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Maltratados al volante de Amazon

Un grupo de conductores españoles denuncia a One Motion Logistics, una subcontrata de la multinacional con sede en Cantabria, por esclavitud moderna

Amazon
Un empleado selecciona paquetes en una furgoneta fuera de un almacén de Amazon.Amit Dave (Reuters)
Jacobo García

La campaña de Navidad era el motivo para hacer algo de dinero extra. Tres semanas en Inglaterra repartiendo paquetes de Amazon, billete de avión a Londres y alojamiento incluidos, que terminaron de la peor forma posible para un grupo de trabajadores españoles: debiendo dinero a la empresa que los contrató (One Motion Logistics Ltd), problemas migratorios y durmiendo en la calle. Un grupo de 14 conductores temporeros inmigrantes contratados en España, han emprendido acciones legales contra la empresa contratada por Amazon para el servicio de envíos por un delito de ‘esclavitud moderna’ (delito así tipificado en Reino Unido) y robo de salario después de varias semanas entregando paquetes.

El anuncio decía lo siguiente: “Se requiere trabajo como conductor en Londres. Transporte, alimentación y vivienda incluidos. Unas 3.500 libras (4.100 euros) de salario mensual”. La empresa encargada de su contratación era One Motion Logistics Ltd, una subcontrata de Amazon con sede en Laredo (Cantabria) y socios en Inglaterra y Alemania. Antes de viajar a Inglaterra, a finales de noviembre de 2023, al medio centenar de conductores reclutados en lugares como Móstoles, Barcelona, Santander o Tenerife, se les prometió que cobrarían semanalmente y que solo tendrían que ocuparse de su propia comida. El compromiso era que One Motion se encargaría también de sus permisos de trabajo, pero todo esto va camino de resolverse ahora en un tribunal británico.

Los trabajadores recibieron inicialmente un entrenamiento de cuatro días en las instalaciones de Amazon, pero los problemas empezaron semanas después, cuando el dinero prometido no llegó. La empresa retrasó los pagos alegando pequeños daños en las furgonetas que necesitaban reparación y cuyo importe, fijado unilateralmente, fue descontando de su salario. De vuelta a España, el sueldo seguía sin llegar mientras aumentaban los cargos de One Motion por conceptos como la limpieza de la casa donde se alojaron, tasas desorbitadas por la gestión de multas o por el alquiler de la furgoneta, cuyo propietario era también One Motion. Paralelamente, los trabajadores que tuvieron que pedir un adelanto para afrontar los primeros días, One Motion les cobró un interés del 25%, según denunciaron los trabajadores.

El conductor Diego Martín Baglietto, de Barcelona, se presentó en una comisaría de Londres el día 22 de diciembre con la furgoneta cargada y estuvo declarando seis horas ante los agentes para denunciar el abuso. “Debían pagarme 4.000 libras (euros) pero solo me depositaron 960″, explica vía telefónica. Horas después de poner la denuncia fue desalojado de la vivienda en la que residía con otros cinco compañeros y, hasta que el 31 de diciembre por la noche pudo comprar el billete de vuelta a España más barato, estuvo durmiendo en iglesias y comiendo de la caridad, recuerda. “Me han robado, me han explotado y después me humillaron. Terminé durmiendo en la calle y en lugar del pago prometido, ahora tengo deudas con ellos”, añade. “La excusa siempre fueron supuestos desperfectos en la camioneta. La empresa los llevaba a arreglar y pasaba una factura por importes de 300 libras, 550 o 420, según les parecía”, denuncia. Otro afectado, Jefferson Yactayo, terminó su contrato como camarero en octubre cuando se encontró con la oferta de One Motion: ”Transporte, alimentación y vivienda incluida y 3.500 libras de salario por un mes de trabajo. Era una buena opción mientras encontraba un trabajo definitivo”, recuerda. La realidad fue que su sueldo final fue de 1.576 libras (1.850 euros). “Me descontaron el arreglo de algunos arañazos en la chapa. El estrés al que nos someten es brutal y más en temporada de Navidad, Es normal que puedan pasar este tipo de incidentes”, comenta desde Santander. “Nunca supimos que estábamos alquilando las furgonetas”, dijeron los conductores.

