El secuestro del ‘Niño Juan’: cómo el asalto a un coche y varios tiros al aire en pleno Halloween aterrorizaron Carabanchel
Tres coches de alta gama embistieron a otro en la calle Marqués de Jura Real y se llevaron por la fuerza a uno de los aluniceros más famosos de España

A las nueve menos cuarto de la noche del viernes, la calle Antonio López, en el distrito de Carabanchel, en Madrid, estaba llena de vida. Se celebraba la fiesta de Halloween y por la acera, acompañados de padres que los animaban a pedir dulces, caminaban grupos de niños disfrazados de brujas, esqueletos y superhéroes. En el cercano Hotel Praga, los huéspedes se preparaban para salir a cenar. En los bares cercanos sonaba música y las luces de los escaparates se reflejaban en los coches aparcados. Pero un estruendo metálico interrumpió la fiesta. Poco después, descubrieron que se trataba de un choque de coches y de varios tiros al aire.
Apoyada en el alféizar de una ventana con marco de aluminio que da a la calle del Marqués de Jura Real, Diana, una vecina colombiana del barrio de 35 años que evita dar su apellido, fumaba un cigarrillo cuando vio cómo tres coches dejaban atrás la calle Antonio López. Uno de ellos, una camioneta oscura, chocó a otro coche de manera intencionada por detrás y se colocó a su lado. Entonces, un hombre se bajó, abrió la puerta del copiloto y sacó a una persona a la que metió en la camioneta. La víctima del secuestro es Juan María Gordillo Plaza, alias El Niño Juan, de 38 años, uno de los aluniceros más célebres y reincidentes de España, según fuentes policiales. Detrás del rapto puede haber una venganza o un ajuste de cuentas, matizan dichas fuentes.
“Salió un hombre todo vestido de negro y con guantes que parecían de cuero. Abrió la puerta del otro coche y sacó a la fuerza a una persona por la puerta del copiloto”, asegura Diana. Al ver la escena, se asustó tanto que se refugió en la cafetería en la que trabaja y llamó a su jefa para que observara lo ocurrido a través de las cámaras de seguridad. “Tenía miedo de que me matara una bala perdida. Yo no migré para esto. Todo pasó en cuestión de minutos”, dice la mujer, que llegó a España hace un año. Cuando solo habían pasado doce horas desde el suceso y todavía era capaz de contarlo como si lo estuviera viendo en ese momento.
Para los vecinos de la zona, esta fue la noche en que el crimen interrumpió la celebración de Halloween. Diversos testigos aseguran que escucharon más de 15 disparos, aunque en la calle no quedó ni una gota de sangre. Con el paso de las horas, como evidencia de lo ocurrido, solo quedaron el coche abandonado y algunos casquillos de bala, cuenta a este periódico otro vecino que también pudo ver toda la escena. Lo que al principio podía parecer un accidente fue, en realidad, una emboscada. “La gente pega tiros por dos razones: para asustar o para matar. Aquí solo se quería asustar”, comenta otro testigo. Varias personas grabaron vídeos de la escena, lo que podría ayudar a resolver el caso.
Por ahora, la Policía Nacional investiga los hechos como un posible secuestro. Según fuentes cercanas al caso, sobre las nueve de la noche tres vehículos de alta gama, entre ellos un Maserati, interceptaron a otro coche en el que viajaban dos personas. Aunque en un principio se informó de dos asaltados —entre ellos, una mujer—, ahora se trabaja con la hipótesis de que solo hay un hombre secuestrado.
El coche de la víctima quedó en la escena con daños visibles. La Policía Judicial y la Científica acudieron al lugar para recabar pruebas y hacerse cargo de las pesquisas. Lo que está confirmado por el momento, cuentan fuentes policiales, es que tres coches embistieron el vehículo de la víctima y le obligaron a detenerse. Después, sacaron al ocupante por la fuerza y lo introdujeron en otro vehículo. Todo se resolvió en apenas unos minutos. La principal hipótesis apunta a una venganza o ajuste de cuentas, posiblemente relacionado con el tráfico de drogas. Agentes de la Policía Científica realizaron una inspección inmediata, mientras que el Grupo 12 de Secuestros de la Policía Nacional ha asumido la investigación. “No tenemos ninguna denuncia de desaparición por el momento”, aseguró una portavoz de la Policía Nacional antes de que se hiciera público el nombre del secuestrado.
