_
_
_
_
_

El juicio de ‘Wagatha Christie’: las esposas de los futbolistas Rooney y Vardy airean su rivalidad en un tribunal británico

La pareja del excapitán de la selección inglesa acusó a su contraria de filtrar datos íntimos. Vardy reclama más de tres millones de euros por difamación

Wagatha Christie Trial
Coleen Rooney llega este lunes al tribunal acompañada de su esposo, el exfutbolista Wayne RooneyHANNAH MCKAY (REUTERS)

En manos del fallecido escritor estadounidense Tom Wolfe, el autor de La Hoguera de las Vanidades, el pleito que enfrenta en los tribunales británicos a Coleen Rooney (36 años) y Rebekah Vardy (40 años) podría ser la historia perfecta para retratar una era. Infidelidades, traiciones entre amigas, ansia de notoriedad, despliegue de lujo y, como telón de fondo, el pernicioso efecto de la red social Instagram en el mundo del famoseo. Wagatha Christie Trial (el Juicio de Wagatha Christie), lo han bautizado los tabloides británicos.

WAG (Wives And Girlfriends) es el acrónimo con que los medios se refieren a ese microcosmos particular en que habitan las esposas y novias de los futbolistas. Agatha Christie es la mundialmente famosa escritora británica de misterio, cuyos personajes Hercules Poirot o la señora Marple descubrían al asesino a través de la observación de los detalles, el instinto y una fina deducción. Wagatha Christie es el cachondeo que se trae la prensa británica con las artimañas empleadas en Instagram por la esposa del excapitán de la selección de Inglaterra y jugador legendario del Manchester United, Coleen, para delatar a su rival, Rebekah. Alguien llevaba años filtrando las historias que colgaba en su cuenta privada. “Después de mucho tiempo intentando averiguar quién podía ser, tuve una sospecha, por varias razones”, escribió Coleen en su ya famoso “Yo Acuso” de octubre de 2019. “Para confirmarla, tuve una idea. Bloqueé a todos mis seguidores de Instagram excepto una cuenta”. A continuación, comenzó a colgar historias falsas sin fundamento: un rumor sobre las técnicas de selección de género en México, su posible vuelta a la televisión o incluso la inundación del sótano de su nueva casa. “He hecho pantallazos, y los he guardado, de todas esas historias, y claramente demuestran que una persona las vio. Era... la cuenta de Rebekah Vardy”. Los puntos suspensivos son suyos, para aumentar la tensión.

La semana pasada comenzó el juicio en el Alto Tribunal de Justicia, en Londres. La decisión está en manos de la jueza Karen Steyn, de 51 años, con un inmenso prestigio jurídico adquirido durante años en los que ha juzgado el tráfico de armas a Arabia Saudí, el tratamiento de los prisioneros de la bahía de Guantánamo o las acusaciones de abuso laboral contra la actual ministra del Interior, Priti Patel.

Coleen acusó a Rebekah de ser el origen de una filtración especialmente dolorosa: el momento en que la policía pilló a su marido, Wayne Rooney, conduciendo borracho y acompañado de una mujer, en septiembre de 2017. “Me encontraba en una situación de especial vulnerabilidad. No sabía si mi matrimonio iba a seguir adelante o no”, explicaba la mujer desde el estrado la semana pasada. Había decidido irse por un tiempo a casa de sus padres. Y aquí es donde la historia cobra un giro endemoniado. En octubre, decidía colgar en su cuenta pública de Instagram una foto de sus hijos en pijama. En la cuenta privada puso la misma foto, pero junto a los niños añadió a su esposo. “Me sentía cómoda colgando una foto de Wayne en mi cuenta privada, pero no quise que saliera en la pública, por las dificultades que atravesábamos entonces”, justificaba Coleen. El 1 de noviembre, el diario The Sun contaba la anécdota y especulaba en torno a ella. “Me dolió especialmente”, ha explicado en la sala del tribunal, “porque sentí que alguien en quien había confiado me estaba traicionando durante un momento muy difícil de mi vida”.