Aunque trabajaban para la subcontrata One Motion, fue Amazon, el gigante mundial de las entregas, quien se encargó de la formación inicial y suya era la aplicación que debían utilizar los conductores para reportarse cada día. Las entregas a domicilio han generador grandes beneficios a ambas empresas: Amazon, la multinacional estadounidense, ha obtenido casi 32.000 millones de euros en ventas de entregas solo en el Reino Unido, y One Motion Logistics Ltd ha declarado unos ingresos de 90 millones de libras (105 millones de euros) en sus operaciones en el Reino Unido, España y Alemania. Cuando detectó el abuso, Martín puso el caso en conocimiento de Amazon, detallando fechas, tiempos, pagos y promesas incumplidas, pero esta decidió “dar por cerrado el asunto” sin mayor explicación.

En respuesta a este diario, One Motion reconoció que las furgonetas de los trabajadores estaban siendo utilizadas en régimen de alquiler y se ofreció a proporcionar detalles sobre las tarifas de reparación. “El vehículo se proporciona en una base totalmente mantenida con kilometraje y uso ilimitados. El conductor es libre de usar este vehículo como desee para su propio uso fuera de la prestación de servicios a One Motion Logistics y también puede usar el vehículo para brindar servicios o trabajar para otra persona o empresa”, contestó One Motion vía correo electrónico desde Inglaterra

El sindicato UVW que lleva el caso de los 14 trabajadores, sostiene que los conductores eran autónomos, aunque según la ley laboral británica, dada la relación contractual existente, debían haber sido considerados empleados, sostiene este sindicato especializado en perseguir abusos sobre trabajadores emigrantes en Inglaterra. Según UVW es habitual que las empresas de reparto en Inglaterra recurran a trabajadores de España o Rumanía durante las épocas de mayor demanda. El sindicato sostiene que en Inglaterra estos trabajadores están expuestos a todo tipo de atropellos, dado que no existe una norma como la ‘ley rider’ vigente en España que amplía los derechos del trabajador y ha obligado a empresas como Glovo a que formen parte de la plantilla.

Al problema con los pagos, los trabajadores añaden el fraude en la tramitación de sus permisos de trabajo, que podría conllevar sanciones de las autoridades migratorias británicas. Según denuncian, One Motion presentó en su nombre solicitudes de visado recurriendo a la fórmula del reagrupamiento familiar utilizando un nombre falso de una persona del Este de Europa a la que no conocían de nada. “Me engañaron”, dice Juvencio Tochón después de recibir 2.000 libras de las 3.500 prometidas. Tochón se expone además a una sanción de los servicios de migración del Reino Unido. “Nos enviaron engañados y después jugaron con nosotros”, explica desde Gijón.

La empresa contesta que todos los trámites son realizados por la propia persona “y este es un proceso del gobierno del Reino Unido en el que no participamos, ni podemos participar. Tengo entendido que hay empresas de terceros que ofrecen asesoramiento y soporte con estas aplicaciones, ya sean gratuitas o de pago, sin embargo, esto no es algo que ofrezcamos o hayamos ofrecido nunca”, respondieron. De igual forma, la empresa negó tajantemente que se dejara a nadie sin alojamiento en vísperas de Navidad. “Para ser claros, nadie fue expulsado de ninguna parte y nadie se quedó sin ninguna opción de alojamiento adecuado mientras esperaba los arreglos de viaje posteriores, a menos que rechazara deliberadamente la oferta de asistencia, lo que, por supuesto, era libre de hacerlo. Incurrimos en grandes pérdidas como resultado de los cargos relacionados con estos alojamientos por los daños causados y los alojamientos que no se utilizaron cuando los conductores optaron por dejar de prestar servicios y/o hacer sus propios arreglos de alojamiento”, respondió One Motion. Este periódico ha tratado de obtener la versión de Jaime Gutiérrez Arnáiz, el responsable en España de One Motion que se encargó de la contratación de los conductores, sin embargo, remitieron a la matriz inglesa.

Por su parte, Petros Elia, Secretario general del sindicato UVW, dijo que “Amazon siempre ha recurrido a salarios de miseria para obtener unos beneficios asquerosamente altos. La subcontratación de parte de sus operaciones a empresas dudosas y sin escrúpulos no es más que otro truco sucio en su libro de explotación. La magnitud de este caso pone de manifiesto el grado de impunidad de que gozan estas empresas en el actual clima antiinmigración. Están tan seguras de su propio poder que parecen creer que pueden salirse con la suya traficando con trabajadores de España, presentando solicitudes de inmigración fraudulentas en su nombre y deduciéndoles ilegalmente sus salarios”.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.
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