo el mundo”.

La nueva Babilonia

Una de las influencias que Jesús Palacios cita recurrentemente en el libro es la del novelista Robert Bloch, a quien dedica todo un apéndice. El autor de Psicosis (1959) ambientó varios de sus relatos de suspense y terror en el seno de Hollywood. “En sus cuentos se tomaba con bastante humor negro esa jaula de fieras que es muchas veces la meca del cine, donde todos se tiran al cuello de todos y, si tienen que recurrir al vudú, la magia negra, la santería o el crimen, no dudan en hacerlo”. Aunque el referente más obvio y directo de Satán en Hollywood es el polémico escritor y cineasta Kenneth Anger, fallecido el pasado 2023 a los 96 años, y padre de la gran biblia de los secretos oscuros de las estrellas: los dos tomos de Hollywood Babilonia, aparecidos en 1959 y 1984. En sus escritos, Anger detallaba presuntos escándalos de figuras como Charles Chaplin, Marilyn Monroe, Judy Garland, Errol Flynn, Rodolfo Valentino o F.W. Murnau, que iban de los asesinatos planificados a la pederastia.

“Con Hollywood Babilonia, Anger creó una mistificación en negativo del universo de Hollywood, llena de datos falsos y leyendas. Él contribuyó fehacientemente a crear bulos, con toda la intención de quitarle ese relumbrón a la magia del cine y mostrar sus miserias y cloacas”, cuenta Palacios. El propio Kenneth Anger, pionero del cine queer, consagró también su vida a la magia ritual y a la religión del satanista Aleister Crowley. Piezas audiovisuales como Invocation of my Demon Brother (1969) o Scorpio Rising (1972), en las que participaron personalidades como Mick Jagger, Anton LaVey (fundador de la Iglesia de Satán) o Bobby Beausoleil, a la postre miembro de la Familia Manson y asesino convicto, tuvieron una gran influencia en el campo del cine experimental, con propuestas artísticas basadas en la brujería. “Es un caso único de cronista del Hollywood oscuro que acabó en el centro de esa esfera mágica, sobrenatural, ocultista y extraña”, cree el autor. “Se acabó convirtiendo en un personaje propio de sus libros, y mi forma de homenajearle ha sido contar su historia en Satán en Hollywood al modo en que él narraba las de otras estrellas”.

Maila Nurmi, Vampira, conversa con Elvis Presley en 1956.
Maila Nurmi, Vampira, conversa con Elvis Presley en 1956.Michael Ochs Archives

En 2010, Kenneth Anger contó a The Guardian que había escrito un tercer volumen de Hollywood Babilonia, pero que no lo podía publicar por las repercusiones legales que acarrearía su capítulo dedicado a Tom Cruise y la Iglesia de la Cienciología. En Satán en Hollywood, Jesús Palacios sí da un espacio a la secta fundada por Ron L. Hubbard que tiene al actor de Misión imposible (1996) como miembro más destacado. “Cuando se publicó el libro original en 1997, se adelantó a todo el fenómeno de después. Hubo un florecimiento tremendo de la Cienciología a nivel internacional, y en España se fundó [en 2004] una sede mucho más grande y lujosa que vino a promocionar el propio Tom Cruise”, recuerda el crítico. “Pero llamaron excesivamente la atención de los medios. Abrieron un debate alrededor de estos credos, de su papel en la sociedad, si debían de ser amparados por la misma libertad de culto que otras religiones o si había que controlarlos más. Su popularidad les hizo retroceder unos pasos, por eso han tenido que volver a la discreción y al secreto. Aunque eso no significa que hayan perdido poder”.

Para toda la familia

Según cuenta Jesús Palacios en el episodio que dedica a la Cienciología, en el marco de la lucha de Alemania contra la expansión de la secta en los noventa, el partido socialdemócrata planteó prohibir allí el estreno de Misión imposible. No obstante, donde el autor ve un sustrato más notable de la filosofía dianética –la base de la Cienciología– es en el cine de John Travolta, miembro de la Iglesia desde 1975, aunque aparentemente alejado en los últimos años a raíz de la muerte por cáncer de su esposa y el criterio de la secta respecto al tratamiento. Aparte del caso obvio de Campo de batalla: La Tierra (2000), que literalmente adaptaba una novela de Ron L. Hubbard, Palacios describe Phenomenon (1996) como una película sobre el proceso de volverse “claro”, el término que la Cienciología utiliza para hablar del individuo que alcanza un estado de plena conciencia, y también apunta a la trilogía de comedias familiares Mira quién habla (1989-93), narradas por la voz en off de un bebé (al que dobla Bruce Willis) para el que su madre, embarazada, busca padre.

“Obviamente, no son películas cienciológicas en el sentido estricto. No son como Marcelino, pan y vino [1954], donde sí se pretende plasmar y expresar el ideario del nacionalcatolicismo. Son más inteligentes que eso, tienen una lectura que funciona independientemente, pero contienen elementos que reflejan actitudes e ideas de la praxis de la Cienciología”, dice a ICON. En concreto, se refiere a la noción de los “engramas”: según este culto, los problemas del ser humano se originan en el feto, a modo de una especie de grabaciones en la mente del no nato que la dianética se encarga de curar. “El hecho de la presencia de John Travolta y Kirstie Alley, pertenecientes a la Iglesia de la Cienciología, y que se den estos elementos narrativos que reconducen a esas teorías hace que dicha lectura no solo sea posible, sino probable. No quiero decir que sean películas de la Cienciología, producidas por ellos y dirigidas a ese fin, pero sí que están influidas y que tienen esa narrativa subterránea”.

Portada de la reedición de 'Satán en Hollywood'.
Portada de la reedición de 'Satán en Hollywood'.

El interés por lo oculto sigue muy presente en Hollywood. Hace poco, trascendió que el actor Andrew Garfield mantiene una relación con una mentora espiritual que, profesionalmente, se define como bruja. “Igual que el satanismo laveyano [por LaVey] estaba de moda antes por el rollo neoliberal y capitalista, la brujería wiccana, con los componentes feministas que pueda tener o su conexión con una visión ecológica y ambientalista, es ahora lo que triunfa. Se ha dado un cambio de paradigma por el que ahora ser bruja mola y una mujer se puede autodefinir bruja públicamente”, opina Palacios. “Por eso al nuevo capítulo de esta edición lo titulo Lilith en Hollywood, en lugar de Satán. Todas estas corrientes espirituales y místicas siguen muy vivas, pero el panorama se ha reconfigurado en torno al budismo místico, el zen o la revalorización del paganismo por la vía feminista, como en el culto a Gaia o la brujería wiccana. Son elementos que encajan mejor en el puzle del siglo XXI”.

Preguntado sobre si hay un nicho suficiente de casos para dedicar un Satán en Hollywood a la industria del cine español, Jesús Palacios responde claro: “Evidentemente sí”. “Es una tentación que he tenido en varias ocasiones, pero me encuentro con el mismo problema que Kenneth Anger con el tercer volumen de Hollywood Babilonia, que es correr un riesgo muy serio de ser demandado por daños y perjuicios”, afirma. “Es un terreno muy resbaladizo y peligroso. A mí me ha costado renunciar, pero creo que ha sido algo sabio por mi parte. Escribir ese libro me costaría, con toda probabilidad, bastantes problemas personales”.

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