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Nieves Álvarez: “No me cambio por una mujer de 17 años”

La modelo cumple 30 años en su profesión, una década como presentadora de televisión y acaba de lanzar su segunda colección como diseñadora con la firma The Extreme Collection

Nieves Alvarez
Nieves Álvarez, el 14 de marzo en un hotel madrileño antes de la presentación de su colección.Samuel Sánchez
Rut de las Heras Bretín

Yves Saint Laurent aseguró que sus heroínas favoritas eran sus modelos. Por tanto, esta es la historia de una de esas heroínas: Nieves Álvarez, que, aunque cumple 30 años de carrera en el mundo de la moda, se abruma cuando la tratan como referente. Y ocurre. “A veces, chicas jóvenes que se hacen fotos conmigo me dicen: ‘Tengo una foto con mi icono’. Yo pienso: ‘¿Icono?”. Se ríe sorprendida, abre muchos sus ojos azules, y continúa: “Sé que las nuevas generaciones piensan: ‘¡Ostras, sigue aquí!’. No soy un ejemplo a seguir, pero me gusta darles la esperanza de vivir de una profesión efímera. Con inteligencia, pasión, mucha perseverancia y trabajo puedes aprovechar el mundo de la moda en sus diferentes aristas. La moda no es solo una pasarela”.

Las palabras de la modelo madrileña, que el miércoles cumplió 48 años, se confirman con sus actos: ha desfilado en las últimas semanas de la moda de París y de Madrid; mantiene al día sus redes sociales ―indispensable en este sector actualmente―, incluso hace un directo semanal, El recreo de la jaula, y presenta desde hace una década el programa de Televisión Española Flash moda. Esto solo es parte del presente, su pasado discurrió entre las pasarelas de París, Milán y Nueva York y los talleres de Saint Laurent, Hermès, Dior, Armani…

Yo brillo porque otros trabajadores están ahí haciéndome brillar. La moda es un trabajo en equipo

Desde la grabación de su espacio televisivo, llega a esta entrevista ―antes ha pasado por el gimnasio, según le cuenta a uno de sus colaboradores― que transcurrió el 14 de marzo, el día que vio la luz su segunda colección con la firma The Extreme Collection, una línea que se llama Miwa. Álvarez explica que es un nombre japonés que significa elegancia y armonía. Dos términos hechos a medida para ella, aunque es más que eso y lo refleja con lo que se pone: “La moda forma parte del día a día, retrata tu identidad, tu estado de ánimo. No te vistes igual un día que te sientes alegre, o triste, o sensual…”.

Pizpireta no es un adjetivo común para describir a esta supermodelo, pero es una de las primeras características que muestra por donde va, además de su belleza objetiva, intrínseca. Habla con unos y otros, se entretiene, se ríe, hace un gesto a alguien que ve a lo lejos. Da un respingo cuando el diseñador Juanjo Oliva se acerca por detrás para saludarla, la asusta y, acto seguido, exclama: “¡Mi maestro!”. Ese espíritu divertido, “un poco rebelde y rock”, es el que quiso plasmar con la chaqueta de tejido vaquero y decenas de cristalitos en las solapas haciendo la forma de un rayo (según la edad, habrá quien vea referencias al maquillaje de David Bowie o a la cicatriz de Harry Potter) que eligió para presentar su línea de chaquetas. La colaboración con The Extreme Collection continuará, ya están preparando la cuarta colección, la de verano de 2023. Álvarez muestra su confianza en la firma: “Tienen una sastrería impecable, son perfeccionistas como yo, congeniamos. Dentro de las limitaciones que hemos encontrado [la crisis sanitaria afecta a la llegada de materiales y otros factores del negocio], hemos creado una oda a las piezas clásicas, esas que permanecen en tu armario. La sostenibilidad es fundamental, comprar de manera responsable. Hay que adaptar las tendencias a cada uno. Que lo que se compra no sirva solo para una temporada, sino para muchas. Comprar es soñar”.

