Michelle Obama explica cómo renunciar a su carrera por la de su marido puso en riesgo su matrimonio: “Yo decía: ‘Argh, esto no es justo”
La ex primera dama de Estados Unidos ha confesado en una entrevista que hubo momentos en los que llegó a “no soportar” a Barack Obama mientras criaba a sus dos hijas y ambos intentaban avanzar en sus carreras
Michelle Obama ha revelado que “no soportaba” a su marido Barack, presidente de Estados Unidos entre 2009 y 2017, cuando sus hijas eran pequeñas. La ex primera dama, de 58 años, ha confesado que la pareja tuvo problemas porque ambos intentaban “avanzar en sus carreras” mientras criaban a dos hijas pequeñas y difíciles, a las que llega a calificar cariñosamente como “terroristas”. Obama ha hecho estas declaraciones en un programa de televisión al que fue a promocionar su nuevo libro The Light We Carry, publicado simultáneamente en España por la editorial Plaza & Janés con el título Con luz propia. Vencer en tiempo de incertidumbre.
“Durante 10 años, mientras tratábamos de construir nuestras carreras y nos preocupábamos por la escuela y por quién hacía qué, yo decía: ‘Argh, esto no es justo’’, explicaba Obama, que se queja así de haber priorizado el trabajo en casa mientras su marido se labraba una carrera política que le acabaría llevando hasta la presidencia de Estados Unidos. Sus hijas, Malia, de 24 años, y Sasha, de 21, tenían siete y diez cuando su familia se mudó a la Casa Blanca tras varios años de campaña. Barack y Michelle se conocieron en un bufete de Chicago en 1989, cuando ambos eran dos prometedores abogados.
Aun así, Michelle Obama hace un balance positivo del matrimonio. “Hemos estado casados 30 años, puedo soportar 10 años malos de 30″. En este sentido, la que fuera primera dama ha reflexionado sobre los esfuerzos de la vida en pareja y los equilibrios para mantener a flote una relación. “El matrimonio no es 50/50, nunca. Hay veces que yo doy un 70%, él da el 30%. Hay veces que él da 60%, y yo el 40%”.
Con luz propia. Vencer en tiempo de incertidumbre es el segundo libro de memorias que publica Michelle Obama. El primero, Mi historia (2018, también en Plaza & Janés) superó los 10 millones de ejemplares vendidos, lo que, según su editorial, lo convierte en el volumen de memorias más vendido de la historia (por encima también de las de su marido, Una tierra prometida). En ambos libros parte de experiencias personales para hablar de temas sociales y políticos que le preocupan y la gira promocional de presentación sirve para poner el foco sobre esos temas.
En esta última entrevista, Obama quiso hablar sobre cómo miles de mujeres sacrifican sus carreras profesionales para facilitar las de sus parejas y cómo esto penaliza a la mujer en el mundo laboral. Antes de hablar de conciliación laboral, Obama ya había hablado de racismo y peluquería. En el acto de presentación de su libro, el pasado mes de noviembre, Obama quiso destacar cómo, cuando su marido se convirtió en el primer presidente negro de EE UU, ella decidió alisarse el pelo. Para los afroamericanos llevar el pelo natural, rizado, es un símbolo de la lucha contra el racismo. Históricamente, han tenido que someterlo a productos químicos para alisarlo y encajar en el canon de la América corporativa y profesional. Aquí puede parecer un detalle trivial o vanidoso, pero para las mujeres negras estadounidenses es una cuestión identitaria a la que llevan décadas renunciando para encajar en el canon estético estadounidense. Incluso la primera dama lo hizo. “Mejor me lo dejo liso”, recordó haber pensado. “Consigamos primero que se apruebe la mejora en la sanidad”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.