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Un niño con discapacidad, olvidado en el autobús escolar en Leganés y encontrado seis horas después

La madre del menor cuenta que no es la primera vez que “se dejan” a su hijo dentro del vehículo; la anterior fue en enero, durante la ruta de vuelta a casa

Paula Aparecida, madre del niño Leo, que ha aparecido dormido en el autobús de ruta, en su barrio de Leganés a 18 de septiembre.
Paula Aparecida, madre del niño Leo, que ha aparecido dormido en el autobús de ruta, en su barrio de Leganés a 18 de septiembre.Álvaro García
Beatriz Olaizola

Todas las mañanas, Paula Aparecida, de 40 años, ve cómo su hijo Leo monta en el autobús escolar y el lunes pasado no fue una excepción. A las 9.35 de ese día, el niño, de 11 años y con una discapacidad intelectual del 45%, subió al vehículo en una parada cercana al hospital Severo Ochoa, en Leganés, junto a otros cuatro compañeros y una monitora. En poco más de 20 minutos llegaron al colegio, el centro de educación especial Alfonso X el Sabio. Todos bajaron salvo Leo. Se había quedado dormido en el asiento de atrás y nadie se percató. El autobús, pequeño, de unas 25 plazas, siguió su camino hasta las cocheras, ubicadas en un polígono de Alcorcón, donde el conductor bajó, sin revisar el interior, cerró y se marchó. El menor, que está diagnosticado de autismo y a veces tiene dificultades para comunicarse, se quedó encerrado dentro, como ha adelantado este lunes la Cadena SER.

“Nosotros pensábamos que estaba en el colegio”, cuenta la madre a este diario por teléfono. La jornada escolar de Leo acaba a las 15.30 y Paula Aparecida estaba vistiéndose para ir a la parada a por el niño cuando recibió una llamada de su marido:

―¿Dónde está Leo?

―¿Dónde? En clase.

―Me ha llamado la policía.

Eran las 14.50. “Le dicen que tienen al niño, que lo han encontrado desorientado y deambulando solo por las calles de Alcorcón”, sigue Aparecida. Ninguno sabía qué estaba pasando. El padre se montó entonces en el coche, “desesperado”, y condujo a todo correr. Llegó a la comisaria de esta localidad y allí los agentes le repitieron lo que les había contado su hijo minutos antes y que consta en la denuncia interpuesta contra el centro y contra la empresa de transportes.

Leo recuerda haber montado en el autobús, que decidió sentarse atrás del todo y que nadie le abrochó el cinturón. Lo siguiente es que se despertó, un poco aturdido, en el mismo sitio, pero el vehículo ya no se movía y no reconocía nada de lo que veía por la ventana. “No sabe qué hora era, pero sí que hacía mucho calor”, apunta la madre. Al verse solo, caminó a la parte delantera y empezó a tocar el claxon, esperando que alguien lo viera y lo sacara de ahí.

Entonces, continúa con el relato de los hechos Aparecida, se acercó un hombre ―desconocen si era un trabajador de la empresa de transportes, Autocares Puesta del Sol S.L―, que abrió la puerta y, sin mediar palabra con el niño, le dijo que iba a llamar a la policía. “Nada más verlo, ni se ofrece a ayudarlo, ni nada”, relata.

―¿Por qué no esperaste?―, le preguntó la madre ya en casa.

―Porque se fue y me dejó solo.

Asustado, Leo salió de las cocheras, situadas detrás de la carretera de circunvalación R-5, y empezó a andar, sin rumbo. “No sabía dónde estaba, nos buscaba a nosotros, buscaba el colegio...”, recuerda con horror Aparecida. Caminó y caminó hasta que llegó a un supermercado Aldi, a unos dos kilómetros de donde había partido. Entró y pidió a una de las empleadas que le dejara utilizar el servicio. Según el relato de la madre, la trabajadora vio que el niño estaba solo, con su mochila a la espalda, que le costaba hablar y se le veía perdido. Fue ella quien llamó a la policía, que se puso en contacto con el colegio y, después, con la familia. En las cámaras del establecimiento marcaba que eran las 14.22.

“Nadie me llama del colegio para avisarme [de que el niño no ha ido a clase]. Tampoco me llega el mensaje de la aplicación diciendo que no está. Tengo otros hijos y siempre avisan”, critica Aparecida. El pasado viernes, la madre de Leo pidió cita para hablar con la dirección y que le explicaran lo ocurrido. “Pero nadie sabe nada. Ni ellos, ni el conductor, ni la monitora. Que ha sido un despiste. Sí, un despiste que podría haber acabado con la vida de mi hijo”, lamenta. Además de tener autismo, Leo sufre epilepsia y podría haberle dado una crisis, añade la madre.

Un portavoz de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid señala que este lunes han enviado a Inspección Educativa al centro para que elabore un informe “urgente” y que van a abrir un expediente a la empresa que realiza la ruta y al colegio “para depurar responsabilidades”. Este diario se ha puesto en contacto con el colegio, que ha señalado que la dirección se encuentra esta mañana reunida y que atenderán una vez acabe la reunión.

El AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) del centro ha enviado una queja a la dirección de área sur ―el órgano regional responsable de los colegios de la zona― por haber “puesto en peligro” a Leo y por “cometerse varias negligencias graves”. “Los servicios sanitarios están evaluando las lesiones producidas al menor, pero en todo caso desde el AMPA consideramos muy grave lo acontecido, un suceso más en un servicio que causa problemas todos los años y en repetidas ocasiones”, denuncian en el escrito.

Según la asociación de padres, se han dado situaciones “peligrosas” en “numerosas” ocasiones por “falta de experiencia, formación y estabilidad” de quienes prestan el servicio de transporte escolar. “Han fallado los protocolos de actuación tanto en las distintas empresas de transporte como en el colegio público”, critican y añaden que alguna de las incidencias las han comunicado a la Administración o la dirección del centro, y que otras se han resuelto entre las propias familias y la compañía de autobuses. “Se debería dar una formación sobre discapacidad a los profesionales (conductores y monitores) que prestan el servicio. Es muy llamativa la alta rotación de trabajadores”, reclaman en el texto.

La familia de Leo no sabe qué hacer, porque no es la primera vez que se olvidan a su hijo en el autobús. El 11 de enero, a la salida del colegio, el niño montó en el autocar para volver a casa, pero no llegó. “Se supone, porque no me dijeron otra cosa, que había una monitora nueva que llevaba un listado de los niños, donde no salía el de mi hijo y que en cochera se dieron cuenta de que había un menor todavía en el vehículo. Entonces no dije nada, pero ya no lo puedo dejar pasar”, sostiene Aparecida. Este lunes, Leo ha vuelto al cole después de una semana, aunque esta vez lo han llevado en coche. “Está muy nervioso, ansioso y le daba cosa entrar”, contaba la madre, poco antes del inicio de las clases. “Mi hijo no vuelve a subir en una ruta”, sentencia.

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Sobre la firma

Beatriz Olaizola
Es reportera en la sección de Madrid. Antes escribió reportajes para eldiario.es en el País Vasco, donde cubrió sucesos y temas sociales, políticos y culturales. También realizó prácticas en la Agencia EFE. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y máster en Periodismo UAM- EL PAÍS.

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