La modelo con una de las chaquetas que ha diseñado para The Extreme Collection.
La modelo con una de las chaquetas que ha diseñado para The Extreme Collection.Mario Sierra

El gusto por los detalles, el conocimiento y cuidado de todos los estratos de esta industria ―desde quien cose en los talleres hasta quien ilumina una pasarela o un plató― han hecho que la modelo se sienta querida y respetada. “Son ellos los que me hacen brillar, yo brillo porque están ahí. Siempre he tenido claro que mi tarea es mostrar durante segundos lo que otros llevan meses trabajando. Esa es mi responsabilidad. Es una labor de equipo”. Defiende la moda como parte de la sociedad, que en las pasarelas se refleje la barbarie de la invasión de Ucrania ―como hicieron Balenciaga o Ágatha Ruiz de la Prada, entre otros―, es una muestra de ello. Los períodos de guerra han influido en las tendencias a lo largo de la historia. “Me asusta el mundo que van a vivir mis hijos, la mañana que estalló todo [24 de febrero], como un día normal, le pregunté a mi hijo que cómo estaba y me contestó: ‘Pues de mierda, acabo de terminar una pandemia y me levanto con una guerra”, antes de reproducir las palabras exactas de su hijo mayor (17 años), hizo una pausa para pensar si lo hacía con literalidad.

Ella comenzó en su profesión con la misma edad que tiene él ahora, entonces no imaginaba que con 48 años continuaría a este nivel. “A veces me preguntan si me siento mayor en comparación con otras modelos con las que desfilo. No. Disfruto de lo mío. Las mujeres nos ponemos demasiados límites a nosotras mismas. No me cambio por una de 17″. Tampoco sospechó el lugar que hoy ocupa hace una década, cuando empezó en la televisión: “Pensé que mi carrera seguiría ese camino. Jamás creí que lo iba a compaginar y a seguir tan en activo, desfilando en la alta costura de París”. En cuanto a su evolución, dice que aún está aprendiendo a decir no: “Tiendo a que todo el mundo esté bien y se me olvida ser algo más egoísta”. Pero, por otro lado, considera que gestionar bien los noes que recibe la ha ayudado a llegar donde está: “Muchos días de mi vida han sido una negativa tras otra y eso no me hacía sentir que valía menos, solo que no era lo que buscaban”. La pandemia le trajo otra negación: su marca de ropa infantil no pudo mantenerse. “Pusimos punto final a esta etapa, pero he aprendido tanto, que eso es lo que me quedo”, explica.

Las mujeres nos ponemos demasiados límites a nosotras mismas

Asegura que no hay otra Nieves Álvarez cuando se apagan los focos y se baja de los tacones (estos sí los utiliza, pero nunca plataformas, “hay cosas que una mujer de metro ochenta no se puede poner, tampoco me sientan bien los talles muy altos”), aunque confiesa que cuando se ve en fotografías, sí le parece estar mirando a otra: “Me invento mujeres dentro de mí para transmitir lo que quiero delante de una cámara”. Se nota, cuando posa para el fotógrafo se transforma, da la sensación de estar mirando una portada de revista. Las ha protagonizado todas, las del corazón y las cabeceras de moda españolas. Pero, como en toda norma, hay una excepción: Vogue España, y eso que sí ocupó la primera página de la edición francesa en diciembre de 2000. Álvarez no pierde la esperanza: “Llegará”.

A esta workaholic (adicta al trabajo), según ella se define, le quedan muchos proyectos. Tiene uno entre manos que no puede adelantar. Pero, ¿desde qué arista de este mundo? “Belleza”. ¿Quién sabe si dará la campanada retransmitiendo desde la Puerta del Sol algún final de año? Para empezar, ya lo hizo, por primera vez, la pasada Nochevieja desde La Palma, acompañada por aquellos que lo habían perdido todo a causa de la erupción del volcán de Cumbre Vieja. “Fue muy emotivo. Cuando me avisaron de que ya estaba fuera de cámara, lloré y ellos me consolaban. ¡Me daba vergüenza!”. Confiesa que es muy sensible, que llora con facilidad por presión, por emoción, por belleza... Recuerda el último desfile en el que estuvo presente Yves Saint Laurent ―en enero de 2002 en el Centro Pompidou (París)―: “En las fotos se me ven los ojos llorosos. Sabía que estaba viviendo un momento histórico”. Historia de la moda rememorando historia de la moda.


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