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Los alumnos de Leganés protestan por la falta de maestros y becas de comedor: “Extraño las clases”

La segunda semana del curso escolar termina en la Comunidad con miles de nombramientos pendientes y un aluvión de solicitudes de ayudas para la alimentación sin resolver

Becas Comedor Madrid
Niños, padres y maestros protestan el pasado viernes en el colegio público José María de Pereda de Leganés.Juan José Martínez
Juan José Martínez

Cuando el pasado viernes sonó el timbre que anunciaba el recreo en el colegio público José María de Pereda de Leganés, no se escuchó en el patio ningún balón rebotar, ni la algarabía de los alumnos al correr. Sonaron tambores, instrumentos que nadie tocaba desde hace semanas porque la profesora de música, despojada de su labor natural, cubre la baja de un maestro tutor y la asignatura está suspendida. La percusión ha antecedido a un grito chillón y pueril: “¡Faltan profes!”, coreaban cerca de 200 alumnos y una veintena de padres, con cacerola en mano, que protestaban por las incidencias que han manchado el inicio del curso escolar.

En este instituto faltan tres maestros; en la Comunidad de Madrid, 3.500, según Comisiones Obreras. Las becas para el comedor escolar también están sin asignar, lo que “ha resentido la economía familiar”, según el relato de una madre que pide anonimato. El Gobierno regional dice que el retraso se debe a un fallo “de carácter informático”, una respuesta “inadmisible” para la asociación de madres y padres del alumnado (FAPA).

La falta de maestros ha obligado a los colegios de Madrid a hacer malabares para cubrir las vacantes. En el José María de Pereda, los niños no han comenzado las asignaturas de música, inglés y educación física por falta de personal. El profesor de esta última narra que debido a las bajas ha tenido que asumir el cuidado permanente de un curso sin tutor y dejar de lado las lecciones deportivas: “Primero me dijeron que un día, luego que dos semanas”, pero al finalizar la segunda, aún no han asignado a ningún maestro.

Unos estudiantes que juegan en el patio afirman al unísono que les hace falta la clase de educación física. Un niño de 8 años que lleva un balón roído apunta: “Yo sí que extraño las clases porque me gusta moverme, me gusta correr”. El profesor de la asignatura, Nicolás Fernández, recuerda que para muchos estudiantes, el colegio es el único sitio donde tienen la oportunidad de ejercitarse, por lo que prescindir de esta asignatura por un tiempo prolongado “podría traer problemas de salud como la obesidad”.

En medio de la protesta ha tomado la palabra Mari Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Francisco Giner de los Ríos, una federación madrileña a la que pertenecen alrededor de mil asociaciones de padres. Micrófono en mano, ha hecho las veces de animadora para explicar a los estudiantes el motivo de la concentración. Morillas denuncia que la asociación que preside ha identificado centros educativos en los que faltan hasta 30 docentes por asignar. Lejos de ser una anécdota, la situación de este colegio de Leganés evidencia una falla sistémica en el sistema educativo madrileño.

Los menores con condiciones especiales como hiperactividad, trastorno del lenguaje o autismo, que en este colegio suman 14, han dejado de ser atendidos en clases personalizadas. Mónica Morales, psicopedagoga del centro, ya no puede asistirles porque ahora cubre la baja de una profesora de primaria. “Algunos niños con condiciones especiales no quieren venir al cole. Yo soy su referente y sin mi atención se sienten perdidos”, afirma la maestra.

A las 11.30 la rebelión de los pequeños había alcanzado su punto álgido. Algunas vecinas, contagiadas por el ánimo de los alumnos, han secundado la protesta desde sus balcones. En una sexta planta con vistas al patio escolar, una señora detrás del tendedero saca la tapa de una olla por encima de los pantalones recién lavados y la golpea con vehemencia.

Carmen Morillas, presidenta de la federación de Ampas Francisco Giner de los Ríos, el pasado viernes.
Carmen Morillas, presidenta de la federación de Ampas Francisco Giner de los Ríos, el pasado viernes.Juan José Martínez

La asignación de plazas para los docentes no es el único retraso que ha sufrido la comunidad educativa. La demora en las respuestas de las becas para el comedor tiene en jaque a varias familias que dependen de esta subvención. Radostina Kancheva tiene dos hijos escolarizados en el José María de Pereda. Con la ayuda de su suegra, pagó el comedor este mes, pero si en octubre no llegan las becas de la Comunidad ha contemplado con su pareja sacar a los niños del sistema de alimentación escolar. “Nos hemos planteado reducir la jornada de trabajo para recogerlos una hora antes y que coman en casa, pero eso implicaría recibir menos ingresos”, señala esta madre que ha llegado a protestar al patio del colegio. A su lado, otra mujer reconoce estar “tirando de los recursos” de sus padres para costear la alimentación de su hijo. De las 45 solicitudes de beca que han enviado los padres de este centro, la Administración solo ha tramitado cinco, según el director del centro, Evaristo García.

La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid asegura que “los expedientes quedarán resueltos antes del 31 de octubre″. Hasta entonces, indica un portavoz de la Administración, “la consejería asume el coste de la beca del comedor de todos los que las hayan solicitado”, pero la consejería no ha aclarado cómo hará el reintegro de los pagos de las familias. Más allá de las palabras, García asegura que la Comunidad no les ha indicado ningún plan para acceder a esta ayuda. “No está clara la resolución, los directores no sabemos lo que tenemos que hacer”, concluye.

La protesta escolar de este viernes en el José María de Parade ha coincidido con el último día en funciones de García, quien se jubila después de una carrera de más de 30 años en la educación pública y 23 al mando de este colegio. “Desde que estoy acá ha sido una lucha constante con la administración”, asegura. La falta de personal también ha salpicado a la parte administrativa, hasta el punto de que el director ha tenido que ejercer las funciones de jefe de estudios, otro de los cargos sin cubrir desde el comienzo de curso.

Al terminar la manifestación, los alumnos han sorprendido al director con un pasillo de honor de despedida mientras coreaban su nombre. García, conmovido hasta las lágrimas, recorrió el camino bordeado por los menores, extendiéndoles la mano como un astro del fútbol. Minutos después, con los ojos aún aguados, lamenta que su trabajo no se realice con la ayuda de la Comunidad, sino a pesar de ella. “Ellos no ven niños, ven números”, remata.

Evaristo García, director del colegio José María de Pereda, se despide el pasado viernes de sus alumnos antes de su jubilación.
Evaristo García, director del colegio José María de Pereda, se despide el pasado viernes de sus alumnos antes de su jubilación.Juan José Martínez

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