Las grietas en el plan de natalidad de Ayuso: una pareja de 30 años adopta a un niño y recibe cero euros
La presidenta prometió ayudar con 500 euros mensuales como mínimo a 12.000 mujeres embarazadas y familias adoptantes, pero lo presupuestado este año no alcanza ni a la mitad
Javier Anta tiene 31 años y reconoce que han tenido mucha suerte. Su pareja tiene todavía 30 y hace un año, gracias a un sorteo de la Consejería de Familia, les tocó ser de los primeros en la lista para solicitar una adopción. Al ser los más jóvenes de una terna de unos 50, tenían prioridad para recibir a un menor de entre cero y tres años. Y un día de finales de verano —los padres prefieren no mencionar la fecha exacta para evitar problemas con la familia biológica— recibieron una llamada: “Ya tienen una asignación”. Una asignación era un bebé. Y se fueron corriendo al hospital, la madre había renunciado a él. Todo había sido más rápido de lo que ninguno había previsto. Un caso excepcional para los cientos de familias madrileñas que sueñan con un momento así. En menos de nueve meses, se habían convertido en padres. Su expediente estaba hecho a la medida de las prometidas ayudas a la natalidad del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, de 500 euros mensuales. Pero, a falta de que se resuelva el trámite judicial que les reconoce oficialmente la adopción antes de que uno de ellos cumpla los 31 años, están a punto de quedarse sin nada.
Javier y su pareja, Pedro Angelo, nunca pensaron que podrían tener un hijo con 30 años. Con lo que eso implica estos días: un alquiler que se come gran parte de lo que ganan, dos trabajos con salarios modestos —uno es educador social y el otro se dedica a la hostelería— y los meses de papeleo, cursos y entrevistas personales que implica un proceso en el que se quedan por el camino cientos de familias después de años. El mes en el que se inscribieron en la lista para adoptar, que abrió en 2022 después de ocho años cerrada, entraba en vigor el “mayor plan de natalidad de la historia de la región”, que había prometido Ayuso.
El programa, todavía vigente, contempla unas ayudas de 500 euros mensuales para mujeres y familias adoptantes de no más de 30 años y que lleven empadronados en la región al menos cinco años. Cubre desde el quinto mes de embarazo hasta los dos años del menor y, en el caso de las adopciones, desde el momento de su inscripción en el Registro Civil, hasta los 24 meses después, independientemente de la edad del niño. En total, la Comunidad ofrecía 14.500 euros para las familias que no superaran unos ingresos de 30.000 anuales (de forma individual) o 36.200 (de forma conjunta). En su anuncio, en junio de 2021, Ayuso hablaba orgullosa de la “región de las familias” y que sin niños “no había futuro”.
Pero Javier y Pedro no cabían en ese plan. Habían logrado lo imposible, adoptar a un bebé con 30 años, cuando la edad mínima a la que se puede optar a una adopción son los 25; que en un sorteo según el número de DNI uno de ellos tuviera la suerte de colocarse de los primeros; que resultaran idóneos para la Consejería; que una familia renunciara a la niña en el hospital; que no se lo pensaran dos veces. Y han recibido cero euros. El plan de Ayuso no contemplaba uno de los males del proceso de adopción español: el tiempo.
La bebé que esta pareja adoptó se encuentra en acogimiento preadoptivo, una figura administrativa que supone el último paso antes de que un juez reconozca oficialmente la adopción y puedan inscribirla en el Registro Civil. Un trámite judicial que se puede alargar, como mínimo, seis meses, aunque se puede extender a uno o dos años, estima la pareja. “Y eso si no hay ningún conflicto con la familia biológica y se le consigue localizar para que ratifiquen su decisión de dar a la niña en adopción”, cuenta Javier. La pareja no tiene tanto tiempo, Pedro cumplirá este año 31 y pueden quedarse fuera de estas ayudas. El plan de natalidad no contempló a las familias que se encuentran en esta situación.
