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El Wizink Center amonesta a Travis Scott y el enfado de los vecinos tras sus conciertos en Madrid no para de crecer: “Creía que era un terremoto”

El recinto sanciona por primera vez a un artista y comunica que, a pesar de las advertencias realizadas después del primer espectáculo del rapero en la capital donde se superaron los límites de sonido, se volvió a incumplir la norma pactada en su segundo ‘show’

Travis Scott en una actuación con su gira mundial Utopía-Circus Máximus, el 23 de julio en Milán.
Travis Scott en una actuación con su gira mundial Utopía-Circus Máximus, el 23 de julio en Milán.Samir Hussein (Getty Images for Live Nation)
Amanda Rodríguez

“El concierto de Travis Scott en Madrid es la mejor experiencia de mi vida”, “Lo de Travis Scott de anoche me tuvo y me tiene hipnotizado vivo”, “FE!N todo el rato, todas las veces que haga falta, hasta que se hunda Madrid y se convierta en un río de lava directo al infierno”. Cientos de halagadores mensajes como estos inundan las redes sociales haciendo referencia a los conciertos que el rapero estadounidense Travis Scott ha ofrecido los días 30 y 31 de julio en el Wizink Center de Madrid con motivo de su gira Utopía-Circus Máximus. La convocatoria fue un éxito total y las localidades del recinto se agotaron por completo en ambas jornadas. Sin embargo, el paso de Scott por la capital se ha nublado este jueves cuando el mismo Wizink Center ha emitido un comunicado informando que amonesta al músico “por superar los límites de sonido”, convirtiéndose en el primer artista en ser sancionado por esta sala de espectáculos.

A dos manzanas del recinto, en la calle Fuente del Berro, los vecinos de las plantas más altas aseguran haber padecido dos noches “muy desagradables”. “Las lámparas comenzaron a temblar, creía que era un terremoto”, comenta Álvaro Sánchez, que vive en un séptimo piso de esta vía. Este inquilino admite que otras veces había pasado, pero que “esta vez ha sido increíble” porque la vibración bajo los pies perduró “al menos una hora seguida”. Ignacio Trobo, otro vecino perjudicado, lamenta que la sensación era “como estar en un barco” y que incluso “los cuadros se oían como golpeaban en la pared”. Ambos residentes llamaron a la policía, aunque afirman que “no hicieron nada”. Alejandro Fernández, de la Asociación de Vecinos Goya-Dalí, manifiesta que han sentido la vibración “como nunca antes habían notado” y alega que el actual Wizink Center es un edificio público de uso deportivo. “Si quieren un lugar de conciertos, que lo construyan”, sostiene Fernández.

Saltos, gritos y pogos. Los fans de Scott describen el estilo de sus espectáculos como muy agresivo, con elementos de pirotecnia, láseres y potentes juegos de luces, donde la gente se involucra y participa de una manera muy activa. El pasado 23 de julio en Milán, en una exhibición al aire libre, se congregó una multitud de 80.000 personas para escucharle en directo. “Es un concierto muy bruto, muy personal y tiene una calidad inmejorable. La gente en la pista gritaba muchísimo y se movían con mucha energía”, asume Álvaro Tejada, de 28 años, que asistió al primer show del artista en Madrid. Este seguidor del cantante admite que no notó molestia con los sonidos. “No me di cuenta”, dice. Aun así, señala que la amonestación le parece correcta. “Creo que los gritos y la intensidad del público pudo hacer que los decibelios subieran, pero las normas se tienen que respetar”, concluye Tejada. En X, antes Twitter, muchos fanáticos de Scott no han dudado en mostrar su apoyo a Utopía-Circus Máximus y han criticado la decisión del Wizink, manteniendo que esta decisión provocará que otros artistas de la talla de Scott no quieran actuar en Madrid.

El volumen máximo que se puede alcanzar en el WiZink Center es de 102 decibelios y en las bandas hasta los 100 hercios, con un máximo de 105 decibelios ponderados en dBA. Scott alcanzó cotas de 120 decibelios en los subgraves. Alejandro Quiroz, técnico de sonido de macroconciertos y festivales añade que “los subgraves se sienten con fuerza en todo el cuerpo, en especial en el pecho o las piernas, pero no dañan los oídos”. Tras el primer concierto del día 30, los responsables de la gira mundial de Scott fueron advertidos de “la gravedad de su incumplimiento en materia medioambiental por las posibles molestias que se podría causar a los vecinos cercanos”. Aún así, el espectáculo del rapero volvió a exceder los niveles acústicos la noche del 31. El recinto alega que estos límites están calculados para minimizar al máximo la emisión de sonido al exterior. “Con los conciertos ya en marcha y casi 17.000 fans llenando completamente el WiZink Center, cualquier medida drástica hubiese podido provocar un efecto de seguridad imprevisible”, se lee en el escrito. El personal del pabellón recalca que se dieron indicaciones muy precisas a los técnicos del músico y que no las obedecieron.

El comunicado del Wizink insiste en que “es lamentable que un artista del nivel de Travis Scott, al que siguen millones de fans en todo el mundo, capaz de crear un espectáculo de brillantez como el que hemos vivido, no cumpla las normas medioambientales de las ciudades que visita y ofrezca una imagen de irresponsabilidad en el mundo de la música que puede perjudicar gravemente a todo el sector”.

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Según el escrito, la amonestación al artista supondrá que, en caso de que el Wizink vuelva a albergar una nueva actuación suya, “se deberá asumir garantías extraordinarias de cumplimiento de las normativas internas”. El recinto alega que la actual tecnología de sonido permite conseguir los efectos deseados por los artistas con niveles de volumen adaptados al entorno y así evitar que las actuaciones musicales puedan identificarse como actividades molestas. El pabellón madrileño presume de ser el cuarto del mundo “en actividad” y “una referencia en el sector deportivo y musical”. Además, es el cuarto mayor recinto de conciertos del mundo por sus 207 eventos anuales. El espacio ha experimentado obras en el último año y ha invertido 13 millones con el fin de lograr un correcto aislamiento acústico.

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Sobre la firma

Amanda Rodríguez
Redactora en Planeta Futuro, donde escribe temas de desarrollo en el Sur global. También ha pasado por el equipo de redes sociales y la sección de Madrid. Antes trabajó en Barcelona para La Vanguardia. Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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