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Sonia y Selena: “Somos y moriremos siendo leyenda”

El dúo, que dio el pelotazo a los 25 años en 2001 con el éxito ‘Yo quiero bailar’ y se separó en 2002, vuelve a la pista a los 50 defendiendo la mítica canción del verano de todos los veranos

Sonia y Selena
Luz Sánchez-Mellado

Sonia Basseda y Bárbara Selena Rodríguez han hecho un gran esfuerzo por acudir a esta entrevista, solicitada y organizada a salto de mata. Ambas ponen todo de su parte y aceptan tomar un tren y un vuelo barato con vuelta en el día para poder ser fotografiadas juntas en la redacción de EL PAÍS en Madrid, dado que una reside en Rubí (Barcelona) y la otra en Ibiza, y llegar a tiempo a publicarla.

Sonia, la rubia del dúo, para entendernos, llega la primera desde la estación de Atocha, estresada y acalorada, vestida con short y camiseta de tirantes y arrastrando una maletilla con su arsenal estético para las fotos: extensiones capilares, brochas y maquillaje y un impactante conjunto azul eléctrico. Selena, la morena, llega algo más tarde desde el aeropuerto de Barajas, más ligera de equipaje, con un vestido blanco largo, peinada y maquillada de casa, destemplada por el aire acondicionado del vuelo y con el estómago revuelto por las turbulencias. Fundido el hielo de las prisas y las presentaciones y resueltas las fotos, que les preocupan lo suyo, ambas se relajan y comienza la charla.

Han pasado 25 años desde que se conocieron en un casting y lanzaron el Yo quiero bailar. ¿Qué hay de nuevo, viejas?

Sonia. Pues una ilusión muy bonita y muchas ganas de que la gente nos conozca como somos ahora, bailen con nosotras y disfrutarlo nosotras con el público.

Selena. Hay más madurez, con la ilusión intacta. Ahora soy más consciente y libre. Ahora decidimos todo: desde nuestra puesta en escena, cómo nos vestimos. Lo consensuamos todo. Todo.

¿Entonces no eran libres? ¿Se sintieron utilizadas?

Selena. Estábamos dirigidas. No es que hubiera una mala gestión, pero yo, por ejemplo, tengo una personalidad muy libre, he elegido siempre mis opciones profesionales, y, al tener que cumplir un rol, formar parte de un dúo, de una compañía, de alguna forma, pierdes un poco tu identidad. Yo he aprendido a amar este tipo de música porque vengo de padres melómanos del jazz, el soul o el blues. Pero es verdad que el dúo Sonia y Selena nos dio el estrellato.

Sonia. Yo sí que estaba en la movida de la música desde muy joven y creía que a los 25 ya se me pasaba el arroz, siendo una niña. Cuando me llamó mi madre diciendo que me habían llamado para este casting, perdí el culo. A mí este tipo de música sí me gustaba. Esa cosa de baile, de ritmo latino, lo llevo dentro. Cuando escuché el Yo quiero bailar, dije: “Esto es un puto pelotazo, bueno, la pera limonera”. Y ahí sigue.

Algo tendrá cuando sigue sonando cada verano en verbenas, bodas y karaokes.

Sonia. Es que se nos van uniendo generaciones: la cantan y bailan de abuelos a nietos. Somos y moriremos siendo leyenda. Y eso es un puto honor. Ninguna de las dos tenemos hijos, pero nuestro hijo es el Yo quiero bailar. Y cuando nos separamos teníamos una especie de custodia compartida, y cada una lo vestía y lo criaba a su manera en los bolos que hacíamos por separado.

Pero unos hits cuajan y otros no. ¿Qué tiene ese, y ustedes, y no otros?

