Una salvaje paliza en un parque de Madrid por una discusión sobre grafitis
El acusado por esta agresión acaba de quedar en libertad a la espera de juicio tras haber reconocido los hechos e ingresado 10.000 euros como reparación a la víctima
David se encontraba en el banco de un parque de Madrid con sus amigos, disfrutando de la noche, cuando fue atacado de una forma tan salvaje que uno de sus dientes se quedó incrustado en la piel de su agresor. Sucedió a mediados de marzo, cuando estaba acompañado de una decena de conocidos y se vio sorprendido por un chico con el que había mantenido una rivalidad previa y que llegó de improviso junto a otros seis o siete jóvenes. Se fueron directamente a por él y, mientras el principal agresor se cebaba con David, un nombre ficticio para proteger a la víctima, el resto se colocaron en círculo alrededor para evitar que pudieran socorrerlo, según los diversos testigos a los que la policía tomó declaración. Según estas mismas declaraciones, el herido y su atacante habían discutido previamente por temas relacionados con los grafitis, una actividad que ambos llevan a cabo.
El agresor le propinó un cabezazo a la víctima, de 19 años, que lo dejó aturdido. Una vez en el suelo, siguió golpeándolo. El chico quedó muy malherido y, antes de irse, le ordenó que le diera la cartera y el móvil. Tuvo que repetirle la exigencia dos veces bajo la amenaza de seguir pegándole. Apenas pasaban unos minutos de la una y media de la madrugada, todo sucedió muy rápido. Una vez obtenido el botín, todo el grupo salió corriendo del lugar, pero no se fueron muy lejos.
Una patrulla de la Policía Nnacional llegó a los pocos segundos, así como una dotación del Samur, que atendió a la víctima en el lugar. Los agentes recabaron una primera versión de lo sucedido, así como la descripción de los agresores aportada por los diferentes testigos. Con estos datos, peinaron la zona y localizaron a un pequeño tumulto de jóvenes que podía corresponderse con los que habían descrito los amigos de la víctima.
Los policías se fijaron en uno de los chicos que estaba especialmente nervioso, con sangre en la cara y restos de piezas dentales en la frente. También él fue atendido por los servicios de emergencias ante la gravedad de las heridas que presentaba en la cara. La víctima mostró mucho temor ante sus atacantes por posibles represalias posteriores y pidió no volver a cruzarse con ellos, ni siquiera en una sede judicial. Previamente al ataque, el agresor había enviado audios por Whatsapp amenazantes al chico.
Los siete jóvenes, de entre 19 y 25 años, fueron detenidos, pero el juez solo decretó el ingreso en prisión contra el que existía la evidencia de haber sido el agresor material de David. La Audiencia Provincial de Madrid acaba de decretar su puesta en libertad después de que la medida de prisión provisional se prorrogara el 14 de abril. Según su letrado, Juango Ospina, el acusado ha mostrado arrepentimiento al reconocer los hechos y, además, ha ingresado 10.000 euros en el juzgado con el objetivo de resarcir a la víctima.
El juez ha apoyado esta petición por diferentes motivos. En primer lugar, la acusación no se ha opuesto a la puesta en libertad del detenido. Por otro lado, el magistrado aduce que el joven no tiene antecedentes penales y que lleva ya un tiempo en prisión: “El recurrente se halla privado de libertad desde hace un mes, es joven y no consta que haya estado en un centro penitenciario. Esta circunstancia habrá contribuido a concienciarle sobre la gravedad de las consecuencias que cualquier agresión o ataque a los intereses del denunciante pudiera tener”.
El magistrado reconoce que no hay datos sobre qué impulsó al investigado a agredir a la víctima, pero concluye que, tal y como apoya la acusación, la prohibición de comunicación y aproximación son suficientes en este momento para garantizar la protección del joven que recibió la paliza.
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