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La banda de El Conde se hizo con más de tres millones de euros con DNI robados en el metro de Madrid

Cae una red que sacaba dinero en entidades bancarias usando dobles de los verdaderos usuarios de carnés sustraídos, que después enterraba en un parque

En foto, un usuario entra al Metro de Madrid. En vídeo, el desenterramieto de los carnés robados.
Patricia Peiró

Sombra aquí y sombra allá, una peluca, una bufanda y a cobrar. Este era el ritual para robar dinero con carnés de identidad robados en el metro de Madrid. La condición era que el que retiraba el dinero en la entidad bancaria debía ser casi el doble del que aparecía en la fotografía del DNI sustraído y para eso se valían de maquillaje y otros elementos de caracterización. Los que entraban a los bancos y se hacían pasar por los titulares de las cuentas eran los soldados, pero en la cúspide de esta organización perfectamente engrasada estaba El Conde. Así se hizo su organización con más de tres millones de euros de las cuentas de los pasajeros de metro.

El origen de la trama siempre comenzaba en el suburbano de Madrid. En agosto de 2022 un ciudadano denunció que le habían robado la cartera en un pasillo de un intercambiador. El hombre se llevó el disgusto de haber perdido todas sus tarjetas y cien euros en metálico y presentó la denuncia correspondiente. Días después, observó unos movimientos extraños en su cuenta: unas extracciones de 2.900 euros realizadas en una entidad bancaria en Zaragoza. Acudió de nuevo a la policía a ampliar la denuncia interpuesta unos días antes. Este esquema se repitió varias veces y la Brigada Móvil de la Policía Nacional en Madrid se dio cuenta de que no podía ser casualidad.

Los agentes que vigilan los transportes públicos en la capital conocen más a los carteristas que a algunos miembros de su familia, así que comenzaron una serie de vigilancias a estos delincuentes habituales. Por un lado, observaban que se quedaban con el metálico y hacían algunas compras con las tarjetas hasta que las bloqueaban. Hasta ahí, lo habitual. Pero también empezaron a observar que vendían los DNI a otro sujeto. Este les daba 50 euros de media por cada carné, pero si este había sido obtenido en una parada de metro de una zona acaudalada, el valor podía incrementarse hasta los 100 euros, porque se preveía que en esa cuenta hubiera más de dónde rascar.

Una vez que contaban con un nuevo DNI, una nueva víctima, la red buscaba a aquellos candidatos que se parecieran más a los de la fotografía. Los seleccionaba entre personas drogodependientes y conocidos del mundo de la delincuencia a los que se pudiera comprar fácilmente. El trato era que los usurpadores, los que se disfrazaban para sacar dinero, se llevaban el 40% de lo obtenido. También había ocasiones en las que se les pagaba con droga, aprovechando su dependencia. “Era más sencillo y funcionaba mejor cuando se trabaja de una mujer, porque es más sencillo conseguir la semejanza con el maquillaje y los complementos”, explica el jefe de la brigada móvil. El disfraz se montaba a la vuelta de la esquina o dentro del propio coche en el que transportaban a los dobles de las víctimas.

Hasta las entidades los acompañaban los cabecillas de toda esta banda. Uno de ellos se encargaba de operar en la Comunidad de Madrid, mientras que el otro transportaba a los usurpadores por todo el territorio para hacer más difícil su localización. Así es cómo se dividían el territorio. Uno de esos líderes de la trama es el que se hacía llamar El Conde. “Él mismo se presentaba así y exigía que le llamaran de esa forma”, señala el investigador policial. El golpe era rápido y limpio. “Igual se los llevaba a Almería una mañana, iban a cuatro o cinco entidades y a las doce estaba de vuelta en Madrid con el dinero”, agrega el agente. Así, la policía calcula que la banda se hizo con más de tres millones de euros de cerca de 200 víctimas. A algunas de ellas, llegaron a causarle un perjuicio económico de hasta 15.000 euros.

Después de dos años tras los pasos de esta organización con multitud de tentáculos, la policía nacional detuvo a principios de febrero a 50 supuestos implicados, desde los carteristas, hasta los líderes. También cayeron dos mujeres encargadas de blanquear el dinero robado y otra pata de la red que se dedicaba a vender por redes sociales los objetos de valor que los carteristas encontraban en los bolsos sustraídos.

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Los agentes lograron recuperar gran parte de los DNI que sus dueños daban por perdidos. Se encontraban enterrados en un parque de Madrid. Un particular cementerio de documentación robada que los delincuentes dejaban abandonada cuando ya no podían exprimir más.

Los detenidos han elegido varios platos del menú del código penal y están acusados de blanqueo de capitales, usurpación de estado civil, contra la salud pública, hurto, estafa, trata de seres humanos, falsedad documental y pertenencia a organización criminal. Los seis principales responsables del entramado han ingresado en prisión.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.
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