Dispara en un bar, se esconde en casa e intenta escapar disfrazado de mujer con un mantón de Manila
La policía detiene en Alcalá de Henares a un hombre que causó heridas leves a dos clientes y trató de huir con peluca, gafas de sol y calcetines que simulaban ser pechos femeninos
El atuendo no despistó a los agentes y la noche de furia de un hombre de Alcalá de Henares llegó a su fin, a pesar del mantón de Manila. Este es el final pero, para situarse en el inicio de esta historia, hay que ir a un bar de esta localidad madrileña. Es viernes de madrugada, cerca de las tres y media. Dos hombres y una mujer se acercan a un bar de la plaza de La Garena cuando está a punto de echar el cierre y el dueño les advierte de que, como mucho, les puede poner una copa en vaso de plástico. Al trío no le convence la oferta y empieza a crear problemas, uno de ellos incluso destroza parte del mobiliario. “Fractura una mesa de cristal que lanza contra el suelo”, recoge el atestado policial. Uno de ellos, el más alterado, se marcha, pero no porque se haya rendido, sino porque regresa 10 minutos después con un arma de fuego con la que hiere levemente a dos personas, una de ellas, la mujer que lo acompañaba. Este solo era el principio. Después de los disparos, el hombre se esfumó.
La policía entra en acción en este punto. Los afectados relatan a los agentes lo sucedido y la patrulla se pone en marcha para inspeccionar el lugar. Acuden varios indicativos que empiezan a hacer batidas por la zona. Localizan a los dos acompañantes del supuesto atacante de la pistola. Ella asegura que lo ha conocido ese mismo día y que no sabe nada de él. Pasan las horas y amanece. Llegan hasta el vehículo del supuesto agresor y, a través de la ventanilla del copiloto, observan una pistola simulada y dos cartuchos que se podrían corresponder con la descripción que han hecho los testigos del ataque en el bar. En este punto, y gracias a las averiguaciones de la mañana del viernes, ya tienen una posible identidad y una dirección que corresponde a ese nombre. Continúa la búsqueda del rastro del hombre furioso. Los agentes han constatado que se trata de un individuo peligroso con un largo historial delictivo a sus espaldas.
Sobre la una de la tarde, hay una chincheta marcada en el mapa como el lugar en el que seguramente está el agresor. Los agentes decidieron establecer una vigilancia alrededor del domicilio del sospechoso desde esa hora. En ese punto se habían incorporado los GEO, el cuerpo de élite de la policía. Era un hombre que había disparado en un bar y que acumulaba medio centenar de antecedentes por lesiones, robos y amenazas. Nadie sabía de lo que iba a ser capaz. Pero no hubo un asalto de película, ni un tiroteo encarnizado, ni se atrincheró en casa. Pasadas dos horas y media, alrededor de las tres y media, una figura emerge del portal de un modo bastante estrafalario. Mantón de Manila, botas beige, una peluca negra, gafas de sol y dos extraños bultos en la parte del pecho. Los agentes dudan, es difícil creer que esa era la sombra tras la que llevaban varias horas.
Deciden detenerlo. Y aciertan. El hombre, español de 55 años, había decidido disfrazarse de mujer para escabullirse del dispositivo judicial, pero no tenía muy claro cómo parecer una. Y eso que no había dejado ningún detalle al azar, los bultos en su pecho eran dos calcetines enrollados. Cuando descubre a los policías, intenta dar marcha atrás y volver a meterse en el portal, pero es demasiado tarde.
La historia no acabó con la detención. Una vez esposado, la policía registró la casa y descubrió dos kilos de marihuana. Horas después, una señora que iba a echar de comer a los gatos de una colonia felina del municipio alertó de que había descubierto una bolsa con una escopeta recortada y cartuchos en el parque de Los Nogales. La policía científica analiza ahora esta arma y la del coche para dilucidar cuál de las dos fue la empleada en el ataque del bar. El juez mandó al detenido a prisión, acusado de un homicidio en grado de tentativa y de un delito contra la salud pública por la droga hallada en su casa. Fin de las 24 horas de ira del sospechoso con el mantón de Manila.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.