Miguel Iglesias, un asesor inmobiliario en un clan de artistas
El hijo mayor de Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger vive en Miami, acaba de cumplir 23 años, es amante de todo tipo de deportes y tiene gustos muy exclusivos
Miguel Iglesias es el hijo mayor de Julio Iglesias y la modelo Miranda Rijnsburger y también uno de los descendientes del cantante del que menos se sabe. Nació el 7 de septiembre de 1997 en el exclusivo hospital Mount Sinaí de Miami (Florida, EE UU) y su llegada al mundo marcó la tercera etapa en la vida sentimental de su padre, que entonces ya tenía 54 años y llevaba siete de relación estable con la discreta Miranda, después de su divorcio de Isabel Preysler y de años de continuas conquistas sentimentales de escaso recorrido.
Recién cumplidos los 23 años, las felicitaciones de su familia en las redes sociales han vuelto a despertar el interés por Miguel, Michael, como le conocen en su entorno en Miami, la ciudad en la que reside habitualmente. Menos conocido que sus hermanos mayores —Chabeli, Enrique y Julio José— y que sus hermanas menores, las gemelas Victoria y Cristina, que al cumplir los 18 años decidieron exponerse más para conseguir su objetivo de posicionarse en el mundo de la moda, Miguel ha mantenido un perfil público bajo y nunca se ha prodigado en las revistas, salvo en algún posado junto a su madre y hermanos (las gemelas, Rodrigo y Guillermo) cuando era más pequeño.
Su infancia y adolescencia ha transcurrido alejada del ruido mediático y entre Miami y Punta Cana, los sitios en los que su padre tiene dos mansiones, y con visitas de verano anuales a Andalucía, donde pasa parte de la temporada estival junto a su familia en la finca de Ojén, próxima a Marbella, que tiene allí el cantante. El joven, que se llama Miguel en un gesto de homenaje al concejal del PP Miguel Ángel Blanco asesinado por la banda terrorista ETA el mismo año en el que él nació, estudia Finanzas en Miami y acaba de comenzar a trabajar a principios de este mes como asesor en el equipo de ONE Sotheby’s International Realty, una exclusiva agencia inmobiliaria que se centra en la compra y venta de casas de lujo en Miami. Un terreno que él debe conocer bien, porque la casa de su padre en Indian Creek forma parte precisamente de una de las urbanizaciones más lujosas y protegidas de esta isla privada en la que apenas hay 30 mansiones y dónde viven otros famosos como la cantante Beyoncé o la modelo Adriana Lima.
El entorno en el que se ha criado Miguel Iglesias le ha convertido en un amante de los deportes, los viajes y también de la vida de alta gama. En su cuenta de Instagram se le puede ver practicando todo tipo de deportes desde motocross a kite-surf, pesca, windsurf, paracaidismo o recorridos en todoterreno. También en una evocadora imagen en la que se le observa con una mochila a la espalda encaminándose hacia un jet privado —probablemente el de su padre— con destino a alguno de los muchos viajes a los que es aficionado. Algunos medios también apuntan que entre sus gustos están los coches y que el año pasado recibió como regalo de Navidad anticipado un BMW M5 de color gris plata valorado en unos 140.000 euros. También dispone de un todoterreno Mercedes Clase G que vale entre 115.000 y 180.000 euros.
Un estilo de vida nada desdeñable para un joven que acaba de empezar su andadura profesional y que hasta hace poco mostraba sus preferencias por llegar a ser productor musical, un camino en el que quería ayudar a su hermano Rodrigo, dos años menor que él y quien ha expresado su deseo de probar suerte como cantante, tal y como han hecho sus hermanos Enrique y Julio José Iglesias.
Hasta hace pocos meses Miguel Iglesias, que tiene un gran parecido físico y estilístico con su hermano Enrique, tenía una relación sentimental con Danielle Oblevith, una joven de 22 años con la que compartía la afición por los deportes más arriesgados y que se parece mucho a la extenista Anna Kournikova, pareja de Enrique Iglesias. Con la joven, que estudia un grado en Economía con especialidad en Historia del Arte en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Pensilvania, se le podía ver en los círculos más exclusivos de Miami, donde frecuenta restaurantes y discotecas de lujo y donde parece no reparar en gastos a la hora de consumir botellas de champán o sofisticados platos.
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