Selena. Pues, estéticamente, que físicamente fuimos muy transgresoras y, si oyes la canción, había muchos mensajes para que cada uno lo interpretara a su manera. Nosotras tenemos mucho público LGBTIQ+, y nuestras letras hablan de un despertar: ese “cuando llega el calor, los chicos se enamoran”, yo no lo pensaba cuando lo cantaba. Pero muchos nos han dicho que les ayudó a sentirse seguros y salir del armario. Inconscientemente, hemos acompañado muchos despertares de muchas personas del colectivo. No sabíamos que podíamos impactar tanto en los corazones. Y eso es un regalo.

Sonia. Eso es lo más. Yo creo que mis maricas, y lo digo con todo el cariño del mundo, han sido los que han mantenido esta leyenda viva, porque el público hetero es más de pasar página, y hoy estás y mañana, no. Hace 25 años, venían a vernos ellos porque les gustaba, aparte de la canción, la imagen, el show, el postureo. Y niñas de 14 años porque íbamos conjuntadas, coreografiadas, con esos tops fantásticos, teníamos unas voces y una puesta en escena muy bien paridas. Esas niñas han crecido, pero los gais se han quedado y nos estaban esperando.

Entonces tenían ustedes 25 años, y ahora 50...

Sonia. [no me deja terminar] Sí, pero muy bien llevados, cariño. Los 50 de ahora no son los de antes. Nos hacemos nuestros retoquitos y después nos hacen bromitas, pero las llevamos bien.

Selena. Pues a mí no me gustan. No me gusta ser ridiculizada, me parece feo.

Sonia. Es pura envidia.

Selena. Bueno, pero lo que quiero decir es que, al fin y al cabo, nuestra función como cantantes es alegrarle la vida al público. Entonces, me parece que habría que tener más respeto a esas personas que te dan felicidad.

En 2001 dan el pelotazo y en 2002 se separan en la cresta de la ola. ¿Qué pasó? ¿Se arrepienten?

Sonia. [tensa] Bueno, teníamos ganas de probar nuestros propios estilos. Esa pregunta no la vamos a contestar.

¿Desde entonces, han tenido relación personal hasta que volvieron hace un año?

Selena. Bueno, hubo un intento, en 2011, de volver a juntarnos, pero yo estaba en un momento de transformación personal y necesitaba tiempo para mi sanación interna. Entonces, Sonia siguió su carrera y yo seguí en mi proceso.

¿Desde entonces, han vivido de la música? ¿Les llegan royalties cada vez que suena el Yo quiero bailar?

Sonia. En su momento, cuando se vendían discos, sí llegaban. Pero, a toro pasado, pues de vez en cuando te llega un dinerito, pero tienes que trabajar. Vives de bolos. Te autoproduces. Entonces, me parece que tiene mucho mérito haber logrado vivir de esto. No es fácil.

He visto en su web que usted, Selena, es médium profesional. ¿Eso le reporta ingresos?

Selena. Sí, lo que pasa es que no he hecho un circo de ello. Trabajo en muy petit comité y con organizaciones privadas que requieren de mis servicios. Además, tengo otros negocios.

Debe de ser buena en lo suyo si vive de eso.

Selena. La verdad es que sí: no es por tirarme el culo más alto que el pedo, pero soy buena en esto. Puedo asesorar a empresas sobre su personal. En realidad, soy una lectora de información extrasensorial, por decirlo así. No siempre tengo que ver a los muertos. Lo que hago es meterme en la persona y ver todo lo de desajuste que hay en ella. Puede ser de salud, de un sistema de creencias que le impide avanzar... Yo me denomino coach vibracional, porque mi percepción va más allá de lo que se ve.

Sonia. De mí me gustaría que destacaras que, aparte de la música, he trabajado en televisiones locales, y he sido presentadora y colaboradora, porque la tele es mi pasión también. Me metía ahí cuando la música no iba muy bien.

O sea, que ambas se han currado sus planes B.

Sonia. Y C y D, y lo que venga.

Sonia y Selena, en escorzo solicitado por el fotógrafo.

