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Arantxa Sánchez Vicario sella la paz pública con su familia

La extenista mantuvo una guerra abierta durante años con sus padres, a los que responsabilizó de sus supuestos delitos fiscales, pero en los últimos años ha cambiado su versión cargando la culpa a su exmarido y esforzándose en un acercamiento familiar

Arantxa Sánchez Vicario
De izquierda a derecha: Javier, Marisa, Arantxa y Emilio Sánchez Vicario, junto a su madre, Marisa Vicario, en los premios de María Villota, el 5 de octubre en Madrid.Oscar Gonzalez (Oscar Gonzalez/Sipa USA / Cordon Press)
El País

“Ha sido la mejor deportista que ha habido y ha luchado por sus hijos en esta etapa el doble o el triple de lo que ha luchado cuando ganó sus grandes torneos”. Así de cariñoso se refirió anoche Emilio Sánchez Vicario a su hermana Arantxa, mientras recogía en Madrid, junto a ella y el resto de su familia, el premio Ciudad de la Raqueta como “referentes mundiales del tenis. “Yo soy el mayor, pero mis hermanos y yo sabemos que desde el día que ganó Arantxa Roland Garros somos los hermanos de Arantxa. Ha sido la inspiración de muchos, la número uno del mundo y la mejor deportista que ha habido, y creo que lo va a seguir siendo por bastante tiempo. Está demostrando que la familia y ser madre es el partido más importante”, señaló durante el evento. Los cuatro hermanos ―Javier, Arantxa, Emilio y Marisa― de la saga familiar de tenistas posaron unidos y sonrientes junto a su madre, Marisa Vicario. Una imagen que no se producía desde hace más de una década.

Arantxa Sánchez Vicario acaparó gran parte del foco mediático el pasado mes de septiembre por la celebración del juicio en el que se le acusa, junto a su exmarido Josep Santacana, de alzamiento de bienes. Finalmente, la Fiscalía redujo a dos años la petición de cárcel para ella y mantuvo en cuatro la pena para él. En sus últimas declaraciones, Sánchez Vicario se excusó de los delitos cargando la culpa a Santacana. “Yo quería pagar, pero él me dijo que no. Que mejor que pagarle al banco era que tuviéramos nosotros el dinero. Me fie de él. Me arrepiento”, contó a EL PAÍS el pasado 12 de septiembre. Pero no siempre responsabilizó a su exmarido. En su primera declaración tras la querella presentada por el Banco de Luxemburgo, en 2009, la exdeportista comenzó una guerra abierta contra sus progenitores cuando afirmó que su padre, Emilio Sánchez, se había encargado de gestionar su patrimonio y que ella y Santacana no tenían nada que ver con la deuda. Lo ratificó en 2012 con la publicación de sus memorias. “Todos los padres hacen lo mejor para sus hijos. Sin embargo, conmigo han ejercido un control y una protección que me han anulado en muchos momentos cruciales de mi vida”, explicó entonces.

La mala relación llegó hasta tal punto que Arantxa expresó públicamente en 2010 su intención de quedarse con los pisos que hasta ese momento disfrutaban en usufructo sus progenitores. En 2013, perdió una demanda que había interpuesto contra su padre, su hermano Javier y su exabogado Bonaventura Castellanos ante los tribunales de Andorra por uso indebido de sus bienes. “Desde lo más profundo de nuestro corazón de padres, perdonamos a Arantxa por todos y cada uno de aquellos actos y omisiones que durante el curso de estos años ella (o su entorno) ha realizado y que nos han causado, inevitablemente, un inmenso e inmerecido dolor”, escribió ese año Marisa Vicario en un comunicado firmado también por su marido. Dos años después, su hija volvió a perder otra batalla judicial contra ellos, siendo condenada a pagar las costas del proceso judicial que inició contra sus padres y sus exasesores por haberla dejado en la banca rota.

Arantxa Sánchez Vicario con su madre, Marisa Vicario, el 5 de octubre de 2023 en Madrid.
Arantxa Sánchez Vicario con su madre, Marisa Vicario, el 5 de octubre de 2023 en Madrid.Oscar Gonzalez (Oscar Gonzalez/Sipa USA / Cordon Press)

La historia empezó a cambiar en 2019, en plena tramitación de su divorcio con Santacana, cuando volvió a intentar acercar posturas con su familia. Fue entonces cuando admitió que se arrepentía de lo que había dicho en sus memorias. “Ese libro es mi cruz. Nunca debí hacerlo. Si pudiese, lo hacía desaparecer porque es el peor libro biográfico del mundo”, confesó en una entrevista con ¡Hola! Un arrepentimiento que volvió a manifestar el mes pasado en EL PAÍS. Ahora la culpa de que defraudara más de cinco millones de euros es de Santacana, no de sus padres, según la extenista. La Fiscalía le preguntó a qué se debía este cambio en su versión, a lo que ella respondió que fue cosa, una vez más, de su exmarido: “Él me obligó a decir eso, me dijo que era empresario y que él sabía, que se encargaría de todo. Me equivoqué y por eso estoy aquí”.

Hace un mes, se le saltaban las lágrimas en el juicio mientras contaba que su expareja fue quien gestionó toda su fortuna a partir de noviembre de 2009, cuando le quitó ese poder a su padre. “Yo nunca he gestionado ese patrimonio porque desconozco cómo se hace. Me he dedicado al tenis y siempre me he fiado de terceras personas”, señaló. Este jueves 5 de octubre en Madrid tampoco pudo evitar romper a llorar, pero esta vez, por el emotivo discurso que dio su hermano. “Familia es una palabra que es demasiado potente y hoy en día queda a veces de lado por la forma en que vivimos y nos comportamos con toda la tecnología, los correos electrónicos y esas cosas que nos hacen salir del foco de lo que somos”, aseguró poniendo de manifiesto la nueva unión familiar. En la foto faltaba solo su padre, Emilio, fallecido en 2016 y el encargado de inculcarles a todos su pasión por el tenis, según recordaron. Murió en febrero, siete meses después de que la familia Sánchez Vicario firmase un acuerdo tras la guerra que les había dividido durante años, pero todavía sin una reconciliación familiar que, ahora sí, están orgullosos de mostrar.


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