Tomás Merina gana las elecciones del Colegio de Médicos de Madrid: el doctor del cambio apoyado por Amyts
La participación de los votantes superó la de las anteriores elecciones de 2020, aunque de forma modesta: un 18,4% frente al 13% de hace cuatro años
El Colegio de Médicos de Madrid (Icomem) tiene nuevo presidente. El doctor en Medicina General Tomás Merina fue elegido con el 47% de los votos registrados en las 39 mesas electorales ubicadas en diferentes puntos de la Comunidad, imponiéndose a la doctora Esther Rubio, que sumó el 27% del escrutinio y al actual presidente, el doctor Manuel Martínez-Sellés, que quedó relegado al último puesto con el 25%. La elección de Merina resulta crucial para los médicos madrileños, muchos de los cuales se han alejado de la máxima institución que los representa debido a la gestión de Martínez-Sellés. Icomem para todos, nombre que recibió la candidatura del ahora presidente, señaló durante su campaña el despilfarro de los fondos del colegio en las varias reformas que acometió la anterior junta directiva, la falta de apoyo a los profesionales ―incluyendo el desaire a los médicos de la primaria y a los pediatras durante la huelga de 2022― y la cercanía que mantuvo el colegio con las políticas de Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, durante la dirección del anterior consejero Alberto Ruiz Escudero y de la actual, Fátima Matute.
“Tenemos que recuperar la capacidad institucional del Colegio de Médicos, su poder de influencia tiene que ser mayor en la sociedad”, dijo Merina a través de un comunicado luego de su victoria. El nuevo presidente busca liderar un colegio que represente a todos los médicos desde su período de formación hasta la jubilación. “El Colegio de Médicos estará abierto para todos los compañeros”, ha asegurado.
La participación en estas elecciones del Icomem han superado la cifra registrada en 2020, aunque de forma modesta: votó el 18,4% de los colegiados (51.866 tiene la Comunidad de Madrid), frente al 13% de las últimas elecciones. Estas elecciones contaron con el doble de centros de voto que las de 2020, según anunció Martínez-Sellés. Las 36 mesas se dividieron en 22 hospitales públicos y en 14 hospitales privados, además de tres en la sede del Icomem, abiertas desde las 9.00 hasta las 20.00 horas. Martínez-Sellés aseguró que una de sus “obsesiones” era que más médicos participaran en estos comicios, por lo que una de las novedades de este año fue la implementación del voto telemático. Para acceder a esta opción, los solicitantes debían registrarse presencialmente en la sede del colegio entre el 29 de noviembre y el 10 de diciembre, pero solo 44 de los electores usaron esta vía. La tercera opción era el voto por correo, que también requería registro previo, el cual aportó tan solo un voto válido.
Merina ha asegurado que se pidieron además mesas en centros de atención primaria, sector que cuenta con más de 5.000 médicos, pero no fueron escuchados. Según la candidata Esther Rubio, esto afectó especialmente a los trabajadores de los centros de salud más alejados, pero también a los que tuvieron jornadas más extensas.
José Antonio Ferruz, médico de familia, incidió durante la votación en esa idea, en que los médicos de primaria pidieron mesas electorales en centros de salud, pero no los atendieron: “Parece que somos médicos de segunda”. Reconocía que en la pasada legislatura no se sintió representado ni “arropado”, por eso fue al Hospital Gregorio Marañón, uno de los de mayor afluencia de votantes, a ejercer su derecho. Ferruz recalcó: “Quisiera que fuera un colegio abierto a todas las demandas de todos los colectivos profesionales médicos, que nos escucharan y nos defendieran”.
Marisa Rodríguez, nefróloga en el propio Gregorio Marañón, explicó que le gustaba el colegio “tal cual está”, aunque confiaba en que pudiera mejorar, por eso había votado por Esther Rubio: “Quisiera que estuviera más cercano a los problemas del día a día, como los sueldos. No podemos sostener la sanidad pagándole poco a los médicos”.
El nuevo presidente se enfrenta a un mandato lleno de retos. Los médicos madrileños se encuentran en medio de una crisis sanitaria, con demandas de todo tipo, como que mejoren sus condiciones de trabajo desatendidas durante años, según aseguraban ellos mismos. También se enfrentan a problemas como que Madrid es aún una de las pocas Comunidades que no ha regresado a la jornada laboral de 35 horas, mientras mantiene las 37,5 establecidas hace más de una década a causa de la crisis, que sus profesionales sanitarios son de los peores pagados en todo el país, que las agendas de pacientes estén desbordadas y, por tanto, a los profesionales se les hace imposible dedicar el tiempo necesario a cada uno. Todo eso, dicen, es solo la punta del iceberg. Detrás hay un cúmulo de situaciones, como la falta de un plan de riesgos laborales en la atención primaria o la fuga de profesionales hacia otras comunidades con mejores condiciones, en las que se espera que el presidente interceda.
Milagros Sánchez, especialista en el aparato digestivo, y su esposo José Luis Liaño, cirujano, ambos jubilados, también se acercaron juntos a la mesa electoral del Gregorio Marañón para votar por una candidatura “progresista, con gente joven y sin afiliaciones políticas”, aseguraba ella. Consideran que la pasada legislatura sí prestó atención a los jubilados, “porque querían conseguir sus votos”, pero reconocen que los problemas de los médicos en ejercicio no han sido atendidos. Tienen una hija médica y, pensando justo en ella, se han decidido por el cambio. “Queremos un colegio que, si tiene que salir a la calle, sale”, sentencia Sánchez.
Luego están los problemas directamente relacionados con la gestión del colegio. La anterior vicepresidenta del Icomem, Luisa González Pérez, dimitió a principios de diciembre debido a la falta de transparencia de la junta al mando de Martínez-Sellés en lo referente al manejo de las cuentas. Según informó Amyts, López pidió informes sobre la economía del colegio, como la memoria económica de 2023, que nunca ha sido publicada, o la monografía de los gastos en reformas, pero no recibió ninguna respuesta. El Icomem emitió entonces un comunicado donde aseguraba que la exvicepresidenta tenía acceso a toda la documentación y las cuentas, las cuales, en su mayoría, habían sido aprobadas por López durante el mandato.
Otra queja reiterada ha sido la dificultad que tienen los colegiados para sacar beneficios de la institución por la que pagan una cuota trimestral, como es el caso de cursos de formación. Un médico del Hospital La Paz que ha preferido no identificarse asegura que la cuota que pagan al colegio es “bastante alta” como para que no tengan acceso a formación. “Tenemos unas instalaciones muy valiosas en el centro de Madrid en las que se podrían organizar cursos”, destaca. Merina aseguró durante el debate electoral del pasado 9 de diciembre que la formación sería una de las prioridades de su presidencia.
“No votamos la vez pasada y nos arrepentimos de no haberlo hecho”, dice Amparo Valle, pediatra del centro de salud de Fuencarral, que llegó este martes a votar en el Hospital La Paz cerca del cierre de la mesa. Y vaticinó: “Creo que en los próximos cuatro años puede haber un cambio”.
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