Omán ya tiene heredero por primera vez en cuatro décadas
El sultán dicta la primera ley sucesoria que designa a su primogénito, un príncipe formado en el Reino Unido y prometido con una diseñadora
El sultán de Omán ya tiene heredero designado. En contraste con la incertidumbre que prevaleció durante las cuatro décadas de reinado de su predecesor, Haitham Bin Tariq al Said ha modificado la Ley Básica (una carta constitucional otorgada) para establecer la línea de sucesión a través de su primogénito. Aunque el anuncio en los medios omaníes no mencionaba su nombre, el discreto príncipe Theyazin Bin Haitham se ha convertido en el primer príncipe heredero del sultanato en todo menos en el nombre.
De acuerdo con el artículo 5 de la ley revisada, el trono del sultán “pasa al mayor de sus hijos [varones], luego al mayor de los hijos de este, y así sucesivamente”. El decreto, publicado el pasado día 11, al cumplirse un año de que Haitham sucediera a su fallecido primo Qabús, no específica quién es el heredero, ni cuáles son sus responsabilidades. Fuentes omaníes precisan que simplemente se ha establecido el orden sucesorio, pero que no se ha creado el cargo formal de “príncipe heredero”.
Con o sin título, todo apunta a que el príncipe Theyazin (también transliterado como Dhi Yazan) va a ejercer de tal. Desde el pasado agosto, apenas cumplidos los 29 años, es ministro de Cultura, Deportes y Juventud. Ese nombramiento no solo le da acceso al Consejo de Ministros, sino la posibilidad de crear contactos con los jóvenes de su país. Un 40% de los tres millones de omaníes tiene menos de 30 años y, en un momento de crisis como el actual, su apoyo a la transformación del sultanato de una economía rentista a una productiva resulta clave.
En cualquier caso, es la primera vez que fija de antemano quién será el futuro sultán. Algunos observadores han calificado de “revolucionaria” la decisión, largamente reclamada por los inversores y que sin duda busca reforzar la estabilidad del sultanato. Aunque desde finales del siglo XIX el paso del testigo de padres a hijos ha sido la norma, la tradición ibadí (rama del islam predominante entre los omaníes) determinaba que esa sucesión no fuera automática, sino fruto de consulta entre la familia real. Qabús considerado el padre del moderno Omán, no tenía ni hijos ni hermanos por lo que en previsión de que no hubiera acuerdo, dejó escrito el nombre de su elegido en una carta sellada que, al parecer, no fue necesario abrir.
Theyazin, que se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad Brookes de Oxford, se incorporó al servicio diplomático en 2013, siguiendo los pasos de su padre. Cuando este accedió al trono el año pasado, ejercía como segundo secretario en la Embajada de Omán en el Reino Unido, un importante destino dada la relevancia de las relaciones bilaterales entre ambos países.
Poco se conoce, sin embargo, de su vida privada. Soltero hasta la fecha, las webs que siguen los pormenores de la realeza árabe aseguran estos días que se ha comprometido con su prima la princesa Meyyan Bint Shihab al Said. La joven, hija de un hermano del sultán que ejerce de viceprimer ministro y ministro de Defensa, es diseñadora de interiores y fotógrafa, según la Arabian Royal Agency que incluso les ha felicitado con un mensaje en Instagram. No ha habido anuncio oficial, ni hay imágenes de la pareja.
Ninguno de los dos tiene presencia pública en las redes sociales. La cuenta de Instagram que mantienen “los admiradores de su alteza Thezayin Bin Haitham al Said” ni siquiera ha recogido su nueva condición de heredero. De confirmarse la noticia de la boda, va a constituir una prueba de cómo la primera familia omaní combina su tradicional discreción con la curiosidad pública y la necesidad de transmitir una imagen más cercana a la población. La esposa del sultán, la princesa Ahad Bint Abdullah Bin Hamad al Busaidi, ya realizó un exitoso ejercicio al aparecer en público el pasado noviembre, algo inusual entre las primeras damas de la región.
Esos gestos se enmarcan en cambios de mayor calado. Aunque Haizam mantiene la neutralidad en asuntos exteriores que cultivó su antecesor, está haciendo cambios en la política interna. El mismo decreto que fijó la sucesión, crea un comité para supervisar y evaluar el rendimiento de los altos funcionarios. Se trata de un esfuerzo para alentar la responsabilidad ante las dificultades que Omán afronta para financiarse. El sultanato, cuya producción de petróleo no llega al millón de barriles diarios, ha sufrido el doble golpe de la caída de los precios del crudo y la pandemia. Su economía es la que más se ha contraído de las seis monarquías del Golfo.
Una dinastía con siglos de historia
La dinastía Al Busaidi lleva gobernando Omán desde mediados del siglo XVIII cuando uno de sus ancestros fue elegido imam, como se denominaba al líder político y religioso entre los musulmanes. Pero su árbol genealógico se remonta siglos atrás a una de las tribus primigenias del sur de Arabia, en lo que luego sería Yemen. La dinastía alcanzó su apogeo bajo el reinado de Said Bin Sultan (1806-1856), cuando el país se convirtió en el centro de un imperio marítimo que abarcó desde Zanzíbar (en la costa este de África) hasta Baluchistán (en el actual Pakistán), pasando por el golfo Pérsico. Como casi la mitad de los omaníes, sus miembros siguen el islam ibadí, una escuela previa a la división entre suníes y chiíes, y que destaca por su tolerancia con otros credos.
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