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La ‘reina dragón’, la Kate Middleton del Himalaya, un soplo de aire nuevo en Bután

Jestun Pema conoció al rey con 7 años, hace 9 se casaron y recién estrenada su segunda maternidad celebra su 30º aniversario

El rey de Bután, Jigme Khesar Namgyei Wangchuck, y su esposa, Jetsun Pema.
El rey de Bután, Jigme Khesar Namgyei Wangchuck, y su esposa, Jetsun Pema.CORDON PRESS

Se convirtió en la reina más joven del planeta al casarse en 2011 con Jigme Khesar Namgyel Wangchuk, conocido como el rey Dragón de Bután. Casi una década después, Jetsun Pema cumple treinta años convertida en una consorte muy querida en el pequeño país, donde se la bautizó como la “Kate Middleton” del Himalaya. Además de compartir complexión atlética y estilo con la británica, Jetsun también parece haberse adaptado a los protocolos y costumbres palaciegas, en su caso de la nación “más feliz del mundo”.

La familia real de Bután, en la primera foto con su segundo hijo, nacido el 19 de marzo de 2020.
La familia real de Bután, en la primera foto con su segundo hijo, nacido el 19 de marzo de 2020.RB (GTRES)

Una de ellas es la de fotografiarse en ocasiones especiales, como su trigésimo cumpleaños. Con motivo del aniversario este 4 de junio, la reina compartió en redes sociales varias imágenes presentando por primera vez a su segundo hijo, nacido el pasado 19 de marzo y cuyo nombre no ha sido todavía revelado. Su marido y su primogénito, el príncipe Jigme, también posan en un par de instantáneas, sentados en los jardines del Palacio Lingkana de Thimphu, la capital del país.

No hay nada que reivindique mejor el autoproclamado título de Bután como el país más feliz del mundo que la dichosa estampa de la familia real. La etiqueta hace referencia a la decisión del padre del actual monarca, Jigme Singye Wangchuk –el cuarto rey Dragón–, de medir la calidad de vida nacional en función del índice de Felicidad Interna Bruta (FIB), que tiene no solo en cuenta el crecimiento económico, sino también la conservación de las costumbres locales y el cuidado del medio ambiente. En honor al tercer criterio, cuando nació el primer hijo de la pareja el país lo celebró plantando más de 100.000 árboles.

Butanesa de origen, la reina se ha convertido en imagen natural del peculiar indicador, que para sus críticos oculta otras circunstancias menos halagüeñas del país, como el supuesto trato preferente hacia la cultura mayoritaria butanesa, con raíces tibetanas, en detrimento de la minoritaria nepalí. Desde que se casó con el rey, Jetsun se ha dedicado a distintas labores benéficas: ha trabajado con niños con necesidades especiales, preside la Cruz Roja del país y es embajadora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Su figura, además, ha dado un toque de modernidad a una institución que, hasta su llegada, adolecía de un cierto atavismo. Uno de los cambios más significativos fue la decisión del rey de cumplir con el deseo de Jetsun de romper con la tradición polígama de las generaciones previas. El mismo rey es hijo de la más pequeña de cuatro hermanas, todas ellas casadas con su padre, responsable de la democratización del país.

Porque si hay algo de los jóvenes reyes que empezó a conquistar a los butaneses, fue su historia de amor. La pareja se conoció durante unas vacaciones de verano, cuando ella tenía solo siete años y él 17. Pese a la diferencia de edad, este aseguró tener una revelación y acordó con los padres de quien sería su futura esposa, casarse con ella si al cumplir la mayoría de edad la joven aún no tenía pareja. Sus deseos se cumplieron, y en 2011, con él ya convertido en rey tras la abdicación de su padre en 2006, celebraron su enlace.

El monarca se ha deshecho en alabanzas hacia su esposa. “Es un ser humano maravilloso, muy inteligente”, ha subrayado. “Ella y yo tenemos algo muy importante en común: amor y pasión por el arte”. De hecho, historia del arte es, junto a la psicología, una de las especialidades de la “reina Dragón”, que estudió Relaciones Internacionales en Regent’s College en Reino Unido, país en el que también se formó su esposo, en la Universidad de Oxford.

Aunque oficialmente plebeya, Jetsun se crió cerca de los círculos sociales de la familia real. Hija de un piloto, su bisabuelo paterno fue gobernador de Trashigang, uno de los distritos más importantes del país, que cuenta con poco más de 750.000 habitantes y está enclavado entre China e India. Su abuelo materno era medio hermano de una de las esposas del segundo rey de Bután. La consorte tiene dos hermanos y dos hermanas, la mayor de las cuales está casada con un hermano del rey.

Desde que contrajeron matrimonio hace casi una década, los reyes son la carta de presentación de un país que se mantuvo durante siglos aislado del mundo para preservar su cultura. La televisión e Internet solo están permitidos desde 1999, mientras que los primeros turistas extranjeros llegaron apenas dos décadas antes. Una de las visitas más prominentes fue la de los duques de Cambridge en 2016, a quienes recibieron los jóvenes reyes con la pompa y circunstancia esperadas. Y tras la que los butaneses, aún muy protectores con su identidad nacional pero definitivamente más abiertos a influencias externas que décadas atrás, decidieron rebautizar a sus reyes “dragones” como “el Guillermo y Kate del Himalaya”.

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