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Confidencias y secretos de Marisa Bruni Tedeschi, la madre de Carla Bruni

A punto de cumplir 90, la pianista revela los años que vivió como suegra del entonces presidente francés Nicolas Sarkozy y rememora las tragedias de su familia

Carla Bruni y su madre, Marisa Bruni Tedeschi, en una gala solidaria contra el Alzheimer en París, en 2017.
Carla Bruni y su madre, Marisa Bruni Tedeschi, en una gala solidaria contra el Alzheimer en París, en 2017.E-PRESS PHOTO.COM ( / Cordon Press)
El País

La pianista y actriz Marisa Borinim, viuda de Alberto Bruni-Tedeschi y madre de Carla Bruni, se prepara para cumplir 90 años el próximo 1 de abril. Una cifra “escandalosa”, según ha calificado ella misma en una entrevista con Il Corriere della Sera, y que celebrará tocando el piano. “Tendré un concierto aquí en París el 1 de abril, el día en que cumplo ese gran número de años que odio y me resulta escandaloso”. Pese a ese odio, Marisa admite sentirse muy bien, más allá del cansancio natural, pero con el cerebro en perfectas condiciones. “Todavía toco el piano de memoria. Para mi cumpleaños haré una fantasía de Schubert a cuatro manos con un amigo, luego Ravel, Erik Satie y Schumann con Martin Egel, con quien he viajado durante veinte años”, cuenta al diario italiano.

Un concierto en el que seguro asisten sus hijas, la cineasta Valeria Bruni, y la exmodelo y cantante Carla Bruni, quien irá acompañada del expresidente francés Nicolas Sarkozy, al que Marisa tiene gran aprecio. Y es que la suegra de Sarkozy guarda grandes recuerdos de la etapa en la que su hija fue primera dama de Francia. “Nicolas me ha llevado a muchos viajes interesantes. Es encantador”, dice de su yerno y recuerda a las grandes personalidades a las que ha conocido. “Los Obama llegaron al Elíseo con sus hijas y con la madre de Michelle, con quien me escondía a fumar fuera, porque a Michelle [Obama] no le gusta que se fume dentro de casa”, recuerda. También coincidió con la reina Isabel II, con quien habló de la crianza de los hijos. “Ella sabía lo de Virginio”, dice sobre su primogénito fallecido en 2006 a causa del sida. Del Papa Ratzinger cuenta que la primera vez que le vio fue en el Vaticano. “Él no me recibió porque Carla aún no estaba casada. Después, sin embargo, en el Elíseo me regaló un hermoso rosario de perlas”. Y de Sonia Gandhi, la política india de origen italiano y esposa de Gandhi no guarda un buen recuerdo. “La encontré desagradable. [...] Inmediatamente nos dijo [a Carla y a mí] que ahora es india, que ya no viaja a Turín y no habla italiano”.

Marisa Bruni ha vivido en París desde que en los años 70 se mudó desde Turín junto a su familia. Esta pianista y concertista de profesión, conoció la guerra y el fascismo en su máximo esplendor, y un matrimonio que le proporcionó una vida de libertad y viajes por todo el mundo, en contacto con los mejores artistas de su época que le abrieron paso a una vida privilegiada y exitosa. Una existencia que también estuvo marcada por tragedias como el fallecimiento de su padre y la muerte trágica de su hijo Virginio, víctima del sida a los 46 años.

Carla Bruni, con su madre Marisa y su hermana Valeria.
Carla Bruni, con su madre Marisa y su hermana Valeria.AFP

De la guerra, Bruni tiene recuerdos muy claros que sabe que nunca olvidará.“Recuerdo la guerra, los bombardeos, y yo la niña que repartía chocolate a los soldados y se desmayaba cuando veía sus manos amputadas” cuenta y añade cuál fue uno de los momentos que más miedo pasó: “Mi madre, mis dos hermanas y yo terminamos en una redada de los nazis. Nos colocaron sobre un maizal para dispararnos. Yo tenía 15 años. Después de dos horas decidieron dejarnos libres no sin antes incendiar nuestro hogar y haciéndonos testigos de la ejecución de seis niños”. Una imagen, la de esos niños colgando de la horca, que Marisa Bruni nunca podrá borrar de su mente.

Pero atrás quedaron esos años para una niña inquieta que, pese a esas circunstancias, consiguió desarrollar una destreza mágica con el piano. A los 21 conoció al que seis años después se convertiría en su marido, Alberto Bruni Tedeschi, su verdadero amor, pero no el único. “Alberto era 15 años mayor que yo y tenía una inteligencia extraordinaria. Me enseñó todo: arte, música, finanzas. Nos queríamos mucho. Nunca nos separamos. Fue una historia de amor con cierta libertad. No escondimos nada y nunca nos peleamos por eso. La estima y el amor más profundo siempre ha permanecido”, recuerda del compositor y magnate industrial, conocedor de las infidelidades de su esposa. La lista de amantes de Marisa Bruni van desde el gran pianista Arturo Benedetti Michelangeli hasta el joven Maurizio Remmert, veinte años menor que ella, y cuyo amor de seis años le convirtieron en el padre natural de Carla Bruni, quien no supo la verdadera identidad de su padre biológico hasta los 28 años.

La muerte de su primogénito Virginio, en 2006, con años y tras 15 enfermo de sida, marcó un antes y un después en la vida de la madre de la exmodelo y cantante Carla Bruni. “Fue el momento más triste de mi vida”, rememora la artista, quien asegura que deseó morir cuando perdió a su hijo. "En este momento, uno quiere morir, pero como ni morir es fácil, te adaptas, encuentras actividades, recurres a otros que se quedan", cuenta ahora en referencia a sus dos hijas como grandes apoyos. La artista se refugió en su familia, en su música y también en la asociación que fundó en honor a su hijo un año después de su muerte, la Fundación Virginio Bruni-Tedeschi.

Hace apenas siete años, Marisa Bruni protagonizó la película de su vida de la mano de su hija Valeria, quien abordó esos demonios familiares en la película que dirigió, realizó y también protagonizó, Un castillo en Italia; y en 2016 la propia matriarca de la saga escribió su biografía. Ahora, a los casi 90 años, Marisa Bruni-Tedeschi sigue contando su historia.

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