Charlene de Carvalho-Heineken, la reina de la cerveza, aterriza en España lista para una gran fiesta en Sevilla
La mujer más rica de los Países Bajos y principal accionista del negocio cervecero familiar es prácticamente anónima, aunque este fin de semana celebrará su cumpleaños en la casa sevillana del marqués de la Motilla
Charlene de Carvalho-Heineken (Ámsterdam, 67 años) es la mujer más rica de los Países Bajos y una de las mayores fortunas del mundo. La empresaria es la principal accionista del negocio familiar que lleva su apellido, un emporio cervecero con 82.000 empleados y más de 300 marcas en 190 países. Sin embargo, el holandés de a pie difícilmente la reconocería por la calle. A Carvalho-Heineken le gusta el anonimato. Apenas realiza apariciones en actos públicos y ha dado pocas entrevistas en su vida. Algunos achacan su carácter reservado a un episodio traumático: el secuestro de su padre, Freddy Heineken, en 1983, y su posterior liberación gracias al pago de un rescate multimillonario.
La heredera neerlandesa siempre ha preferido pasar inadvertida. Viste de manera discreta y nunca llevas joyas. Pero su llegada a Sevilla ha despertado cierto interés entre los vecinos del casco antiguo de la capital andaluza, donde sagas como los Alba, los Medinaceli y los Solís tienen sus palacios. Este fin de semana, Heineken y su marido, el financiero y exactor Michel de Carvalho, darán una fiesta en la casa del marqués de la Motilla. Personalidades de todas partes del mundo asistirán: amigos de la pareja, empresarios, príncipes y princesas. El escenario de la celebración lleva meses siendo la comidilla de los sevillanos. El dueño del palacio, el aristócrata Miguel Solís Martínez Campos, quiere vender la propiedad a un empresario hostelero por una cifra millonaria. La operación ha causado sorpresa entre algunos de sus familiares.
El matrimonio Carvalho-Heineken, ajeno a esta polémica, tiene muchos motivos para celebrar. Charlene ha organizado esta fiesta andaluza con motivo de su cumpleaños. Además, está a punto de cumplir 40 años de casada con su marido, y dos décadas al mando del gigante cervecero que heredó de su padre en 2002. Su esposo también conmemora 60 años de su primera visita a Sevilla. Michel de Carvalho, una exestrella infantil que utilizaba el nombre artístico de Michel Ray, interpretó el papel de Farraj en Lawrence de Arabia, la película de 1962 dirigida por David Lean, protagonizada por Peter O’Toole y rodada en la Casa de Pilatos y el Alcázar.
Los lazos de los Heineken con Andalucía no son solo sentimentales, sino también económicos. La filial española de su negocio está ubicada en la capital hispalense y es una de las más avanzadas del holding: quiere ser una empresa con cero emisiones y residuos en 2025, cinco años antes que el grupo a nivel mundial. Para conseguirlo, acaban de iniciar la construcción de una planta de generación de energía termosolar 100% renovable en su fábrica sevillana. Reducirán en más del 60% del consumo de gas fósil.
De ama de casa a ejecutiva
La historia de Charlene Heineken se parece a la de otras herederas. Siempre fue una persona tímida, introvertida y un poco solitaria. Según contó ella misma en una entrevista, de niña era “incapaz de mirar a la gente a la cara”. También le daba vergüenza ver su apellido en todos los bares de Holanda. Su padre, Freddy Heineken, intentó tener más hijos, pero terminó admitiendo que un único heredero era una bendición. Eso aseguraba una sucesión sin disputas.
El magnate holandés siempre mantuvo a su hija al tanto de los negocios familiares, pero nunca la obligó a formar parte de ellos. Charlene estudió Fotografía y Derecho en Leiden, a media hora al sur de Ámsterdam. Durante unas vacaciones invernales en la localidad suiza de St. Moritz conoció a su marido. Tras graduarse en la universidad, hizo varias prácticas en Heineken, rotando por las filiales de Ámsterdam, Zoeterwoude, Estrasburgo y París.
En 1983, Charlene y Michel se casaron en Suiza y se instalaron en Londres, donde ella se centró en formar una familia. Tuvo cinco hijos: Alexander Alfred, que nació en 1985; Louisa Lucille, nacida un año después; las gemelas Isabel Catherine y Sophie Charlene, a las que dio a luz en 1987; y Charles Andrew, que llegó tres años después.
Su vida cambió radicalmente con la muerte de su padre, en enero de 2002. Heredó 100 millones de acciones de Heineken NV, valoradas en unos 3.700 millones de euros. Eso equivale a una cuarta parte de la compañía. También recibió poder de veto en las decisiones que se tomaran en la junta directiva del holding. “Lo interpreté como una llamada”, explicó en una de sus escasas entrevistas a Fortune. Tardó menos de una semana en tomar la gran decisión: cambiar su vida de ama de casa por la de alta ejecutiva internacional.
La timidez que padeció en su infancia se ha convertido en una fortaleza a la hora de hacer negocios. “Lo primero que hice tras suceder a mi padre fue ver y oír”, explicó a Pattie Sellers, histórica periodista de Fortune. “Viajé por todo el mundo para entender el negocio”. No solo consiguió entenderlo, sino también controlarlo y expandirlo. Sellers la bautizó como “la heredera hecha a sí misma”. Forbes calcula que la fortuna actual de la empresaria asciende a unos 14.000 millones de euros.
“No habría conseguido todo esto sin mi marido. Él me dio confianza”, reveló Heineken en un encuentro con mujeres emprendedoras. “Es molesto reconocer que necesité a un hombre, pero así fue”, dijo. En 2014, ejerció su poder de veto y rechazó la fusión de la empresa holandesa con el gigante SABMiller. “Yo me siento como la guardiana de un legado. Pero ese legado no es mío. Mi responsabilidad es que siga creciendo y luego pasarlo a la siguiente generación”, explicó. Tres de sus hijos —Alexander, Louisa y Charles— ya forman parte de la junta directiva de Heineken NV. El futuro del imperio cervecero está asegurado.
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