‘El Niño Juan’, en el punto de mira
La víctima del secuestro es Juan María Gordillo Plaza, alias El Niño Juan, de 38 años, uno de los aluniceros más célebres y reincidentes de España, según fuentes policiales. Cuentan que le llaman así porque es de corta estatura y empezó a delinquir muy pronto. Su historial policial supera el centenar de detenciones, y su nombre se repite una y otra vez en informes de la Policía Nacional, la Guardia Civil e incluso de la Interpol. Durante dos décadas ha estado implicado en robos con fuerza, asaltos a naves industriales, hurtos de camiones y alunizajes con vehículos de alta gama. Su carrera criminal comenzó siendo menor de edad y, desde entonces, ha protagonizado una trayectoria marcada por fugas, detenciones y breves regresos a prisión. Fuentes cercanas al caso señalan que el coche en el que viajaba estaba a nombre de un familiar suyo.
Para los expertos, el Niño Juan se ha convertido en todo un símbolo del alunizaje profesional, un delincuente que combina audacia, violencia y una sorprendente capacidad para burlar a la justicia. En 2019 fue detenido en Francia tras intentar robar obras de arte oriental en el Palacio de Fontainebleau, un golpe presuntamente encargado por la mafia china que le habría reportado 800.000 euros. Tras ser liberado, volvió a España y retomó su actividad delictiva. En 2022, la Operación Camión intentó poner fin a su carrera tras un robo de más de 1,3 millones de euros en teléfonos móviles, pero volvió a quedar en libertad provisional pese a los más de cincuenta delitos que se le atribuyen.
Su vida mezcla marginalidad y ostentación. Las informaciones publicadas sobre su figura lo describen como alguien que “vive de sus golpes” y mantiene un alto tren de vida gracias a los botines acumulados. Se desplaza en vehículos robados de gran cilindrada, actúa con precisión casi militar y no oculta su gusto por el lujo en redes sociales, donde presume de dinero y coches.
Todo lo relacionado con su posible secuestro ha causado sorpresa y consternación en esta zona baja de Carabanchel, muy cerca de Madrid Río, un lugar con mucho trasiego de gente. Este sábado el escenario era otro. En el mismo tramo de Antonio López, el bazar, el estanco y la cafetería han abierto con normalidad, y el tráfico, que la noche anterior había quedado cortado, ha vuelto a fluir. En el suelo, como vestigios de una noche que muchos prefieren olvidar, apenas hay trozos de cristal y marcas de frenada. “Escuché cómo se chocaban los coches, y cuando salí a ver qué pasaba ya estaba la policía”, cuenta Juan, que vive en el portal contiguo. En el supermercado Día, Dani, empleado de turno, recuerda la confusión: “A esa hora había mucha gente pagando. Cuando sonaron los tiros, varios clientes entraron corriendo a protegerse y a contarnos lo que había pasado. En esa calle siempre hay líos, pero nada como lo de ayer [por el viernes].”
El Hotel Praga también trabaja ya a pleno rendimiento: “Aquí nunca habíamos visto nada así”, dice un empleado. Con todo, en Carabanchel reina un ambiente extraño. En los bares cercanos al suceso se habla del secuestro como si fuera una película, y en los grupos vecinales de WhatsApp se comparten ya infinidad de vídeos donde se oyen gritos y disparos. A mediodía, la ventana del bar donde trabaja Diana vuelve a ser solo eso: una ventana con vista a una calle que intenta recuperar la calma. “Cada vez que pasa un coche rápido, me vuelvo a asustar”, dice la trabajadora. Mientras por la tarde cae el sol, grupos de niños caminan de nuevo disfrazados en busca de dulces para celebrar este fin de semana Halloween. Todo vuelve a la normalidad. Al menos de momento.
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