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¿Por qué los humanos desarrollan un vínculo tan especial con sus mascotas?

La convivencia entre personas y animales genera una relación única, entre otras cosas, porque se convierten en confidentes de las preocupaciones y no juzgan a sus tutores. Pero para que esta magia se produzca debe existir respeto hacia ellos y se tienen que sentir queridos

Mascotas
Los humanos tienen la capacidad de reconocer en los animales sentimientos, emociones y habilidades cognitivas similares a las que ellos experimentan.AleksandarNakic (Getty Images)

La relación entre las personas y sus mascotas se puede convertir en una gran amistad. Pero, ¿por qué se llega a crear ese vínculo tan único con las mascotas? “Es especial porque se establece con un ser vivo que no juzga a las personas, no exige demasiado y, además, quiere incondicionalmente”, resume el psicólogo Félix Zaragoza, también profesor de Etología en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Alfonso X El Sabio, en Madrid.

“Los vínculos afectivos con mascotas enriquecen la calidad de vida y la mayoría de las personas con animales de compañía les consideran como miembros de su familia”, añade este experto. Así lo confirma el II Estudio Científico del Vínculo entre las personas y los animales de compañía de la Fundación Affinity, llevado a cabo por los investigadores Jaume Fatjó y Paula Calvo. Un 76% de los encuestados en esta investigación considera que se debería tratar a un animal con el mismo respeto que a cualquier miembro de la familia. Asimismo, el 70% de los entrevistados afirma que se comunica con su mascota y que hay un entendimiento entre ambos, y el 31% considera a su animal más importante que a cualquiera de sus amigos.

El responsable de este estudio, Jaume Fatjó, señala en declaraciones a EL PAÍS que hay varios factores que influyen en el desarrollo de la relación especial entre personas y animales que conviven: “Todos los humanos tenemos la capacidad universal como especie de reconocer en los animales sentimientos, emociones y habilidades cognitivas similares a las que nosotros experimentamos”. Por otro lado, los animales tienen la habilidad de despertar nuestra empatía. “Poseen características y comportamientos que parecen activar nuestros mecanismos de vinculación y de cuidado. Un ejemplo es la existencia en los perros de un pequeño músculo, el levator anguli oculis medialis, que no tienen sus parientes cercanos, los lobos, y que les da la capacidad de poner un gesto dulce y enternecedor”, explica el también veterinario. “Podemos decir que los perros secuestran, en el buen sentido, los mecanismos humanos de vinculación y cuidado”, aclara este experto.

Los animales poseen características y comportamientos que parecen activar nuestros mecanismos de vinculación y de cuidado. Un ejemplo es la existencia en los perros de un pequeño músculo, el 'levator anguli oculis medialis', que les da la capacidad de poner un gesto dulce y enternecedor.
Los animales poseen características y comportamientos que parecen activar nuestros mecanismos de vinculación y de cuidado. Un ejemplo es la existencia en los perros de un pequeño músculo, el 'levator anguli oculis medialis', que les da la capacidad de poner un gesto dulce y enternecedor.PeopleImages (Getty Images)

Los animales de compañía son una fuente de apoyo social. Al igual que las personas tienen redes, como familiares o amigos en los que confiar en situaciones complicadas ―por ejemplo, enfermedades―, los animales también cumplen este papel de sustento. “Es un factor importante para el bienestar emocional y físico de los individuos, que amortigua los efectos negativos del estrés y promueve comportamientos saludables”, continúa el especialista. Fatjó destaca además otros aspectos del vínculo: “Están siempre disponibles, se pueden hacer actividades con ellos, como pasear; pueden ser confidentes de pensamientos y preocupaciones y, al cuidarles, nos sentimos útiles y valorados”.

La convivencia con mascotas crea una sensación de calma. “Esta relación modera el estrés, como por ejemplo al acariciar y sostener al animal, ya que se produce una relajación”, explica por su parte Zaragoza. El etólogo menciona otros aspectos positivos de la convivencia con mascotas asociados a la mejora de las relaciones sociales: “Son un apoyo socioafectivo incondicional y se convierten en facilitadores de las interacciones sociales, por lo que su presencia ayuda a reducir las sensaciones de aislamiento y de soledad”.

Pero, ¿qué ingredientes componen la fórmula para que florezca una relación única y especial con los animales con los que se convive? “Todo vínculo de afecto y apego se basa en interacciones positivas y seguras, como pasear, jugar o dedicar tiempo suficiente a estar con el animal en un contexto tranquilo, relajado y satisfactorio, para que note que se le quiere”, describe Helena-Bat, psicóloga especialista en etología y bienestar animal.

Si un perro o un gato se lame la nariz al acercarnos, es que necesita su espacio.
Si un perro o un gato se lame la nariz al acercarnos, es que necesita su espacio.Daniel Lozano Gonzalez (Getty Images)

Los tutores de los animales pueden poner de su parte para fomentar la creación de una convivencia armoniosa que aporte bienestar. “Es aconsejable que existan unas normas de convivencia para que ambas partes sepan cómo relacionarse o lo que está permitido y lo que no, y para ello hay que conocer cómo se comunica el animal. Por ejemplo, si un perro o un gato se lame la nariz al acercarnos, es que necesita su espacio”, destaca la etóloga. También recalca la importancia del respeto en la relación con los animales: “Es suficiente con tener un mínimo de empatía, por ejemplo, no molestar a alguien que está durmiendo. Se trata de una norma básica de convivencia para tener relaciones sanas”.

Un vínculo más allá de la muerte 

El duelo por la partida de los animales es difícil para quienes han convivido con ellos, pero la relación especial que se crea entre las personas y sus mascotas muchas veces trasciende la muerte. “Estos momentos pueden volverse problemáticos cuando los amigos y parientes del dueño de un animal no comprenden la importancia de su vínculo. Por eso, es aconsejable que la persona que ha perdido a esa mascota hable de ello con otras que han pasado por una situación semejante”, retoma el etólogo Félix Zaragoza.

Cada duelo por la muerte de un animal es diferente. “La duración del proceso es muy variable según las características de cada relación y, sobre todo, de cada persona. En general, se suele resolver en un período de entre seis meses y un año”, asegura el veterinario Jaume Fatjó, que recomienda aceptar la situación de pérdida: “Es normal estar triste, así que hay que normalizar los sentimientos, no tener vergüenza de expresar las emociones y buscar apoyo entre las personas cercanas”.

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