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Melani Olivares: “Tengo tres hijos que alimentar y me meto donde haga falta para sacarlos adelante”

La actriz, conocida por la serie ‘Aída’, presenta ‘La reina del pueblo’ y poco a poco mejora su situación laboral tras tener que pedir dinero a sus amigos

La actriz Melani Olivares, a mediados de junio de 2021 en una terraza de la Gran Vía de Madrid. Foto: Santi Burgos. En vídeo, el trailer de la serie 'La reina del pueblo'.

Las presentaciones, los photocall, las entrevistas… Unos encuentros con el público y con la prensa en los que los famosos parece que tienen que estar más alegres, enérgicos y dicharacheros que nunca. Sin embargo, como en cualquier trabajo, hay días mejores y días peores. De Melani Olivares (Badalona, 48 años), cuyo nombre se popularizó al interpretar a Paz Bermejo en la serie Aída, no se puede esperar en esta ocasión una constante actitud chistosa ni una sonrisa natural para el fotógrafo, pues reconoce estar cansada. La actriz no ha parado en los últimos días. Ha ido de festival en festival y se encuentra en Madrid solo unas horas para promocionar La reina del pueblo, serie que Flooxer, perteneciente a Atresmedia, estrena este próximo domingo. Y para colmo la periodista provoca que se le salten las lágrimas cuando ahonda en temas más personales: “Perdona, es que hoy estoy un poco sensiblera”.

Pero se agradece que comparta este aspecto más emotivo que evidencia que no todo es de color de rosa en la vida de una actriz. Hace unos meses, reveló a la revista Semana que solicitó la prestación de desempleo ante la falta de proyectos por la crisis del coronavirus y, más tarde, explicó en el programa Sábado Deluxe que amigos como Carmen Machi, Yolanda Ramos, Willy Toledo y Gorka Otxoa la ayudaron económicamente. “He estado jodida como hemos podido estarlo el 95% de los actores y no tengo vergüenza en decir que las cosas a veces no van tan bien. Tenemos que humanizar a los actores. Somos gente que curra un huevo, que trabaja muchísimo, muchísimas horas si nos dejan y si podemos”, insiste mientras se fuma un cigarro, sentada al lado de una ventana que da a la Gran Vía. Aunque rápido le quita hierro al asunto y responde con humor: “Estáis todos muy preocupados. Estoy mucho mejor. Muchas gracias”.

Después de una época complicada, en la que participó en la quinta edición de MasterChef Celebrity por necesidad —”Tengo tres hijos que alimentar y me meto donde haga falta para sacarlos adelante”, explica—, su situación está cambiando. En julio estrena la película Donde caben dos y está pendiente de rodar otro largometraje y retomar el teatro. Pese a ser un rostro conocido de la televisión, su hábitat se halla sobre las tablas: “Normalmente estoy en el teatro. Nunca me he bajado de ahí. A mí me gusta mucho, aunque lo compagine con audiovisual”. Lo único que le ha impedido subirse al escenario ha sido la pandemia. Unos días antes de que se decretara el estado de alarma, Olivares trabajaba en la obra Entre ella y yo junto a Carlos Chamarro. “No sabíamos que iban a cerrar los teatros ni que nos íbamos a meter todos en casa. Y entre cajas [bastidores] me lo dijo Anita, la regidora: ‘Despídete, que es la última’. Y así fue”, recuerda la actriz de aquella bajada del telón repleta de incertidumbre.

Todavía le quedan unos meses para volver a sentir el aplauso del público, pero se muestra orgullosa del proyecto que presenta ahora, La reina del pueblo, donde da vida a Estrella Bernal, una exmiss y Mama Chicho que vivió su época dorada en los años noventa y que sigue buscando ese reconocimiento. Se trata de un personaje que enamoró a Olivares desde el primer momento: “Lo que me gustó es que muestra a una mujer deshecha, pero con muchas ganas de sobrevivir, de sobreponerse y de salir adelante”, a lo que añade riéndose: “Es un personaje muy límite, en el que puedes jugar mucho y que está muy desequilibrada”. Tal es el cariño que ha cogido al papel, que le ofreció el director Raúl Navarro, que a su perro lo ha bautizado como Estrellita.

La actriz Melani Olivares, en Madrid.
La actriz Melani Olivares, en Madrid.Santi Burgos

Sin embargo, antes que Estrellita estaba Adela, que formó parte durante 15 años de un sueño cumplido para Olivares. Siempre quiso ser madre, pues su infancia como hija única fue “aburridísima”, y se imaginaba un futuro con muchos niños alrededor de una mesa, ningún hombre a su lado, pero sí un perro sin correa. “Bueno, pensaba en más hijos, pero lo que pasa es que me he quedado solo con tres”, admite entre risas al referirse a Martina, de 14 años, Manuela, de nueve, y Lucho, de cuatro. Una adopción y dos partos tras los que todavía no se la reconoce como madre de una familia numerosa: “He pedido dos veces el carné y me lo han devuelto. ¿Por qué? No lo sabemos”, se pregunta indignada.

La única que de momento está siguiendo los pasos de su madre es la mediana, que ha rodado Express, serie creada por Iván Escobar. Desde muy corta edad, Manuela ha mostrado interés por la profesión de su progenitora: “Se metía en cualquier rodaje y decía: ‘¿Quién manda aquí, mamá?’. Y se iba a hablar con ellos para ver si podía hacer una figuración especial”. La actriz y su hija subieron un vídeo el día de San Valentín en el que Olivares le preguntaba a la niña si tenía novio o novia con total naturalidad. Un gesto que fue ovacionado en las redes sociales, pero que para la intérprete es lo habitual: “A mí lo que me sorprende es que eso sea noticia o que se aplauda cuando en casa es el pan nuestro de cada día”.

También le chocó la repercusión que tuvieron sus declaraciones en Telecinco, donde contó que ha salido con hombres y mujeres y mantiene relaciones abiertas. Eso sí, detesta poner etiquetas a su orientación sexual porque las considera una limitación. “No tengo nada que ocultar ni que mostrar ni que abanderar. Simplemente, cada uno hace con su cuerpo lo que le da la gana”, sostiene.

Tras hablar de sus actuales proyectos, su vida familiar y rememorar brevemente la década que vivió en Aída, se le menciona que una vez comentó que su padre, fallecido hace 27 años, continúa estando muy presente en su vida. En ese instante a Olivares se le humedecen los ojos. Para evitar incomodarla más, se opta por cambiar de tema con una pregunta improvisada en la que ella trata de mantener la sonrisa pese a las lágrimas:

— ¿Cómo te definirías a ti misma?

— Llorona hoy. Uff. Pues es que definirme yo… Tengo un batiburrillo, no sabría definirme muy bien realmente. Pero sí, una tía con punch.

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