A Emilia Clarke tampoco le gustó el final de ‘Juego de Tronos’
Casi un año después de terminar la serie, la actriz reconoce que le pareció “triste e injusto” el modo en que desapareció su personaje
Casi un año después de que una de las series con mayor éxito mundial llegara a su fin, algunos de sus protagonistas se han atrevido a dar su opinión sobre el tan comentado —e incluso polémico— final que tuvo Juego de Tronos. Ha sido el caso de la propia Emilia Clarke, Daenerys Targaryen en la ficción, quien ha levantado la liebre y ha confirmado lo que muchos ya sospechaban: a ella tampoco le gustó el capítulo final.
“No me sentí nada feliz cuando leí el guion y en cada giro de la trama intenté no pensar demasiado en lo que iban a decir los demás cuando se emitieran los capítulos”, cuenta la actriz en una reciente entrevista con The Sunday Times. “Pero en el fondo siempre tuve presente lo que podrían opinar los seguidores. Al fin y al cabo, todo se lo debíamos a ellos. Ellos fueron los que nos convirtieron en un éxito. Me parecía lo más correcto y educado por mi parte”, añade.
En el capítulo final, Daenerys muere a manos de su amante —y sobrino— Jon Snow, protagonizado por Hit Karington, después de haber capitaneado un genocidio de civiles inocentes en su afán de hacerse con el Trono de Hierro. Pero no fue la muerte de su personaje lo que más frustró o decepcionó a la actriz, sino las formas en que se desarrolló todo y, especialmente, que no recayera ningún tipo de represalia sobre el otro protagonista de su desaparición. “Lo sentí realmente por ella. Y sí, me molestó mucho que Jon Snow no tuviera que afrontar ninguna consecuencia por matarla. Salió totalmente impune de ese crimen”, defiende.
Clarke incluso llega a considerar que tal vez fue una equivocación condensar todo el final prácticamente en un solo capítulo. “No sé, quizá terminamos de manera demasiado abrupta. A lo mejor podríamos haber desarrollado la historia varios capítulos más para que todo tuviera más sentido”, concluye. Una opinión nada alejada a la que tuvieron miles de seguidores de la serie quienes, a través de una recogida de firmas, solicitaron a HBO que se rehiciera toda la última temporada y mostraron su desacuerdo con los guionistas y productores sobre cómo habían variado algunos de sus iniciales argumentos.
Aunque esta es la primera vez que Clarke opina tan abiertamente sobre el final de la serie que la catapultó a la fama, la actriz ya había hecho alguna mención al respecto. Fue el pasado septiembre, cuando consideró “profundamente halagador” el rechazo que había generado el último capítulo para mucho de los seguidores, ya que eso mostraba todo el cariño que le tenían a su personaje y a la ficción en general.
Tras ocho temporadas y con un promedio de casi 12 millones de espectadores por capítulo solo en Estados Unidos, Juego de Tronos fue una serie que trascendió la televisión y se convirtió en un auténtico fenómeno cultural mundial. Abrió la puerta del éxito a muchos de sus protagonistas además de Clarke y Harington, como Peter Dinklage, Sophie Turner, Maisie Williams o Lena Headey, entre otros. Sin embargo no todo ha sido un campo de rosas. A lo largo de estos años se ha sabido que muchos de ellos no supieron gestionar la inmensa fama que alcanzaron en tan poco tiempo y también las presiones que sufrieron en algunas ocasiones.
La propia Emilia Clarke desveló el pasado noviembre las discusiones que había tenido con algunos de los jefes de la producción debido a los frecuentes desnudos que tuvo que protagonizar, especialmente en las primeras temporadas. “Les decía que la sábana no me cubría todo el cuerpo y ellos contestaban: ‘No querrás decepcionar a tus seguidores”, reveló la actriz en una entrevista. La intérprete, ahora tiene 33 años, pero cuando se empezó a rodar la serie, en julio de 2010, tenía 22. La juventud, la falta de experiencia y la presión acabó generándole un estrés que le llevó a depender del alcohol. De hecho, en 2016, dijo a The Sun sobre estas escenas: “Todo lo que necesito es vodka, una iluminación favorecedora y estoy lista”. En el alcohol también se refugió su compañero Kit Harington, quien tras terminar Juego de Tronos ingresó en una clínica antiestrés para gestionar los problemas que le generó la fama y la presión que vivió con su personaje.
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