Pon a Satán en tu bebida
Idea para productora de televisión: ¿qué tal un programa sobre los fanáticos religiosos más descerebrados? Se podría llamar Predicadores extremos, y sería como un Cuerpos embarazosos o un Empeños a lo bestia pero con chalados de la fe explicando sus teorías. Vale, puede que no sirva para el prime time de una cadena generalista, pero desde el nicho de los que amamos a estas criaturas lo seguiríamos con pasión.
Si me dejaran dirigir el espacio lo estrenaría con un programa dedicado en su integridad a James David Manning, que en estos momentos es mi pastor integrista estadounidense favorito. Lo descubrí en agosto cuando predijo que Putin sacaría del armario a Obama en menos de 100 días, en una profecía que no por incumplida deja de resultar atractiva. Y ahora regresa triunfal con unas declaraciones que son arte puro: asegura que Starbucks aromatiza sus cafés con semen de hombres gays infectado con ébola.
Los datos en los que se basa el religioso de Harlem para afirmar tal disparate no llegan ni siquiera a la categoría de leyenda urbana: simplemente tomó por serio un artículo satírico y después mezcló churras con merinas en su chifladísima cabeza. Pero mola imaginar a los ejecutivos de Starbucks planeando algo así. “¿Y si al Caramel Macchiato le añadimos un poco de semen?”. “Vale, pero que sea de gays porque dará más textura. Y pongámosle un puntito de ébola, para que no se parezca demasiado al Mocca Blanco”.
El segundo capítulo de Predicadores extremos estaría dedicado a la loca de Monster. Esta señora anónima nos cuenta por qué esta bebida energética es obra del demonio en un maravilloso vídeo subido a YouTube la semana pasada, que ya lleva cerca de siete millones de visionados. Según ella, el logo de la M es 666 escrito en hebreo, la O de Monster lleva una cruz que se pone al revés cuando bebes, y el eslogan publicitario de la marca, “Libera la bestia”, remite sin duda a Satán. Yo sumaría al argumentario el sabor a pis de orco de este producto, claramente diseñado en el departamento de i+D del infierno, pero la loca no se moja en cuestiones organolépticas.
La pega que le veo a mi proyecto es que, emigrado a Raticulín mi muy añorado Carlos Jesús, en España escasean estos visionarios. Pero quién sabe, quizá en el futuro las personas que difunden bulos locales como el de las patatas Lay's (“en la bolsa pone artesanais porque les han prohibido usar la palabra 'artesanas”) los enriquezcan con algún toque satánico (“en las misas negras se comulga con estas chips”), y dispongamos entonces de personajes patrios con los que reírnos un rato.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.