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Palomo: “No sé por qué hay cromañones que siguen con ideas tan rancias”

Consiguió romper todas las convenciones establecidas en un mundo en el que es tan difícil llegar con algo novedoso como el de la moda. Bendecido por todos los grandes popes de la industria desde hace cinco años, acaba de hacer un desfile que supone la confirmación de que el mundo vuelve a estar preparado para escuchar hablar de moda

Alejandro Palomo, en su casa de Madrid el pasado viernes.
Alejandro Palomo, en su casa de Madrid el pasado viernes.Olmo Calvo
Raquel Peláez

Hace cinco años, Alejandro Palomo (Posadas, Córdoba, 29 años) pensó que faltaba en el mundo de la moda una marca que permitiese a los hombres vestirse con ropajes habitualmente asignados a las mujeres. La idea parecía una locura pero era tan buena que sus propuestas han seducido desde a Anna Wintour, la gran dama de la moda global hasta a Beyoncé, quien eligió una de sus prendas para presentar al mundo a sus mellizos en una foto inolvidable. La pasada semana presentó su décima colección en un multitudinario desfile en el paseo del Prado, de Madrid, al que acudió, entre otros, el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, quien asistió asombrado al despliegue de ambigüedad de los Palomos, esa troupe sofisticadísima y muy joven que siempre rodea al diseñador: “Al final hemos conseguido que haya gente que viva esta ropa de una forma totalmente natural”.

Pregunta. Cinco años después de empezar, ¿a qué sigue teniéndole miedo?

Respuesta. A quedarme obsoleto y antiguo y hacer algo que no sea relevante para la sociedad. Por eso siempre me mantengo cerca de las generaciones jóvenes, porque me aportan esa frescura. Cuando era niño me juntaba en los recreos con los profesores y ahora que puedo ser el profesor, pues me junto con los niños, a ver qué me cuentan.

P. ¿Y mantiene contacto con esos profesores del colegio?

R. Cuento mucho con mi profesor de Historia del Arte, José Antonio Pérez Guillén, que fue uno de mis grandes descubridores. Siempre que vamos a meterle mano a alguna corriente artística contamos con él para clases magistrales. Te enamora escucharle, es una maravilla.

P. ¿Durante el confinamiento llegó a plantearse a qué se iba a dedicar si hubiese tenido que reciclarse totalmente?

R. Desde luego que sí, que estuve asustadísimo y pensando qué íbamos a hacer con nuestra vida. Pero enseguida intentamos entender qué es lo que teníamos que hacer para adaptarnos a la nueva era: pasar de estar pendiente de lo que dice la prensa de ti en cada momento y mirar solo al cliente, que en ese momento necesitaba pijamas. Pues fue lo que hicimos. Pijamas de seda.

P. ¿Quién era la persona que más le imponía del mundo de la moda cuando empezó?

R. Cuando empecé y a día de hoy, Anna Wintour. Te encuentras con ella, te hace un par de preguntas y ya te tiemblan las piernas. Te pregunta: ¿Cómo es tu negocio? ¿Cómo lo vas a desarrollar? Se te corta la voz y después piensas, dios, podía haber dicho esto o lo otro, soy gilipollas.

P. Esto fuera, ¿en España quién le daba mucho miedo?

R. Pues posiblemente mi madre. Si hubiera sido por ella igual no hubiera empezado con la marca porque tenía un miedo tremendo. En cuanto terminé de estudiar, ella me buscaba entrevistas en Inditex y en Bimba y Lola, que es lo que la hubiera dejado tranquila. Pero yo hice lo que me dio la gana.

P. ¿Y quién le apoyó?

R. Mi padre, que es un soñador como yo. Mi madre desde luego es la que más razón lleva, pero es él quien se ha creído esta historia conmigo.

