2024, el año de batalla por el liderazgo de la izquierda frente a Ayuso en Madrid
Las elecciones europeas de junio, y el día a día frente a la presidenta regional en la Asamblea, reorientan la estrategia de Más Madrid y PSOE tras quedarse Podemos descabezado y sin representación en el Parlamento
El año 2024 arranca con la izquierda madrileña metida en un laberinto. La marcha de Mónica García (Más Madrid), convertida en ministra de Sanidad del Gobierno que encabeza Pedro Sánchez, abre una nueva etapa en la política regional. Manuela Bergerot pondrá voz y cara al día a día de un partido que se enfrenta al doble reto de liderar la oposición a Isabel Díaz Ayuso (PP) y de evitar que el PSOE aproveche el cambio de liderazgo para impulsar un nuevo ciclo en la lucha por la hegemonía de la izquierda con la vista puesta en que en junio se celebran las elecciones europeas.
Y a esa cita llegan los dos partidos referentes del espacio progresista madrileño mirándose de reojo y, atentos, también, a ver qué pasa con Podemos, una formación que despegó precisamente con los comicios europeos de 2014 y que ahora vive una crisis nacional que la ha dejado sin líder regional. Los 161.032 votos que obtuvo la formación morada en las últimas autonómicas, récord histórico para un partido que se haya quedado sin representación, son ahora como un tesoro: todo el mundo los quiere.
“Hay una corriente subterránea que provocará un traslado de voto en 2027 y de autoidentificación con Más Madrid de gente progresista que aún no nos había votado, porque al poco que quieras plantarle cara a Ayuso el voto progresista de menos de 50 años se llama Más Madrid o se va a llamar Más Madrid”, defiende una fuente conocedora de la estrategia del partido que lidera la oposición.
“Por eso, 2024 tiene que ser un año de consolidación para el partido, porque hemos ido de elección en elección desde que nacimos, en 2019″, prosigue la misma fuente. “Como la gente ya sabe cómo hacemos oposición, en la política municipal se tiene que notar la diferencia entre que Más Madrid esté o no en los gobiernos de Getafe, Alcorcón, Parla, Coslada... Es un año para testar”, continúa. “Y además tenemos una ministra, que no lo hemos vivido nunca, que va a dar visibilidad, y a demostrar que sabemos gestionar”, añade.
La formación de Mónica García hizo campaña en las últimas autonómicas con la idea de que representaba a la casa común de la izquierda. Ese planteamiento, que indignó al PSOE, se retoma y ensancha ahora. En las filas del partido no ha pasado desapercibido la gran acumulación de manifestaciones que hay en la capital todas las semanas. Por eso, sus dirigentes han hecho un llamamiento público a la movilización y han puesto en marcha un departamento de agitación y propaganda con el que llegar hasta un público con el que todavía no habían conectado sus propuestas. Son dos ejemplos de que en la lucha por el poder nada se deja al azar. Tampoco en el PSOE de Madrid.
“Va a ser un año intenso para Madrid. Las elecciones europeas van a ser muy importantes”, explica una fuente socialista que cuenta con la confianza de su líder, Juan Lobato. “Aunque es verdad que son muy en clave nacional, sí servirán para medir [liderazgos]”, añade sobre el PSOE de Madrid, que ganó las elecciones de 2019, no gobernó porque Ciudadanos prefirió pactar con el PP, y desde entonces busca la fórmula para repetir aquel éxito electoral.
“Lo más importante a medio plazo creo que es el construir cada semana en la Asamblea con coherencia e iniciativa constante”, apuesta este interlocutor sobre Lobato, que busca un estilo propio frente a Ayuso, tan combativo como propositivo, mezclando la denuncia de los problemas de la región con la oferta de soluciones alternativas a las que plantea el PP. “Eso al final es lo que te va dando perfil y haciendo identificable”.
Hasta en el PP dan por hecho que la salida de García lo cambia todo en el sector progresista. “A Lobato le ha tocado la lotería”, ironizan, pese a que será difícil para PSOE y Más Madrid encontrar el tono adecuado para confrontar sin molestar a potenciales votantes y sin que su pugna chirríe con el hecho de que comparten el Gobierno de España. Para empezar, Lobato está reivindicando la historia centenaria de los socialistas, como hizo, por ejemplo, el viernes, cuando reunió a cargos de todo Madrid para lanzar el curso político.
El PSOE, dijo, debe ser “un dique de sensatez y responsabilidad, y también de firmeza ante la sinrazón del enfrentamiento y la confrontación permanente del Gobierno de la Comunidad de Madrid contra el Gobierno de España”. Pero no solo en la izquierda se mira de reojo qué hace un partido sin representación. También ocurre en la derecha, donde el PP de Ayuso, que logró la mayoría absoluta en 2023 con menos votos de los que había obtenido en 2021, está atento a lo que haga Ciudadanos tras no presentarse a las elecciones generales de julio.
“Sería absurdo que se presenten”, sentencia, rotundo, una fuente que cuenta con la confianza de Ayuso, pese a que el partido naranja, que logró 52.000 votos en las últimas autonómicas, ya ha emitido señales de que podría concurrir a los comicios.
Porque en política todo cambia muy rápido. Y, aunque en el PP de Madrid todo parecen sonrisas y se celebra todos los días que Ayuso esté libre para imponer su agenda política, la realidad también esconde sus sombras. El Gobierno actual se diseñó para la gestión, dando por descontado que Alberto Núñez Feijóo estaría en La Moncloa. Pasadas las generales, allí sigue Pedro Sánchez, lo que obliga al Ejecutivo regional a afrontar una pesada digestión mientras se reajusta para volver a su estrategia de oposición frontal.
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