Blanca Entrecanales: “Me encanta que mis nietos me vean de granjera”
Heredera de una de las familias más poderosas de España, desde 2011 dirige la granja ecológica Dehesa El Milagro, una finca en Toledo que visitó Alberto de Mónaco y cuyos productos compra la Familia Real española
En 2010, cuando se dirigía a ver una finca en Toledo para sopesar su compra, en un cambio de rasante mal señalado un tren se llevó por delante el coche de Blanca Entrecanales Domecq (Madrid, 61 años). El coche —enseña fotografías en su móvil— salió volando y quedó hecho un poema, pero ella, una de las herederas del imperio Acciona que fundó su padre, salió ilesa. Sí, compró la finca, pero renovada por dentro como estaba por lo que acababa de pasar la rebautizó con un nombre más apropiado: El Milagro. Allí comenzó un proyecto personal: una granja ecológica que desde 2014 ofrece carnes, frutas, hortalizas o huevos 100% ecológicos. Productos que consume la reina Letizia y que salen todos de la granja toledana de 302 hectáreas que inauguró Alberto de Mónaco.
Allí, Entrecanales ofrece café en un salón acogedor y beige, acompañada de Gustavo (el encargado de la producción) y de Gustavo (el ingeniero agrónomo). Por la ventana se ve tirar de una calesa a un caballo enorme, blanco y con pintas. Un par de cocineras con un enorme “Blanca” estampado en el delantal corren de aquí para allá (ese fin de semana llegarán sus hijos y nietos) mientras Bianca y Gina, dos de sus pequeñas perras, brincan de sofá en sofá y se dejan acariciar por el fotógrafo. Cuando este le propone acercarse a las caballerizas a retratarla sobre una pared con hiedra, a Entrecanales le entusiasma la idea. Se está poniendo a llover, pero le da igual. “No me importa mojarme”. Está claro que lleva las riendas. De hecho, empieza ella la entrevista.
Respuesta. ¿Tú sabes lo que es un capón?
Pregunta. Bueno, un pollo relleno.
R. No, se vende relleno, pero ser es un pollo capado.
P. ¿Cómo los bueyes, para que engorde?
R. Exacto.
P. Oiga, ¿cómo alguien como usted se mete a granjera?
R. Soy una mujer inquieta. Es verdad que en la vida haces planes, pero luego pasa lo que pasa. En un momento de cambio vital mío (también me separé), pues yo tenía la finca, yo sabía que no quería caza y dije: pues voy a producir alimentos.
P. Ese cambio vital implicó un accidente.
R. Veníamos de Oropesa, había un montículo que ocultaba el tren. Nos lanzó por los aires. Volvimos a nacer. La gente luego nos preguntaba si vimos el túnel.
P. ¿Lo vio?
R. Nada. Vi humo, tierra, pero no hice repaso de mi vida ni nada.
P. ¿Lo hizo luego?
R. Bueno, una amiga, psicóloga y un poco bruja, me dijo que en seis meses mi vida iba a cambiar. Y así fue. Seguramente, a nivel inconsciente, todo cambió. Fue un milagro de salvación de mi vida personal, que cambió mucho. La granja me dio muchísima ilusión, luchando todos los días. También es un lugar de encuentro familiar… me encanta que mis nietos me vean de granjera.
P. ¿Cuál fue el primer paso?
R. Vi en Ronda un curso de agricultura regenerativa, era de un hombre que llegaba de Australia. Hablaron de cosas interesantes a las que tienes que ir con la cabeza limpia: de la importancia del suelo, de lo bueno que es tener animales junto a la agricultura… Nos enseñaron el concepto holístico.
P. ¿Holístico?
R. De holos, todo. Hay que aplicarlo al concepto de granja. Ponerle mimo a todo, no hacer mucho de una cosa sino un poco de todo… Todo bien gestionado.
P. ¿En equilibrio?
R. Para mí, equilibrio es la mejor palabra que existe en el vocabulario. Si tú la aplicas a todo en la vida va muy bien; los extremismos van fatal. Pero por concretar, se aplica al ganado: parcelas pequeñas con rotaciones de ganado, usar bien el agua, cuidar el suelo: porque las familias de microorganismos son importantísimas.
P. ¿Cuál es el producto estrella?
R. El capón. El año pasado no tuvimos, porque apostamos por el pollo relleno. Poulet farci, que suena mejor, ¿no? Pero este año hemos vuelto al capón relleno. Y ahora hemos sacado elaborados cárnicos en salsa muy buenos.
P. ¿Cuándo obtienen el certificado ecológico?
R. Es importante esto. Está en muchos sitios, pero parece que nadie sabe qué es, ¿no? Lo vigilan mucho, de repente aparece un inspector, comprueba la tierra, los huevos… que todo esté libre de químicos.
P. Si hay una cosa que diferencie El Milagro sobre todo lo demás, qué sería.
R. Pues mira, a mí me gusta mucho una frase: excelencia desde el origen. Me gusta la perfección, y quiero llegar al consumidor haciendo las cosas bien desde el primer paso. Soy muy exigente con el paladar. De la granja a la mesa, todo cuidado.
P. Oiga, ¿qué se le había perdido aquí Alberto de Mónaco?
R. Bueno… vino aquí por casualidad. Él tiene una fundación en defensa del medioambiente, estaba en Madrid y la directora de la fundación allí le habló de la granja, y vino a verla.
P. ¿Cómo se recibe a alguien así?
R. Vino a las siete de la tarde y pasó la noche, organizamos una cena. Le monté un pequeño museo etnográfico de la zona en el salón donde hicimos la cena, con un cuadro de Sorolla que me había dado mi abuelo.
P. Dicen que le compra productos la Reina…
R. Bueno, la Casa Real. Sí, nos compran pollo, carcasas y huesos para caldos, que están muy de moda… Oye, les gusta comer bien y se cuidan; y yo encantada.
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