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Laurene Powell, la filántropa que maneja el patrimonio que dejó Steve Jobs

La viuda del cofundador de Apple es la octava mujer más rica del mundo y considera el dinero una herramienta para ayudar a los demás

Laurene Powell Jobs, en Nueva York (EE UU), el pasado noviembre.
Laurene Powell Jobs, en Nueva York (EE UU), el pasado noviembre.Dia Dipasupil (Getty Images)
El País

Laurene Powell Jobs, viuda del cofundador de Apple Steve Jobs, posee una fortuna de 16.400 millones de dólares (casi 15.000 millones de euros). Esto la convierte a sus 56 años en la octava mujer más rica del mundo, según la revista Forbes. Su riqueza se ha reducido algo más de 2.000 millones de euros con respecto al año pasado debido a una disminución en el precio de las acciones que posee de Disney y a que dicha publicación ha tenido a su disposición datos más fidedignos sobre sus bienes. Pero aún así sigue siendo mucho dinero y, a diferencia de su difunto marido, ella está empeñada en emplearlo principalmente para fines filantrópicos.

Steve Jobs tenía fama de contradictorio, arrogante, vulnerable y no excesivamente generoso con las causas sociales ni especialmente implicado en batallas por las decisiones de los políticos. Ella era su contrapunto en este aspecto y lo sigue siendo tras su fallecimiento en 2011 por un cáncer de páncreas. En estos años sin el empresario, poco a poco se ha desprendido de la etiqueta de “esposa de” para ganarse la de filántropa, pues siempre ha estado preocupada porque su fortuna tenga un impacto social. En alguna ocasión ha explicado que ve el dinero como “una herramienta", pero asegura que no es algo que forme parte de lo que es ella misma.

En 2004 fundó Emerson Collective, una organización centrada en temas sociales como la educación, el medio ambiente y la migración. Se ha convertido en una aliada de los inmigrantes desde que Donald Trump emprendió la carrera por la Casa Blanca. Incluso llegó a reunirse con él, ya como presidente de Estados Unidos, en 2017. Un encuentro en el que resaltó las aportaciones que los inmigrantes han hecho al país tomando a su marido como ejemplo. Jobs era de origen sirio; su padre biológico, Abdul Fattah Jandali, llegó a EE UU como refugiado desde Homs (Siria), huyendo de la guerra en 1952. Laurene Powell Jobs no esconde sus tendencias políticas: es donante habitual del Partido Demócrata y participó en la campaña de Hillary Clinton.

Steve Jobs y Laurene Powell Jobs, en Hollywood (California, EE UU), en 2010.
Steve Jobs y Laurene Powell Jobs, en Hollywood (California, EE UU), en 2010.getty images

Pero su labor altruista no solo se desarrolla en Emerson Collective. Desde 1997 trabaja como cara visible de College Track, una ONG centrada en ayudar a los jóvenes estadounidenses con bajos ingresos a acceder a la universidad. Powell también invierte en otras compañías como Pinterest o el equipo de hockey Washington Capitals, siempre que dichas empresas respeten los parámetros de su misión filantrópica. También es la mayor accionista de la revista The Atlantic, que en mayo anunció el despido del 20% de su plantilla, así como una congelación del salario de los trabajadores que permanecen y una reducción en el sueldo de los ejecutivos, una situación que ha generado numerosas críticas contra Powell.

Su relación con dicha publicación, que comenzó en 2017 al abonar 100 millones de dólares, es a través de su principal fundación, Emerson Collective, pues también trabaja el ámbito periodístico. Recientemente Powell ha comentado al diario The New York Times que a su marido “no le importaba la acumulación del dinero”, por lo que ahora ella se dedica a sus acciones filantrópicas “en honor a su trabajo” y “para que ayude a crecer a las personas y a las comunidades de manera sostenible”. “Una de las cosas más profundas que aprendí de él fue que no tenemos que aceptar el mundo en el que nacemos como algo fijo e impermeable. Cuando te acercas a las cosas, solo son átomos como nosotros que se mueven todo el tiempo. A través de la energía, de la fuerza de voluntad, de la intención y del enfoque podemos cambiar el mundo”, ha relatado.

Dicha riqueza que ahora se destina a fines solidarios proseguirá con el mismo objetivo, pues no será heredada por los hijos que tuvo con Jobs: Reed, Erin y Eve, de 28, 24 y 22 años, respectivamente. “No me interesan los edificios patrimoniales heredados y mis hijos lo saben. Si vivo lo suficiente, todo esto terminará conmigo”.

No obstante, la familia disfruta también de una vida millonaria. Powell adquirió en 2018 una vivienda de 600 metros cuadrados de cuatro plantas situada en frente a la bahía de San Francisco y con vistas al mítico Golden Gate por la que pagó 14,5 millones de euros, previo regateo con el vendedor de casi 400.000 dólares. También es propietaria de uno de los yates más exclusivos del mundo, el Venus, un barco de 78 metros de eslora diseñado por Philip Starck que el genio de Cupertino encargó a los astilleros Feadship antes de morir y que no llegó a ver navegar.

Su fama le ha llevado a rodearse de grandes estrellas que también persiguen el bien común. A raíz de la crisis del coronavirus se ha sumado a Leonardo DiCaprio para la creación de un fondo de alimentos, America‘s Food Fund, para apoyar a ONG como Feeding America y World Central Kitchen, esta última creada por el chef español José Andrés. El actor y la filántropa han donado de manera conjunta unos 4,5 millones de euros. Una iniciativa con la que han conseguido recaudar más de 23 millones de euros, con el objetivo puesto en alcanzar unos 27 millones. Entre las celebridades que han aportado algo de dinero se encuentran la cantante Lady Gaga, la presentadora Oprah Winfrey y la actriz Laura Dern.

También su faceta solidaria le une a Ben Affleck. La millonaria y el actor son “viejos amigos”, como explicó una portavoz después de que se especulara con una posible relación tras ser vistos cenando juntos en el restaurante Giorgio Baldi, en Santa Mónica (Los Ángeles), el año pasado. Affleck fundó la Iniciativa del Congo Oriental y Powell ha estado involucrada con dicha organización desde 2010.



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