Rebekah ‘La Cruel’

Para que una historia así funcione en los medios, tiene que haber un malvado o una malvada. El público debe dividirse a la fuerza y escoger equipo. Mientras Wayne Rooney ha acompañado cada día del juicio a su esposa, y ha escuchado silencioso e impasible un cruce de navajas del que inevitablemente se ha llevado más de un rasguño, debía preguntarse a sí mismo qué hacía allí el hombre que aún sostiene el récord de máximo goleador de la Premier League (la liga de fútbol inglesa), en vez de estar disfrutando de una pinta de cerveza en el pub local. Jamie Vardy, el esposo de Rebekah y el jugador del Leicester, no ha podido abandonar la competición.

Rebekah Vardy, a su llega al tribunal el pasado 16 de mayo. REUTERS/Hannah McKay
Rebekah Vardy, a su llega al tribunal el pasado 16 de mayo. REUTERS/Hannah McKayHANNAH MCKAY (REUTERS)

Los presentes en la sala han conocido el intercambio de mensajes de WhatsApp entre Rebekah y su agente, Caroline Watt, en la que esta última reconocía ser la autora de la filtración a The Sun. “No fue alguien en quien ella confiaba [como había dicho en su post la propia Coleen]. Fui yo”, y añadía un emoticono de sonrisa. El significado de ese emoticono puede ser clave para decidir si la prueba es incriminatoria o solo circunstancial. Rebekah Vardy, en respuesta, se ha limitado a explicar que a esa hora bañaba a los niños, y que no prestó atención a la confesión de su agente.

Paradójicamente, la demanda por difamación la ha interpuesto Vardy, quien reclama tres millones de euros, y todo sugiere que la escopeta le ha reventado por la culata. La primera semana ha sido un juicio a su personalidad, a sus oscuras maniobras y, para delicia de una prensa tabloide soberbia y pretenciosa, a su escasa cultura. Ha tenido que explicar de nuevo todo lo que se arrepiente de comparar públicamente el pene del cantante Peter Andre, con quien tuvo un breve romance, con una chipolata, un tipo de salchicha muy estrecha, “que apenas duró cinco minutos”. El revuelo ha provocado la indignación de Andre: “Sería todo un escándalo si un hombre dijera algo así de una mujer”, ha bramado en su cuenta de Instagram, después de presumir de que su “bellota” es en realidad un “roble”.

Vardy echaba mano de una sabiduría popular inapelable para explicar su difícil batalla contra la examiga: “Es como discutir con una paloma. Sabes que tienes razón, pero también sabes que, inevitablemente, se te va a cagar encima”, admitía.

Wayne Rooney subía finalmente al estrado este martes para contar su conversación en el vestuario con su compañero Jamie, durante la Eurocopa de 2016, en la que quiso advertirle de los problemas que estaba causando en el equipo su mujer con su decisión de publicar una columna en el The Sun. No podía evitar que toda su humanidad, al levantarse de la silla, diera un empentón a la mesa y derrramara el vaso de agua. Coleen limpiaba con un kleenex el estropicio mientras su marido se dirigía al estrado. Vardy, que este martes ha decidido estar presente y apoyar a su esposa, lanzaba miradas como puñales a Rooney cuando relataba la conversación del vestuario.

Los medios han diseccionado el vestuario de las dos rivales durante la primera semana del juicio. Coleen ha optado por Zara. Bien con una chaqueta de 80 euros o un vestido estampado de apenas 40, pero todo complementado con accesorios de Chanel o zapatos de Gucci que sumaban varios miles de euros más a la cuenta. Vardy apostaba a lo seguro con un traje chaqueta de Givenchy. 920.000 seguidores (aproximadamente) en Instagram, de Coleen, frente a poco más de 400.000 de Rebekah. Esas son las armas de destrucción masiva, antes las que palidecen los 208 goles de Wayne Rooney en la Premier League, o sus 53 en competiciones internacionales. Es, sencillamente, otra liga.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_