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Rochy RD, el rapero que enloqueció a la policía de Madrid

Decenas de policías se movilizan para evitar disturbios entre bandas durante el concierto del cantante de moda de los dominicanos

Jacobo García
El rapero Rochy RD.
El rapero Rochy RD.

Oro, mucho oro. En cuello, muñecas y dientes. Y policía, mucha policía. En la calle, a la entrada o en las inmediaciones del metro. De uniforme y de paisano. Pero ni rastro de gorras de beisbol, caderas sudorosas ni adolescentes con el pantalón por debajo del calzón. Menos aún de pandilleros, trinitarios, machetes, pistolas, muertos o peleas. El concierto del rapero dominicano Rochy RD se ha celebrado esta madrugada sin incidentes en la elegante discoteca Oh my club de Madrid, en los límites entre La Castellana y Tetuán. La única víctima ha sido el programador del evento, que ha llevado a cabo el peor negocio del mundo.

Por temor a que se repitieran los incidentes de hace cuatro meses en Fuenlabrada, donde murió un joven de un disparo en la cabeza, los clientes habituales no han llegado y los dominicanos que enloquecen con el rapero ni se han acercado. Cabreado, el gerente que firmó el contrato iba de lado a lado de la puerta maldiciendo el documento. La discoteca de la que era relaciones públicas Kiko Matamoros había programado un concierto para bandas latinas. ¿Hay algo más punk que eso?.

“Es un desastre, me arrepiento”, decía una hora antes del comienzo del concierto. “Me han cancelado la reserva 12 clientes de los gordos. Y eso son 30.000 euros”, explicaba. A la sangría se sumaba el precio del equipo de seguridad. A los 10 porteros hubo que añadir otros 12 más del tamaño de un armario, que le estaban costando un dineral. Casi a las tres de la mañana en el local había solo medio centenar de clientes habituales y otros tantos elegantes dominicanos de copas.

Así que los 21 guardias de seguridad, expertos en artes marciales y disolver broncas serias, han ocupado la mayor parte de su tiempo en revisar bolsos diminutos que parecían polveras. Por temor a disturbios, las entradas nunca se pusieron a la venta y casi todos los clientes han asistido en calidad de “invitados a una fiesta privada”. La mayoría ni siquiera sabían quién era el temido cantante al que iban a escuchar y del que todas las televisiones hablaron durante el día. Con todo el revuelo, Rochy RD era el único satisfecho. El cantante de 31 años ha celebrado la alegría de estar en España y de ser entrevistado por la prensa internacional, ha dicho en sus redes. Su internacionalización va viento en popa.

Aderly Ramírez Oviedo, conocido como Rochy RD, es un ídolo de masas que llena estadios y discotecas en República Dominicana, Estados Unidos o España. Con más de cuatro millones de suscriptores en YouTube y algunos premios internacionales, su canción Ella no es tuya junto a Myke Towers y Nicki Nicole, fue elegida por Obama entre sus favoritas en el verano 2021. El acoso durante las cinco noches que ha pasado en Madrid ha sido tal que ha cambiado cuatro veces de hotel, ha contado su equipo.

Aunque su carrera está marcada por la polémica, sus presuntos vínculos con los trinitarios, una de las bandas juveniles más violentas de Madrid, surgida en Estados Unidos en los años noventa, es el menor de sus problemas. De hecho, la etiqueta de rapero trinitario se reduce a referencias muy remotas en un par de canciones y al furor que despierta entre sus seguidores, como en muchos dominicanos. Nada que no le hubiera pasado antes a los Tigres del Norte o Christian Nodal, ídolos de la música popular mexicana a quienes siempre han colgado el sambenito de vínculos con carteles. Según el rapero, su cercanía con los trinitarios “es un malentendido”.

En la actualidad, Rochy RD es uno de los principales exponentes del rap y el Denbow, una evolución del tropical bass similar a la del reguetón boricua o el funk cuyas letras reivindican el poder de la calle y la gente de abajo con un lenguaje directo sobre sexo o drogas, mientras exhibe pulseras de oro y calles de barro en el mismo videoclip. Un estilo ostentoso y polémico que conecta con los jóvenes y los barrios. Solo quienes ahí viven pueden entender el estribillo de Los Pobres y los Ricos: “Ahora, con el que e’ rulay es que yo me identifico/ Ná má ponte a pensá, ¿quién quiere vendé perico? / E’ la adrenalina que te pone a andá bonito/ Hay que arriesgarse, mente a ná, yo salgo ahorita/ Hay que ponerse Cartier, la cadena y lo’ anillito”.

En mayo del año pasado, Rochy RD fue detenido tras ser acusado de abusar sexualmente de una menor de 16 años. Después de tres meses encarcelado, el día de que salió de prisión tras llegar a un acuerdo con la víctima fue una fiesta en las barriadas de Santo Domingo. A las puertas de la cárcel ―por la que ya había pasado 10 años antes por fraudes por internet― había cientos de personas esperando que entraron en éxtasis, cuando salió del patio de la prisión subido a una camioneta negra. En una mano grababa con el móvil a sus fans y con la otra estiraba dos dedos haciendo la forma de una pistola.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.

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