El año del gran impulso al 5G
La banda de frecuencia de 26 GHz que se licitará en el segundo semestre acelerará la transformación digital de áreas clave como la sanitaria o la industrial
Será el año 2022 el del impulso definitivo para la expansión de la tecnología 5G con la licitación de la banda de frecuencia de 26 GHz, identificada como prioritaria junto a las bandas de 700 MHz y 3,5 GHz. De esta forma se irá cumpliendo la hoja de ruta del Gobierno para la conectividad y que forma parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Este tipo de banda supondrá un gran avance para la transformación digital de la economía debido a su baja latencia, y será clave para sectores como el sanitario, el agroalimentario o el industrial. Los expertos señalan que es necesario agilizar los procesos administrativos para el despliegue de redes de telecomunicaciones, la compartición de infraestructuras y espectro e incentivar la inversión en redes.
Como explica Noelia Miranda, responsable técnica del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT), “la banda de 26 GHz es interesante por las velocidades que ofrece, la conectividad se produce casi en tiempo real (baja latencia), y esto tiene un tremendo potencial para su uso. Por ejemplo, en cobertura específica de áreas de alta densidad de tráfico como intercambiadores de transporte, aeropuertos, estaciones de tren, estadios deportivos…, para la provisión de enlaces fijos inalámbricos y aplicaciones industriales mediante redes privadas”.
Sin embargo, su licitación no se producirá hasta el segundo semestre de 2022. Mientras tanto, acaba de concluir la consulta pública sobre su gestión y explotación. El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a través de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, ha escuchado las contribuciones de los diferentes agentes del sector sobre la demanda existente de esta banda de frecuencias y sus aplicaciones, los modelos de autorización y de negocio, el ámbito territorial de las licencias, y la disponibilidad existente de equipamiento y la cadena de valor asociada.
El informe 5G: la transformación de sectores clave, del Observatorio Nacional 5G (ON5G), elaborado a partir de las contribuciones de entidades que están desarrollando experiencias piloto, muestra el potencial de la tecnología 5G en algunos de los sectores verticales más importantes del país. Por ejemplo, para las industrias del futuro en las que existen procesos que dependen críticamente de la latencia, o cómo la calidad de las imágenes médicas será clave para la monitorización remota. También para la agricultura, en la que se requiere una amplia cobertura y suficiente ancho de banda para la recopilación de datos, gestión de sensores IoT y precisión en su posicionamiento. “Es una muestra de lo que está por venir, pero con la implementación de la banda de 26 GHz veremos cómo la demanda del uso de esta tecnología crecerá exponencialmente”, apunta Federico Ruiz, director de ON5G.
Aplicaciones limitadas
El espectro disponible en cada banda es el que determina la velocidad de transferencia de la información, de modo que a bandas con mayores frecuencias, mayor ancho de banda como la de 26 GHz, como explica Miranda. “Sin embargo, cuanto más alta es la frecuencia, menor es su capacidad de penetración y, por tanto, su alcance”, aclara. La responsable técnica del COIT añade que, por ello, la banda de 26 GHz tendrá aplicaciones del tipo comunicaciones de banda ancha, provisión de enlaces fijos y aplicaciones industriales de diferentes sectores verticales, cuyo alcance de cobertura será limitado, de decenas o cientos de metros.
Un ancho de banda jamás utilizado hasta ahora y que ofrece un servicio similar al de la fibra óptica, como explica Ronald Pablos, profesor del Máster en Internet de las Cosas de la Universidad Internacional de Valencia. “Aunque las velocidades que ya ofrece el 5G para el uso doméstico son muy altas y efectivas, la implementación de bandas de alta frecuencia podría ser determinante también para la digitalización de zonas rurales”, destaca Pablos.
Como apunta Víctor Calvo-Sotelo, director general de la Asociación Española para la Digitalización (DigitalES), la digitalización tiene un impacto directo sobre la economía y el bienestar social que la pandemia ha puesto en evidencia. “Necesitamos conectividad y herramientas digitales para realizar muchas de nuestras labores profesionales y personales: teletrabajar, conectar con proveedores y clientes, comunicarnos con familiares y amigos…”, argumenta.
El director de DigitalES destaca la revolución que traerá consigo el afianzamiento de la conectividad móvil de quinta generación. “Al igual que las redes 3G permitieron la aparición de los smartphones y de la economía de las apps, y el 4G disparó el vídeo en streaming, el 5G va a hacer posible la aparición de nuevos modelos de negocio y nuevas oportunidades para las empresas y para los ciudadanos”, añade.
Sin embargo, el despliegue de las redes de tecnología 5G condicionará los tiempos de la transformación económica. Por su parte, el Gobierno pretende agilizar el despliegue de infraestructuras a través de procedimientos rápidos que permitan su desarrollo mediante la ocupación del dominio público y garantizar la implementación de la “caja de herramientas de conectividad” propuesta por la Unión Europea.
“En cualquier caso, la rapidez con la que puedan realizarse estos despliegues depende fundamentalmente de dos circunstancias: los recursos de los que dispongan las operadoras, principalmente las que asumen el grueso de la carga inversora, y las trabas administrativas que encuentren estas empresas”, explica Calvo-Sotelo. Para Noelia Miranda es fundamental regular los precios de salida y establecer unas condiciones de pago en la subasta de la banda de 26 GHz que incentiven y no penalicen la inversión en redes. “Si queremos que el 5G sea la piedra angular de la transformación económica, hay que ponerlo fácil”, concluye.
La seguridad de las redes
Despliegue de redes 5G, sí, pero no de cualquier forma. Esta es la filosofía de la Unión Europea para el desarrollo de esta tecnología y que pretende establecer de manera coordinada entre los Estados miembros a través de la Caja de herramientas para la seguridad de las redes 5G. El documento, publicado el pasado junio, consta de una serie de medidas de seguridad para reducir el riesgo de manera eficaz y garantizar su despliegue en toda Europa. Entre ellas se encuentra la necesidad de reforzar los requisitos de seguridad de los operadores de redes móviles y establecer una estrategia adecuada que limite cualquier dependencia de un único proveedor.
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