Entre cuatro y cinco años en un centro de menores: la condena a cinco Trinitarios por la ejecución de un pandillero en Villaverde
La víctima del asesinato fue Alejandro Pérez, que estaba siendo investigado por su relación con el homicidio de Jaime Guerrero, un menor asesinado en febrero de 2022 en Atocha
Cinco de los menores acusados del asesinato de Alejandro Pérez, un miembro de los Dominican Don’t Play (DDP), ocurrido el 27 de abril de 2022 en el distrito de Villaverde, en Madrid, han sido condenados a entre cuatro y cinco años de internamiento en régimen cerrado en centros de reforma. El crimen se consideró una venganza por el homicidio de otro supuesto miembro de los Trinitarios, Jaime Guerrero, alias Pepe, ocurrido en Atocha en febrero de 2022. Una verdaderas ejecución a plena luz del día ordenada por los mayores y aplicada por los menores. En el momento de la muerte violenta, Pérez estaba siendo investigado por su participación en ese caso.
El fallo judicial llega por un acuerdo de conformidad entre los letrados de los acusados y la Fiscalía de Menores, suscrito por el juez. Tres de los detenidos han reconocido los hechos a cambio de una pena de cuatro años de internamiento y dos más de libertad vigilada. Otros dos han sido condenados a cinco años de medida en régimen cerrado y tres más de libertad vigilada. Se les considera culpables de los delitos de homicidio y de pertenencia a organización criminal, según fuentes jurídicas.
El asesinato de Alejandro, que había cumplido los 18 seis meses antes de su muerte, forma parte de la ristra de crímenes y venganzas protagonizadas por las bandas juveniles en 2021 y 2022 y que dejaron al menos ocho muertos, dos de ellos, menores. La víctima formaba parte, según informes policiales, del coro de Embajadores, los grupos en los que se dividen las bandas, que reciben el nombre del barrio que consideran como su territorio. A ese último grupo pertenecían los tres menores y el mayor de edad condenados por el homicidio de Isaac López, un joven de 18 años apuñalado en julio de 2021 en el túnel de la calle Comercio.
Unos meses antes de su asesinato, según el análisis de los teléfonos fruto de la investigación policial, Alejandro le había pedido al jefe de ese coro, uno de los condenados por el homicidio de Isaac, “enfriarse”, que en terminología de los pandilleros significa relajar su actividad en el grupo. El motivo de esta solicitud era que la policía le había intervenido armas blancas y se habían enterado sus familiares, porque en esa época aún era menor. El jefe del coro le negó la petición. “¿Enfriarte de qué, loco?”, le contestó. “Ya cuando sea mayor de edad me da igual caer preso”, seguía diciéndole Alejandro. Poco después, participó en varios videoclips de estética pandillera en los que aparecen miembros probados de la banda. Un año después de esa conversación fue apuñalado hasta la muerte.
En febrero de 2022, Jaime Guerrero, alias, Pepe, fue asesinado a las puertas de una discoteca en Atocha, en lo que se etiquetó desde el principio como un crimen de bandas. La víctima era, presuntamente, miembro de los Trinitarios. Pérez se encontraba entre los sospechosos en la investigación policial, pero la banda contraria se encargó de ejercer la justicia según sus normas y lo señaló como un objetivo prioritario. En abril los jefes de los Trinitarios enviaron a una manada de menores para acabar con él y ellos cumplieron con frialdad.
Según la investigación, uno de ellos mantenía conversaciones con Alejandro en el que fingía ser una chica que quería quedar con él. Hubo un primer intento en el que, al parecer, hubo algo que hizo dudar a la víctima y anuló la cita. Pero en una segunda ocasión, el chico sí que salió de su casa pensando que iba a verla, y lo que encontró fue a un grupo muy numeroso de miembros de la banda contraria en un descampado cercano a la estación de crcanía preparados para cumplir su misión. Los siete eran menores de los que ninguno había cumplido 17 años.
Las cámaras muestran a todo el grupo en los alrededores del lugar de la emboscada esperando una señal, la de que su objetivo había salido de casa y que iba solo, sin la protección de su coro. Después de ser atacado, Alejandro consiguió dar unos pocos pasos hasta que cayó desplomado en la acera. En esos pocos pasos, él ya sabía que se le iba la vida, las heridas eran numerosas y perdió mucha sangre en poco tiempo. Se desplomó frente a un supermercado mientras varios clientes pagaban en la caja ajenos a lo que sucedía detrás.
La investigación de este homicidio, en la que colaboraron el Grupo V de Homicidios y la Brigada Provincial de Información, culminó en tan solo una semana con la detención de siete menores de edad, de los que cinco han acabado siendo juzgados y condenados. Entre ellos está el autor material de las cuchilladas. Acababa de cumplir 14 años cuando apuñaló hasta la muerte a alguien al que consideraba un enemigo.
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