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Las promesas del blues madrileño tocan el cielo en la noche de sus vidas

Los alumnos de la Escuela de Blues de Madrid se gradúan con su anual ‘show’ de fin de curso, convertido en una celebración colectiva del amor a la música negra

Concierto Escuela Madrid Blues en la sala 'Intruso Bar', en MadridFoto: CÉSAR VALLEJO RODRÍGUEZ | Vídeo: O.L.B
Diego Sánchez

Todo músico merece sentirse una estrella, al menos, una vez en la vida. Los alumnos de la Escuela de Blues de Madrid pueden presumir de haberlo conseguido el pasado miércoles, gracias al anual concierto de fin de curso que la entidad organiza en el Intruso Bar para llevar a la práctica el aprendizaje cosechado. En un ambiente festivo en el que la perfección interpretativa y la experiencia sobre el escenario quedaron en segundo plano, las tornas se cambiaron y, por una noche, los profesores acabaron bailando y aplaudiendo a sus estudiantes al ritmo de los clásicos que definieron un género clave para la evolución de la música contemporánea.

— Estoy temblando. No sé ni qué canciones teníamos que tocar.

— Pues tenemos la de Hound dog, My babe...hostia, yo tampoco me acuerdo.

Los nervios previos al concierto pronto dieron paso a un ambiente de camaradería, brindis y bromas. El público había pagado una entrada, pero en esta ocasión los músicos no eran estrellas inaccesibles, sino amigos, compañeros de clase, parejas, familiares o vecinos a los que apoyar con su hobby. “Para algunos es su primera experiencia ante un público real, pero esa es la magia. Los hay que llevan varios cursos tocando juntos, y otros que comenzaron hace seis meses. A las pocas semanas, los ensayos ya pasan por los de una banda real, y por eso en el público también hay gente desconocida que ha venido a disfrutar de un buen concierto, a secas”, explica director y fundador de la escuela, José Luis Pardo.

Un total de cinco formaciones de voz, guitarra, bajo, batería, saxofón y armónica con distintos niveles de experiencia ofrecieron un recital convincente de casi dos horas de duración. El repertorio de la noche lo resume a la perfección el cantante de la segunda banda (Los Mandriles), Bernardo Pazo, que ha entendido a la perfección de qué va el blues: “Ya hemos tocado las de nena, no me quieres, ahora damos paso al baby, no me mientas, mi amor, no me abandones o el ay, no tengo dinero”. Dicho de otro modo, las canciones giran en torno a clásicos del blues de Chicago, con versiones de varios maestros como Junior Wells, T-Bone Walker, B.B. King o Little Walter, algunos shuffle más modernos de Freddie King o Jimmie Vaughan. También hay algunas excepciones más próximas al jazz, el funk, o el soul, e incluso una versión del I Shot de Sheriff de Bob Marley.

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Uno de los momentos más aclamados de la noche llega con el turno de la tercera banda, en la que destacan Blanca Martín (batería) y Javier Sánchez (saxofón), una pareja de alumnos ciegos a los que el amor por su música favorita unió hace treinta años. “Como no podemos disfrutar de los paisajes, los cuadros o las películas, hay un vacío espiritual que debemos rellenar y por ahí, aparece la música”, explican. Tanto antes como después de la actuación, Javier no se ha separado de su saxo en toda la noche. Lo abraza, lo cuida, y lo lleva consigo por el bar. “Este saxofón es de fabricación yugoslava. Lo compré en Moscú en los años 80, así que lo llamé Gorby, por Mijaíl Gorbachov”, cuenta entre risas.

La mayoría de los alumnos tienen entre 40 y 60 años. Muchos vienen de España, pero también hay argentinos, alemanes, venezolanos, brasileños, italianos, y un británico. Aunque poseen formación y empleos muy variados, comparten la pasión por la música negra y han encontrado en la escuela una oportunidad para socializar con personas afines y escapar de la rutina o del trabajo. Lo explica Juan Manuel Bascones (Madrid, 60 años), el más suelto sobre el escenario con su armónica. “Aquí hay fontaneros, ingenieros, profesores, pescaderos, camareros y gente de toda clase y condición. A todos nos une la música y al final quedamos para practicar o montar fiestas musicales en nuestro tiempo libre. El blues atrapa a los que tienen sensibilidad, y cuando lo hace, te apasiona de por vida. Sería bueno que más gente joven se enganche, pero los que tienen sensibilidad, lo hacen”.

19/06/2024 (DVD1218) Concierto Escuela Madrid Blues. Grupo 2.
19/06/2024 (DVD1218) Concierto Escuela Madrid Blues. Grupo 2.César Vallejo Rodríguez

La Escuela de Blues de Madrid, fundada en 2011 por un grupo de profesores particulares y músicos con cierta experiencia internacional, oferta diferentes cursos cuyos precios e intensidad oscilan en función del número de horas semanales, pero que siempre giran en torno a dos modalidades: clases individuales de instrumentos, y clases de combo en las que se aprende a tocar en conjunto. Además del aprendizaje y la oportunidad para conocer personas musicalmente afines, la escuela también sirve de cantera para mantener viva la llama del blues madrileño. “Poco a poco, los alumnos van formando sus bandas, organizan jams y van a ver a sus amigos tocar, así que se crea todo un circuito alrededor de las clases”, apunta el director.

Tras más de hora y media de concierto, Los Layos, la última banda, finalizan el show con algunas versiones de Little Walter cantadas por una alumna brasileña, Luciana Negrini, que con su elegante vestido y su voz poderosa trata de emular a divas como Billie Holiday o Etta James.

Acabada la fiesta, la ovación es incontestable, sobre todo de los profesores, que se abrazan y felicitan a sus alumnos a las puertas del bar. Para tocar blues, hay que vivirlo, así que las cervezas y los cigarros se han multiplicado. Al día siguiente, tocará poner la alarma y volver a la oficina, a la fábrica, al bar o a la pescadería, pero eso da igual, por ahora. El concierto ha sido satisfactorio y las notas desafinadas pesaron mucho menos que la verdadera misión del concierto: la celebración colectiva del amor por la música de unos ciudadanos corrientes que, por una noche, regresaron a casa convertidos en estrellas.

Sobre la firma

Diego Sánchez
Redactor en la sección de Nacional. Graduado en Estudios Ingleses por la Universidad de Salamanca, su ciudad natal. Vivió en Irlanda, Francia, Reino Unido, Granada y Tenerife antes de trasladarse a Madrid para cursar el Máster UAM-EL PAÍS. Le interesan la política, la música, el deporte y la Educación.
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