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Los excluidos de la A-5 cortan la autovía para exigir a Almeida su promesa: “Esto no pasa en el barrio Salamanca”

Una modificación de la obra para sepultar la carretera a Extremadura ha dejado por fuera a más de 12.000 vecinos de Aluche y Campamento, que piden aire limpio y menos ruido

Vecinos de Campamento y Aluche han cortado este domingo la A-5 para protestar contra el nuevo plan de soterramiento de la autovía que excluye a 12.000 residentes.
Vecinos de Campamento y Aluche han cortado este domingo la A-5 para protestar contra el nuevo plan de soterramiento de la autovía que excluye a 12.000 residentes.J. J. M.
Juan José Martínez

Los vecinos del distrito Latina llevan años luchando con el Ayuntamiento de Madrid para que entierre la autovía que no los deja vivir en paz. Los ruidos ininterrumpidos y la contaminación omnipresente han sido dos lastres que los residentes pensaron que soltarían con el anuncio del consistorio del soterramiento de la A-5, en el tramo de la carretera de Extremadura. La obra, que costará, en principio, 347 millones de euros, se hará en un tramo de 3,7 kilómetros en el que viven más de 50.000 vecinos de Lucero, Batán, Cuatro Vientos, Campamento y Aluche. Pero el proyecto original que presentó el Ayuntamiento hace dos años difiere del anunciado en febrero. El nuevo contempla la salida del túnel 700 metros antes, lo que deja a más de 12.000 vecinos de Aluche y Campamento sin los beneficios de esta obra, según explica Andrés Piñeiro, presidente de la asociación vecinal de Campamento. Este domingo, los afectados han cortado dos carriles de la A-5 para pedir al Ayuntamiento “que ejecute el proyecto que presentó en febrero del 2022”, explican los convocantes en un comunicado.

Los excluidos del soterramiento de la A-5, por donde circulan 130.000 vehículos diariamente, llegaron antes del medio día al punto donde converge la autovía con la carretera del Boadilla de Monte. Piñeiro portaba el megáfono. Minutos antes del corte de la carretera, recordó a los vecinos: “Llevamos cinco años escuchando un proyecto de soterramiento hasta la avenida los poblados”. La petición es que la obra “vaya de la avenida de Portugal hasta después de la avenida de los Poblados, porque allí ya no hay viviendas”.

El Ayuntamiento ha justificado que el soterramiento se hará en dos fases. La primera ―la de la discordia― llegará hasta la calle de Illescas, aunque originalmente abarcaba un tramo más largo. La segunda, que se enmarca dentro de la Operación Campamento y cuya ejecución depende del Gobierno central, debería incluir, a ojos del Consistorio, el soterramiento de la A-5 hasta la avenida de los Poblados. Sin embargo, el Ministerio de Vivienda ha aclarado que ese tramo no ha estado incluido nunca en la Operación Campamento. En síntesis, el Ayuntamiento le ha tirado la pelota al Ejecutivo central, que se mantiene en su posición de financiar solamente las obras a partir de la avenida de los Poblados.

Los vecinos de Aluche y Campamento invaden la A-5, el 17 de marzo de 2024.
Los vecinos de Aluche y Campamento invaden la A-5, el 17 de marzo de 2024.J. J. M.

En la manifestación, el corte de la autovía se retrasó unos minutos por la tardanza de la unidad policial que ha escoltado la marcha. La batucada hacía lo suyo, el repicar de los tambores insuflaba confianza a los manifestantes que pasaron de las decenas a los centenares cuando el reloj marcó las doce. Los vecinos, inquietos por la espera, decidieron actuar por su cuenta. Primero, un puñado de manifestantes invadió tímidamente uno de los cuatro carriles de la concurrida autovía, un acto que incitó a la masa a ocupar la totalidad de la carretera. Una marea de aplausos tronó para celebrar el corte del tráfico, mientras los coches comenzaban a represarse. En ese momento llegó la policía, que despejó dos carriles para el tránsito vehicular y los dos sobrantes los dejó para la marcha. Los 600 asistentes, según la delegación de Gobierno, recorrieron los 700 metros de la promesa incumplida, al compás de arengas como “el Ayuntamiento asfixia a Campamento” o “nos han engañado con este soterrado”.

A las 12.30 la marcha se detuvo frente a la Biblioteca Ángel González, el punto exacto donde finaliza el túnel del nuevo proyecto. Andrés se llevó el megáfono a la boca: “Vecinos, aquí es donde saldría el túnel, como veis hay viviendas a ambos lados. El Ayuntamiento tiene que cumplir lo prometido por la salud y el bienestar de los vecinos de campamento y Aluche”. La concentración aplaudió una vez más. Una vecina que acompañaba la marcha desde su balcón, descargaba su furia contra una olla que golpeaba repetidamente con una cuchara.

Una vecina del barrio Campamento secunda desde su balcón la manifestación contra el nuevo plan para soterrar la A-5.
Una vecina del barrio Campamento secunda desde su balcón la manifestación contra el nuevo plan para soterrar la A-5.J. J. M.

Begoña Fernández, de 68 años, vive en el 610 del Paseo de Extremadura, justo en el punto donde se ha proyectado la salida del túnel. Fernández conoce de sobra los perjuicios de vivir a orillas de la A-5. Ha aprendido a medir las partículas de dióxido de carbono con un aparato que ha instalado en casa y ha reforzado los puntos por donde se filtra la contaminación con una doble ventana, que solo se atreve a abrir “unas horitas nada más” para ventilar la casa. “No puedo utilizar la terraza —explica—, no puedo poner plantas ni nada. Siempre tengo la casa sucia, porque está todo el tiempo con polvillo negro. Además, sales de casa y respiras un aire infumable”.

Fernández evidencia otro efecto colateral de acortar el soterramiento: si la vía continúa por arriba, los vecinos tiene que cruzar por debajo, a través de los túneles subterráneos que los comunican con el resto de Madrid. “Cada dos por tres nos atracan y se inunda cuando llueve”, explica esta mujer que se declara doblemente afectada. “Además de excluidos, nos sentimos tremendamente perjudicados, porque además de la contaminación acústica, el túnel va a hacer un efecto chimenea, es decir, que nos vamos a tragar todos los gases”, resalta. Para ella: “Todo se ha retrasado porque somos una zona sin poder adquisitivo”. De fondo, la manifestación corea: “Los coches por abajo, la gente por arriba”. Y después “Esto no pasa en el barrio Salamanca”

Los vecinos del número 610 del Paseo de Extremadura se unen a la protesta contra el nuevo plan del Ayuntamiento de Madrid para soterrar la A-5. Al frente y sosteniendo el cártel, Begoña Fernández.
Los vecinos del número 610 del Paseo de Extremadura se unen a la protesta contra el nuevo plan del Ayuntamiento de Madrid para soterrar la A-5. Al frente y sosteniendo el cártel, Begoña Fernández.J. J. M.

La marcha finalizó sobre las 14.00 en la intersección de la A-5 con la avenida los poblados. Fue la última actividad de una serie de intervenciones que se han producido en los últimos días, como la campaña virtual de recolección de firmas en Change.org, que ya roza los 2.000 respaldos, o las mesas de pedagogía con los vecinos para explicar el nuevo proyecto de Almeida.

En el manifiesto final, leído por Piñeiro, los vecinos han defendido: “Se tiene que soterrar porque esto es una injusticia. Las ciudades han de ser cada vez más verdes, más habitables, más capaces de hacernos felices y que mejoren nuestra vida y nuestra salud, no que la empeoren”.

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