Menos de la mitad de las ayudas previstas
Las solicitudes aprobadas han sido muchas menos de las que contempló la presidenta en su anuncio, según los datos que ofreció el Gobierno a la petición de información de la diputada del Partido Socialista y portavoz de las políticas sociales de ese partido, Lorena Morales. El plan, que se anunció como histórico, buscaba ayudar a entre 12.000 y 14.000 mujeres desde enero del año pasado, pero hasta el 17 de mayo solo se aprobaron 1.939 solicitudes. El resto de cifras no son públicas y sigue abierta una nueva petición para conocer el total de los que se aprobaron en todo 2022. Si se hace una estimación, teniendo que se siguió con el mismo ritmo de solicitudes el resto de meses, se hubieran alcanzado unas 4.653, menos de la mitad de las que proyectaron.
El Gobierno anunció también un presupuesto anual de 250 millones de euros para financiar los apoyos. No obstante, la cantidad que comprometió finalmente en los Presupuestos para este año apenas es de 35,6 millones. “Puro humo”, denuncia la diputada Morales, que critica una medida que “no ayuda a casi nadie y mucho menos a las familias adoptantes o acogedoras, que ni las contempla”, agrega. La diputada insiste en otra problemática: “¿Qué sentido tiene apoyar a una mujer embarazada desde el quinto mes de embarazo y no hacerlo con una familia que ya tiene un bebé en acogimiento preadoptivo o a quienes acogen a menores, que encima le ahorran a la Comunidad y evitan la saturación de los centros? Lo que hacen es considerar a las familias adoptantes y acogedoras como familias de segunda”, denuncia.
La Comunidad buscaba con estas ayudas “incidir en la reducción de la edad de la primera maternidad de las madrileñas”, le responden a Morales en otro documento reciente ante la duda de por qué se quedan fuera de estas medidas familias como Javier y Pedro. El Gobierno regional insiste en un punto que ha irritado a la pareja: “El vínculo de filiación solo se constituye tras el auto de adopción”. Pero antes de que llegue ese auto, el bebé ya tiene una casa y unos padres y quienes adoptan consideran que es solamente un paso judicial más, que su relación comienza desde el momento en que se lo entregan. Se encuentra en acogimiento preadoptivo como último paso antes de la adopción definitiva y durante ese proceso no reciben ninguna ayuda. Desde el Gobierno insisten: “No es equiparable en ningún caso a la paternidad/maternidad que es lo que se pretende fomentar con las ayudas a la maternidad pues, en el mismo, el vínculo de filiación se mantiene con la familia de origen”.
“Lo que alega la Comunidad choca totalmente con el hecho de que esas mismas ayudas sí se dan a las mujeres embarazadas a partir del quinto mes de embarazo, cuando legalmente no se es madre/padre hasta que el menor no nace”, critica Morales. Y agrega: “Tal y como responden ahí, para la Comunidad de Madrid no son familias. Y, por tanto, ni acceso a su ayuda tienen. Las familias desearían tener la adopción directamente, porque para eso se ofrecen: para adoptar, no para acoger. La figura del acogimiento previo a la sentencia de adopción es un periplo por el que se les obliga a pasar. Por eso hay familias que se van a adopción internacional, para evitar eso”.
Javier y Pedro nunca pensaron que se les iba a acabar el tiempo. Desde el principio, todo había sido más rápido de lo que pudieron procesar, “poco más de lo que dura un embarazo”, cuenta todavía sorprendido Javier. La edad media de las mujeres que se quedan embarazadas por primera vez en Madrid es de 32 años, según el Instituto Nacional de Estadística, de manera que la mayoría queda también fuera de estas ayudas. El caso de la pareja, como el de muchas familias en la Comunidad, se cuela por las grietas de un plan que se ha desinflado al tocar tierra con la realidad de la natalidad en la región.
Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.