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“Los hombres también podemos atrevernos”: así es Alberto López, el diseñador indígena que lucha contra los prejuicios de la moda

No hace mucho, el mexicano Alberto López Gómez se dedicaba a cultivar maíz, frijol y café, oficio que le fue inculcado por tradición familiar. Ahora expone sus diseños en Nueva York y Boston

"Con mi ejemplo quiero que vean que los hombres también podemos atrevernos a hacer esto, no solo las mujeres”, expica Alberto López Gómez.
"Con mi ejemplo quiero que vean que los hombres también podemos atrevernos a hacer esto, no solo las mujeres”, expica Alberto López Gómez.
Mariana Gálvez

Alberto López Gómez (Aldama, Chiapas, 32 años) es uno de los pocos hombres de su comunidad que se ha atrevido a luchar contra el machismo por medio del arte y la moda. Hasta hace unos años, este joven diseñador de la etnia tzotzil (sureste de México) se dedicaba a cultivar maíz, frijol y café, un oficio que le fue inculcado por tradición familiar. Sin embargo, al cumplir 25 años, Alberto decidió darle un giro radical a su vida al empezar a diseñar y confeccionar atuendos tradicionales de su región, una actividad que, hasta ese momento, solo realizaban las mujeres: “Me decían que no teníamos derecho, que los hombres no se podían dedicar a tejer y que solo podían trabajar en el campo. Me costó mucho salir adelante, me criticaban y me juzgaban. Pasé cerca de cuatro meses escondido en casa trabajando”, comparte.

Huipiles largos estilo túnica elaborados con telas de colores: amarillo, rosa, verde y morado, y adornados con pompones de diferentes tamaños; faldas y vestidos de estilo moderno decorados con brocados ‘Tuzambil’, un diseño antiguo prácticamente inexistente en otros atuendos indígenas actuales; jorongos y rebosos tradicionales que combinan tejidos de líneas verticales y colores sobrios; así son los diseños con los que Alberto ha logrado salir de lo convencional para destacar en México, y con lo que creó su propia línea de ropa tradicional llamada ‘K’uxul Pok’ (“prenda viva” en tzotzil). Todos estos diseños los comercializa en su estudio en el turístico pueblo de San Cristobal de las Casas (Chiapas).

Alberto coordina una red de más de 150 tejedoras con las que, además de diseñar coloridos atuendos, fabrica bolsos, carteras, fundas de almohadas, sábanas y cortinas, elaboradas con fibras de textiles naturales.
Alberto coordina una red de más de 150 tejedoras con las que, además de diseñar coloridos atuendos, fabrica bolsos, carteras, fundas de almohadas, sábanas y cortinas, elaboradas con fibras de textiles naturales.

A pesar de que Alberto lleva cerca de cinco años trabajando como diseñador y tejedor en su natal Chiapas, oficio que le enseñó su madre, su labor no se dio a conocer de manera internacional hasta hace un año, cuando apareció en un cortometraje hecho por la Red Alemana para los Derechos Humanos en México. A partir de ahí le llegaron invitaciones para participar en el evento American Indian Fashion Through the Feathers 2020, en Nueva York, y en el México Conference 2020, de la Universidad de Harvard (Massachussetts). En este último compartió micrófono con el fenómeno cinematográfico de México Yalitza Aparicio (Tlaxiaco, Oaxaca, 26 años), la joven nominada al Oscar como mejor actriz por su papel en la película Roma, dirigida por Alfonso Cuarón. “Fue muy especial reunirme con Yalitza, una persona muy reconocida que también lucha por nuestros derechos. Aún mantenemos contacto por las redes sociales, me gustaría que hiciéramos un evento juntos”, comparte Alberto que se prepara para en un futuro próximo retomar las exposiciones de moda en diferentes museos de Canadá y Estados Unidos. Además planea colaborar con algún diseñador reconocido de México.

Estos viajes al extranjero no solo le ayudaron a dar a conocer su nombre en el mundo de la moda, una industria que siempre ha tomado prestados elementos de las vestimentas tradicionales, si no que también pretenden, según Alberto, visibilizar el arte y la diversidad cultural de su comunidad. “Mi objetivo es que todos, mujeres, hombres y niños, por igual, se atrevan a hacer lo que por derecho les corresponde. No son simples prendas, nosotros tratamos de plasmar nuestras historias en cada tejido, pretendemos dejar nuestra huella en cada lienzo. Hay brocados que simbolizan el sol, los puntos cardinales y las deidades”, dice. Una espiritualidad que se traslada a la vestimenta; costumbre que comparten la mayoría de los pueblos indígenas de América.

Los diseños con los que Alberto ha logrado salir de lo convencional para destacar en México.
Los diseños con los que Alberto ha logrado salir de lo convencional para destacar en México.

Tanto en su estudio de San Cristobal como en su pueblo natal de Aldama, Alberto coordina a una red de más de 150 tejedoras con las que, además de diseñar coloridos atuendos, fabrica accesorios como bolsos, carteras, fundas de almohadas, sábanas y cortinas, elaboradas con fibras de textiles naturales. Todo es confeccionado con el telar de cintura, una herramienta ancestral utilizada sobre todo por mujeres de muchas culturas indígenas para crear la tela misma desde cero. “Para elaborar un huipil puedes tardar de seis a ocho meses y mis compañeras hacen un gran trabajo con eso. Mi objetivo es darles visibilidad a ellas y ayudarnos mutuamente en estos tiempos tan difíciles”, explica el diseñador.

El machismo, el racismo y la discriminación son algunos de los obstáculos con los que conviven día a día los habitantes de los pueblos originarios de América Latina. En México, “ser indígena representa marginación, exclusión y pobreza”, según la Encuesta Nacional de Indígenas 2016, elaborada por la UNAM. En este estudio se asegura que más del 80% de los encuestados ignora la riqueza, la cultura y la diversidad representada por las 68 comunidades indígenas que existen en el país azteca. Este es un dato con el que Alberto lucha constantemente. “Desafortunadamente el machismo nos ha ganado y no conocemos nuestros derechos. En las comunidades estamos encerrados, nos da miedo salir, pero estamos tratando de cambiarlo. Con mi ejemplo quiero que vean que los hombres también podemos atrevernos a hacer esto, no solo las mujeres”, concluye.

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