P. ¿Por qué cree que en su casa han sido tan abiertos de mente?

R. Mis padres, aunque sean de pueblo, han sido los más modernos. Cuando se dieron cuenta de que yo era un niño diferente lo cogieron e hicieron lo máximo de eso. Si a mí me gustaba pintar, mi padre, al día siguiente me traía un caballete, un estuche de óleos o me apuntaba a pintura. Y luego con el tema de la sexualidad, cuando yo era niño, que siempre estás confundido y no sabes muy bien, yo igual decía: “Bueno, cuando tenga novia”. Y mi madre: “Bueno, cuando tengas novia ¡o novio!”.

P. ¿Qué le pareció que el alcalde de Madrid fuese al desfile?

R. Pues muy bien. Es muy importante que vaya a todas las iniciativas que se hagan y más esta, donde el apoyo del Ayuntamiento ha sido fundamental [la música del desfile, compuesta específicamente para la ocasión, la puso la Orquesta Sinfónica Municipal, que tocó en directo]. Además quería darle un beso a Andrea [Levy], que se ha portado fenomenal con nosotros.

P. El otro día circuló mucho una foto del desfile en la que Almeida evita mirar unos pantalones con una especie de solapa trasera que cuando se abre dejan ver las nalgas

R. Lo creas o no son el producto que más hemos vendido en la historia de Palomo. Cada vez que hay una reposición hay una cola de 60 personas para comprarlo. Sienta fenomenal y luego no tiene por qué tener ese uso explícito que te imaginas pero sí ese guiño. Nació en una colección inspirada en la caza, donde los pantalones se abren por delante, como los de los marineros.

P. Vive usted en Posadas, el pequeño pueblo de Córdoba donde nació y tiene su taller. ¿Les miran como bichos raros cuando andan por ahí?

R. A Posadas ha venido desde Almodóvar hasta gente del mundo de la moda de París y es un sitio donde todo el mundo es bienvenido. Estamos todos perfectamente integrados. Tanto que hasta a mí mismo me resulta extraño. El otro día vi a un chico con un vestido en la cola del súper y pensé: “¿Quién coño es ese?” ¡Y resulta que era uno de los míos! [risas]

P. ¿Está usted a gusto en Madrid? ¿Ve la ciudad muy crispada?

R. Sé que se han vivido momentos de mucha crispación, pero la realidad que yo vivo en Madrid es totalmente diferente. Siento una libertad absoluta y te contagias de una energía tan acogedora en cuanto llegas, es alucinante. Tiene tanto de ciudad y tanto de pueblo… Me apasiona, de verdad.

P. ¿Nota más homofobia en las calles cuando viene a Madrid?

R. La verdad es que tengo que decir que la única vez que me han gritado algo por la calle ha sido hace dos semanas. Yo iba con mi chico volviendo a casa por la noche y nos gritaron maricones e hijos de puta. Fue muy fuerte. A mi chico, que es un poco ajeno a todo esto, le dije: “¿Te das cuenta de que nos están lanzando gritos homófobos?”.

P. ¿Y fue duro ese momento?

R. Nuestra primera reacción fue soltarnos de la mano. Pero bueno, intentas que no sea lo principal en tu vida. Nosotros hemos creado una familia de gente que nos hace sentir a gusto. Hay quien tiene mucho miedo al avance y al futuro y no sé por qué hay cromañones que siguen con ideas tan rancias, cuando es muy fácil que vivamos de forma bonita y pacífica. Que cada uno haga lo suyo y lo que haga el de al lado, ¿a ti qué coño te importa?

P. ¿Le cansa que le pregunten si su ropa es más masculina o más femenina y si se la tiene que poner un hombre o una mujer?

R. Ese debate estuvo superado desde el principio. Nosotros nunca hicimos nada con una intención reivindicativa, aunque me gusta que la marca también tenga esa connotación medio política. No pretendo que todo mundo vaya vestido con mi ropa. Yo lo que digo siempre es que Palomo le da la libertad absoluta al hombre para hacer lo que le dé la gana.

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Sobre la firma

Raquel Peláez
Licenciada en periodismo por la USC y Master en marketing por el London College of Communication, está especializada en temas de consumo, cultura de masas y antropología urbana. Subdirectora de S Moda, ha sido redactora jefa de la web de Vanity Fair. Comenzó en cabeceras regionales como Diario de León o La Voz de Galicia.

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