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Las listas de espera disparan el negocio millonario de los hospitales públicos de gestión privada de Madrid

Los cinco centros concertados absorbieron más de 226.000 citas de pacientes de otras clínicas en 2023, y los siete principales públicos perdieron 165.000

Entrada del hospital Fundación Jiménez Díaz en Madrid en una foto del 4 de julio de 2023.
Entrada del hospital Fundación Jiménez Díaz en Madrid en una foto del 4 de julio de 2023.Jaime Villanueva
Juan José Mateo

El tiempo es oro, y en la sanidad madrileña, dinero. En 2023, los cinco hospitales públicos de gestión privada de la Comunidad absorbieron 226.000 citas de pacientes adscritos a otros centros, según el balance del servicio madrileño de salud, publicado este mes. Su presencia, alentada por las listas de espera de la sanidad pública, que en junio tenían atrapadas a más de un millón de personas, al borde del récord histórico, se tradujo en dinero: el sistema de libre elección, ideado por la presidenta Esperanza Aguirre, premia la atención a ciudadanos que tienen como centro de referencia otro hospital, lo que por ejemplo ha permitido cobrar al menos 263 millones de euros entre 2015 y 2021 a la Fundación Jiménez Díaz, del grupo Quirón, según información enviada por el gobierno a la Asamblea. Pero ese esquema de premio y castigo, denuncia la oposición, está erosionando la sanidad pública pura: los siete principales hospitales de ese tipo perdieron 165.000 citas el año pasado.

“Esta es la trampa de la libre elección, que de libre nada: todo está hecho para que los pacientes, y en consecuencia el dinero, se vayan a Quirón”, lamenta Marta Carmona, diputada de Más Madrid. “Además, Quirón hace una jugada genial, que es constituirse como red paralela, derivándose entre sus centros a los pacientes y facturándolo una y otra vez”, sostiene. “Hacen el agosto a costa de captar, y recircular, a pacientes jóvenes y/o con procesos sencillos: los pluripatológicos y complejos no los quieren, claro”.

Desde principios del siglo XXI, la Jiménez Díaz es el hospital de referencia de medio millón de madrileños. Al igual que este centro, cobran por recibir pacientes adscritos a otros hospitales, generalmente públicos, otros cuatro centros de gestión privada (Villalba, Torrejón, Valdemoro y Móstoles) y un público de otra Administración (el Gómez Ulla, dependiente del Ministerio de Defensa, que ingresó 24 millones entre 2015 y 2021 por ese concepto). De esta manera, el sistema de libre elección de médico, especialista, y hospital, instaurado por el PP en 2010, ha engordado el negocio de los hospitales de gestión privada. Y el gobierno actual ha jugado un papel activo en ello.

Como adelantó EL PAÍS, el ejecutivo presidido por Isabel Díaz Ayuso apostó en 2023 por ofrecer el traslado de pacientes de los hospitales públicos puros a los públicos de gestión privada para aliviar la lista de espera quirúrgica y presentarse a las urnas rebajando la demora media de 62 días. El proyecto, confirmado por tres fuentes, es un negocio redondo para los centros receptores, que están principalmente en manos de empresas con ánimo de lucro, y cobran un extra por cada paciente atendido que no es de su población adscrita.

“[El trasvase de pacientes] Es por las listas de espera y por un sistema pensado para favorecer a los hospitales públicos de gestión privada”, argumenta el profesor emérito del departamento de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad, exdiputado autonómico del PSOE y exconsejero de Sanidad del País Vasco, José Manuel Freire. “Lo preocupante es la baja productividad de los hospitales públicos: los de gestión privada funcionan todas las tardes, y la utilización de quirófanos es pobrísima en comparación, porque los privados los tienen echando humo, casi no descansan”, añade.

Como consecuencia, en 2023, miles de pacientes dejaron de tratarse en sus hospitales públicos de referencia —los siete más grandes perdieron 165.000 primeras consultas— y se pasaron a los de gestión privada —que sumaron 226.000 citas, el 60% de las de ese tipo en el sistema, para una ganancia neta de 203.000—.

Vaciado de La Paz

De esta manera, La Paz vio cómo casi 49.000 citas de sus pacientes se iban a otros centros; por las casi 32.000 del Ramón y Cajal; o las casi 25.000, respectivamente, del Severo Ochoa y el 12 de Octubre. En sentido contrario, los cinco hospitales públicos de gestión privada lideraron la tabla de citas de pacientes recibidas desde otras instituciones: 84.000 para la Jiménez Díaz; 64.000 para la Rey Juan Carlos; los 33.000 de Villalba; los 24.000 de Torrejón; y los 20.000 de Valdemoro.

Ese balance fotografía un robusto incremento en las citas entrantes en los centros de Quirón (Jiménez Díaz, Valdemoro, Villalba y Móstoles) y Ribera Salud (Torrejón) entre 2022 y 2023. Un dato que previsiblemente aumentará cuando se conozcan las estadísticas de 2024.

¿La razón? Que las listas de espera de la sanidad madrileña registraron en junio un dato desalentador: 1.004.461 personas se repartían entre la lista de espera quirúrgica (88.502), la de primera consulta (726.304) y la de pruebas diagnósticas o terapéuticas (189.655), según los datos publicados por la propia Comunidad de Madrid. En la historia, solo ha habido un momento peor: mayo de este año, cuando 1.017.218 pacientes aguardaban a ser atendidos.

Este diario solicitó la opinión de la consejería de Sanidad sobre el balance de 2023, y los pagos consecuentes, sin haber obtenido respuesta en el momento de publicación de este artículo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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