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Tipos de interés al alza: campo de minas para los negocios

Las empresas destinan más dinero al pago de de los créditos y menos a la inversión. El coste de la financiación sube a niveles de 2008

Extra grandes Empresas 24/09/23
Christine Balderas (GETTY IMAGES

El escenario de financiación se ha vuelto mucho más complejo en poco tiempo. En el caso de las grandes compañías de la zona euro, el coste medio de los préstamos se situó en julio en el 4,93%, el más alto desde finales de 2008. Hace un año era del 2,40%, y en septiembre de 2020, del 1,51%. Paralelamente, la demanda ha caído a mínimos históricos en el segundo trimestre de 2023. En el caso de España, el tipo medio al que se ejecutaron las nuevas operaciones fue del 4,74%, también el más elevado en los últimos 15 años.

Además de la subida de tipos de interés, el sector financiero apunta otros motivos como origen de esta situación. “Es el resultado de la reversión de factores que aceleraron de forma extraordinaria esa misma demanda durante 2022, como la corrección de los precios energéticos y de otras materias primas; las menores tensiones en las cadenas de suministro, que obligaron a incrementar los inventarios; la normalización de los mercados de bonos, que ha permitido retomar progresivamente la actividad emisora, y la menor cantidad de vencimientos a refinanciar, debido a que muchas empresas se anticiparon ante la amenaza de un empeoramiento en las condiciones de acceso al crédito”, detallan desde Banca Corporativa e Institucional & International Banking de CaixaBank.

El BCE confirma, por otra parte, que el sector ha seguido endureciendo los criterios para la concesión. “La oferta se estaría volviendo más restrictiva debido al aumento del riesgo asociado a las perspectivas económicas y a la aversión a él”, indica Ana Rueda, profesora de la Universidad Carlemany.

El impacto en Bolsa

Cotizar en Bolsa tiene un problema añadido. “Los inversores suelen deshacer sus posiciones o huir de aquellos activos de perfil defensivo o con mayor apalancamiento, sin tener en cuenta el análisis fundamental”, añade Rueda.

Pero a la hora de acceder al crédito no hay diferencias entre el Ibex y otros índices europeos. “Las empresas tienen acceso a la financiación de manera similar y con costes muy parecidos. La razón es que suelen disponer de buenos ratios de solvencia, rentabilidad y endeudamiento, aunque siempre existen excepciones”, declara Alfonso Fernández, de la EAE Business School.

Sin embargo, las que no cotizan “se enfrentan al desafío de seguir demostrando su solvencia. Un mal año que penalice los resultados puede llegar a suponer la cancelación de pólizas bancarias que, lejos de ayudar, las compromete todavía más”, añade Fernández.

El riesgo país puede ser otra piedra en el camino. “España sigue siendo uno de los Estados miembros de la UE con mayor prima de riesgo, junto con Italia, Portugal y Grecia. Por lo tanto, una gran empresa cuyo negocio se centre en el mercado nacional también presentará mayores dificultades a la hora de obtener financiación, o cuando menos la acabará obteniendo en condiciones más onerosas”, apunta Fernández.

Este mayor encarecimiento de la deuda fuerza a la empresa a destinar más parte de su ebitda al pago de intereses. Aunque la inversión sigue a buen ritmo, existen signos de enfriamiento económico generalizado en la UE. En España, la tasa de crecimiento interanual del PIB fue del 1,8% en el segundo trimestre, frente al 4,2% del primero. “La reducción de beneficios hace que las empresas sean menos atractivas para los inversores y se queden sin una financiación ajena”, opina Diego Pitarch, profesor del IEB.

Renegociaciones vitales

Ahora, la renegociación de los préstamos está en el foco. “Habrá más refinanciaciones para proyectos mayores o porque haya pérdida de competitividad. Si no hay refinanciación de gran parte de los activos donde los bancos empezaron a cerrar el grifo, las empresas dejarán de ser atractivas y no podrán devolver el préstamo del que están haciendo uso, sin medios para poder llegar al mercado y consecuentemente no facturar, lo que repercute en su desaparición”, explica Pitarch.

Miguel Castillo, responsable de préstamos corporativos en España y Portugal en BBVA, adelanta que “para la segunda mitad del año se está notando algo más de actividad”. “En general proviene de refinanciaciones de vencimientos, mientras que hay poco peso de la derivada de nuevas inversiones o adquisiciones”. Asimismo, destaca que “desde el verano vemos que el mercado de bonos ha recuperado el brío que perdió durante todo este periodo de subida de tipos, constituyendo una seria alternativa a la deuda bancaria”.

Por su parte, en Banco Santander cuentan que “la financiación a corto plazo en el segundo trimestre se mantuvo en línea con el primero, mientras que la de largo plazo se ha reactivado un poco”. No obstante, la entidad afirma que “no hay señales preocupantes de impago y la morosidad se mantiene contenida”. “Además, las empresas están gestionando de manera más activa su liquidez, compran más deuda pública y, como la financiación externa está más cara, hacen un uso más intensivo de sus colchones de liquidez”, concluye.

Existe consenso entre los expertos en que habrá tipos altos por un tiempo, ya que la inflación sigue sin controlarse. “Las empresas solo pueden seguir endeudándose a tipos cada vez más altos, repercutiendo estas amortizaciones y cuotas de endeudamiento al cliente final, y mermando su capacidad de compra”, concluye Diego Pitarch.

Alternativas con las ‘fintech’

Con el tiempo, y con apoyo de la tecnología, se han ido perfilando alternativas a la financiación bancaria. “Aunque las fintech nacieron para financiar a las pymes que no tenían acceso a la banca tradicional, son cada vez más las grandes empresas que recurren a éstas. Pueden llegar a ofrecer productos muy flexibles, con amplios plazos de amortización y con menores garantías, aunque el coste de la financiación resulte mayor”, explica Alfonso Fernández.
Dentro de este universo hay que diferenciar diversos productos, como el crowdlending y el crowdequity. “El primero se instrumenta como un préstamo y el segundo lo hace como una participación en el capital”, añade Fernández.
Por su parte, Ana Rueda apunta que el crowdfunding o micromecenazgo y el direct lending o fondos de deuda son alternativas a considerar para aquellas compañías que requieran de financiación, bien porque sean nuevas o porque se encuentren en crecimiento o en expansión”.

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