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5.000 jóvenes y sudaderas en descuento: así se cocina el éxito de una tienda fugaz en vísperas del Black Friday

La marca de ropa Scuffers tuvo que cerrar a las pocas horas un almacén ‘pop-up’ abierto en Madrid tras recibir una avalancha de compradores que llegaron a acampar en la calle para conseguir una prenda

Jóvenes reunidos en la pop-up de Scuffers abierta en Madrid este viernes. FOTO CEDIDA.
Jóvenes reunidos en la pop-up de Scuffers abierta en Madrid este viernes. FOTO CEDIDA.
Luis Enrique Velasco

Cuando el barrendero José Luis Morales llegó a limpiar la calle Nieremberg, en el barrio de la Prosperidad de Madrid, sospechó que algo “gordo” había pasado el día anterior. No se equivocaba. La tienda fugaz (pop-up) de la marca de ropa Scuffers tuvo que cerrar el pasado viernes a pocas horas de abrir tras recibir una avalancha de compradores ávidos por hacerse con un modelo de las famosas sudaderas. Cerca de 5.000 jóvenes, convocados por las redes sociales y atraídos por los jugosos descuentos, llegaron al distrito capitalino para hacerse con una prenda de la firma, que vende principalmente en línea. “Es imposible gestionar el caos causado por tal cantidad de personas”, explica Alex Moreno, coordinador de la apertura del local y quien tomó la decisión de cerrar el almacén luego de que un intento de organizar mejor la interminable fila desatase el desgobierno en el vecindario.

Los habitantes de Prosperidad relatan que desde la madrugada del viernes empezaron a llegar los primeros jóvenes con mesas, sillas y mantas listos para hacer guardia frente a las puertas del local y ser los primeros en acceder a la tienda que, bajo el esquema de tienda pop-up o fugaz, solo permanecería en esa ubicación durante el fin de semana. Sin embargo, las primeras sospechas de que algo se cocinaba en el conocido salón de eventos del vecindario llegaron cuando a la mañana siguiente los portales amanecieron bloqueados por barricadas de estudiantes que, saltándose las clases de instituto y de universidad, formaron una fila que “cercaba” por completo el barrio.

El punto de inflexión se dio cuando la policía, que había llegado por el aviso de un vecino, intentó reorganizar la fila para que los vecinos pudieran salir de sus portales, comenta Moreno. Fue entonces cuando un pelotón de jóvenes intentó colarse entre los primeros puestos y cuando la calle, copada por adolescentes que no se querían quedar atrás, sucumbió al caos. En respuesta, acudieron un par de furgonetas antidisturbios y al menos cinco ambulancias con el objetivo de distender la concentración. Pese a todo, la mayoría de vecinos coinciden en que los jóvenes se mantuvieron ordenados durante toda la jornada. Tampoco se registró ningún altercado violento.

Rafael Velasco, de 19 años, que fue uno de los primeros en llegar durante la noche del jueves, comenta que la marca se ha convertido en “un uniforme de los jóvenes en Madrid”. “Sales de fiesta a una discoteca y todas las llevan”, comparte. El joven universitario explica que los descuentos de hasta el 70% atrajeron a la mayoría de chavales, que dice, fueron convocados a través de la publicidad que se generó en redes sociales. “Son prendas que rondan los 60 euros y aquí las podías conseguir hasta por 10″, justifica Velasco. Al mismo tiempo, cree que un grupo considerable de compradores llegó animado por la idea de revenderlas por internet: “He abierto Vinted y está colapsado de este tipo de sudaderas”.

“No era normal, daba miedo no poder salir o entrar a la casa”, relata Ricardo del Pozo, con 27 primaveras transcurridas en este distrito. Los comercios de la cuadra, en cambio, celebraron la explosiva afluencia. “Lástima que no ponen un evento como esos todos los días”, afirma Tomás Béjar, dueño de una charcutería colindante, quien logró vender 200 bocatas para la muchedumbre hambrienta cuando suele despachar entre 15 y 20 diariamente: “A los vecinos les molesta, pero a mí me fue de lujo”.

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Jaime Cruz, cofundador de la firma, explica a través de una llamada telefónica que llegaron a un acuerdo con la policía en el momento para cerrar antes de tiempo y no abrir al día siguiente: “Para nosotros era prioridad que nadie resultase perjudicado por la situación”. También comenta que, para los que no llegaron a entrar (que fueron la mayoría, puesto que la compra se interrumpió cuando solo habían pasado 180 clientes), ofrecieron códigos QR donde podían encontrar el mismo descuento que en tienda. “En la web se vendió todo en 30 minutos”, afirma. De momento no tiene claro cuándo abrirá la siguiente tienda bajo esta modalidad en Madrid.

Un empleado vacía el almacén donde Scuffers abrió su tienda pop-up este viernes.
Un empleado vacía el almacén donde Scuffers abrió su tienda pop-up este viernes.

“Ni en Ferraz se reunieron tantos”, apunta un vecino que abandona una tienda de alimentos, donde no se para de hablar de la bulliciosa jornada que vivió el barrio. El descuento convoca, pero si se le suma la viralidad de las redes sociales, el cóctel es perfecto. Aun durante la mañana del sábado no paraban de llegar clientes con edades variopintas para preguntar a dónde se había movido la tienda. “Hemos cerrado”, explica uno de los organizadores mientras saca las últimas cajas de la vaciada tienda para meterlas en un camión.

Morales, que recorre con su carrito de limpieza la calle, señala que durante la mañana encontró la vía colmada de latas de refresco y fundas de aperitivos. Tras su paso, nadie sospechará de que por unas sudaderas en descuento el barrio fue ocupado por 5.000 jóvenes estudiantes.

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