¿Han notado edadismo en su vuelta a los escenarios?

Selena. Yo sí, la gente se mete con nuestra edad. Veo juicios y tengo la sensación de que no te dejan envejecer con dignidad. Tienes que ser perfecta y sin arrugas y todo perfecto, como si te recordaran cómo eras a los 25 y tuvieras que mantenerlo siempre.

Sonia. Yo es que me he mantenido igual. Siempre he estado bien y acorde con lo que el público ha querido de mí. Mis maricas, lo digo con todo el amor del mundo, siempre han querido eso. Entonces, mi miedo es cuando ya no lo pueda dar. Siempre tiene que haber detractores, pero a mí no me afecta.

¿Me está diciendo que es usted quien se autopresiona?

Sonia. Una artista, bajo mi criterio, tiene que estar y lucir cuidada, y eso requiere una serie de cosas. Mira Marta Sánchez o Jennifer Lopez, que está más espectaculares que nunca.

Los cuerpos cambian. Con la menopausia, por ejemplo.

Sonia. Mira, no quiero dar titulares que me puedan perjudicar, pero para mí la menopausia es una cosa natural, hay que aceptarla, y punto. Entonces, si te afecta, lo que tienes que hacer es trabajarte más, ir más al gimnasio. Pero una artista, si quiere estar como nadie, tiene que trabajárselo. Mira Jennifer: estar en la Super Bowl a los 55 no es fácil. Las personas que tienen un cociente intelectual y quieren estar en la mejor universidad del mundo también se lo tienen que currar. Yo tengo la suerte de que me mantengo, pero si me tuviera que machacar, lo haría. En mi caso, está la persona, y está la artista. Yo llevo mi pelito de media melena, ya me has visto, y cuando tengo que ser artista, me pongo mis extensiones y mi maquillaje y mis modelitos. La gente quiere show, quiere ilusión, quiere fantasía. Y, como artista, tengo que dársela.

Sonia, qué le diría a la Sonia de 2001 la de 2025.

Sonia. Que nunca decaiga, que siga luchando: lucha, lucha, lucha. Que ha nacido para esto y que olé ella. A servir coño, que nos dicen desde el público.

Y, usted, Selena.

Selena. Que siga su instinto. Es lo que he hecho, me he equivocado muy pocas veces y me ha ido muy bien. Tengo una vida de película, lo único que me falta es un hombre. No tengo pareja, pero, por lo demás tengo una vida de ensueño.

Sonia. Yo no quiero hablar de mi vida privada, pero también soy muy feliz. No hemos vuelto por necesidad económica, sino por puro placer.

Selena. Y para permitirnos las dos disfrutar lo que no disfrutamos de niñas. Estamos viviendo una segunda juventud.

UN CUARTO DE SIGLO BAILANDO TODA LA NOCHE

Sonia Basseda (Barcelona, 50 años) y Bárbara Selena Rodríguez (Castellón, 49 años) no se conocían absolutamente de nada cuando, en 2001, fueron elegidas en un casting para montar un dúo femenino y cantar una canción, Yo quiero bailar, aspirante a la preselección del Festival de Eurovisión de ese año y a ser la canción de ese verano. Lo de Eurovisión no lo consiguieron, quedaron en sexto lugar. Lo segundo no solo lo consiguieron sino que, casi 25 años y millón y medio de discos vendidos después, el temazo sigue sonando en verano y en invierno como un himno a la alegría de vivir en verbenas, bodas y karaokes. Solo ellas saben por qué se separaron en 2002, solo un año después de dar la campanada y en plena cresta de la ola, y por qué han permanecido ajenas la una de la otra en casi todo este tiempo. Hasta que la insistencia de sus fans, y la perspectiva de reencontrarse con un público que no las ha olvidado, volvió a juntarlas el año pasado. Hoy están como nunca, dicen, signifique lo que signifique eso. Y quieren demostrarlo.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.
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