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El caso de un niño con diabetes sin escolarizar por la falta de enfermera destapa otra situación similar en Móstoles

La Consejería de Educación de Madrid enviará una enfermera al centro público Leonardo Da Vinci a partir del lunes, después de que la familia denunciara lo ocurrido en este periódico

Yolanda Montero, madre de Lian, retira el medidor de azúcar de la mano de su hijo después de pincharle.
Yolanda Montero, madre de Lian, retira el medidor de azúcar de la mano de su hijo después de pincharle.KIKE PARA
Beatriz Olaizola

Los padres de Lian, un niño de tres años con diabetes que llevaba un mes sin escolarizar por la falta de enfermera en su colegio, respiran aliviados. El director del Leonardo Da Vinci, el centro público de Móstoles (Madrid) al que acudía, les ha comunicado este viernes que la Consejería de Educación enviará una enfermera a partir del lunes para atender al pequeño, desde que entre en clase hasta que salga. Después de que este periódico contara este jueves el caso de Lian, el Ayuntamiento de Móstoles se ha puesto en contacto con el colegio y ha remitido una carta a la Dirección de Área Territorial (DAT) de Madrid Sur para exigir que se cumpla la normativa y que contraten a un profesional sanitario ante la “grave situación del menor”. A raíz de la publicación, otra familia de Móstoles con una hija con diabetes de siete años ha denunciado que en su colegio tampoco hay enfermera.

“Y, encima, a jornada completa”, cuenta por teléfono Yolanda Montero, madre de Lian, a media mañana de este viernes. Se acaba de enterar de la noticia y está emocionada. Su hijo tendría que haber empezado segundo de infantil el 7 de septiembre, pero un par de días antes del inicio de curso, la familia se enteró de que este año no habría personal sanitario para atender al niño. El anterior sí tenía. El motivo, según les explicó la que hasta entonces había sido la enfermera del centro, era una modificación en las condiciones laborales: reducción de jornada y contrato de seis meses en vez de uno anual. Padre y madre contactaron con distintas administraciones públicas, incluido el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, para buscar una solución, pero hasta este viernes no habían recibido una respuesta.

Han pasado un mes de espera y desesperación. Lian tiene diabetes mellitus tipo I y, como es pequeño, requiere una vigilancia constante de sus niveles de azúcar en sangre: cada dos horas y media como pauta, y cada vez que salga y vuelva del recreo, o vaya a comer algo. En casa se encargan sus padres, pero en el centro es necesario que haya alguien especializado para hacerlo, tal y como recoge la una orden de la Comunidad de Madrid publicada en 2014. El texto expone que la Consejería de Educación, Juventud y Deporte debe “proporcionar una asistencia especializada [...] de enfermería a los alumnos con necesidad de atención sanitaria escolarizados en centros educativos públicos”.

A esta normativa ha aludido el Ayuntamiento de Móstoles, que desconocía la situación de Lian, para exigir una “solución urgente” que garantice el derecho a la escolarización y educación básica del niño. Nati Gómez (Podemos), responsable del área de Educación y Juventud del consistorio, ha enviado una carta al servicio de inspección, dependiente de la DAT y, antes de recibir una respuesta, el centro ya había comunicado a los padres del niño que el lunes tendrían enfermera.

Quienes no la tienen son los alumnos del colegio público de Infantil y Primaria Joan Miró, también en Móstoles. Víctor Serrano, padre de una niña de siete años con la misma enfermedad que Lian, ha contactado con este periódico tras leer la información publicada el jueves para denunciar que, desde septiembre, no hay profesional sanitario en el centro. A Mireia, la hija, le diagnosticaron diabetes el año pasado y entonces, gracias a la presión de la familia y de la asociación de padres y madres del centro, consiguieron que contrataran a alguien. Hasta ese momento el centro no disponía de enfermera. “Creo que es lo mínimo para un colegio de más de 1.000 alumnos, que haya alguien para atenderlos, y más si hay críos enfermos”, critica el padre.

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Ya han reclamado al centro, pero, como en el caso de Lian, no han recibido una solución: “Que no pueden hacer nada, pero es falta de interés”. Ahora, los familiares de Mireia se turnan para ir al colegio cada día a medirle ellos mismos los niveles de azúcar y pincharle insulina en caso de que sea necesario. “Vamos todos los días, siempre sobre las once de la mañana. En el colegio nos dicen que es lo único que podemos hacer por ahora.”, cuenta Serrano. Los días que la familia no ha podido ir, la insulina se la ha administrado un profesor con diabetes del centro. “Si no vamos nosotros, solo están ellos. ¿Y si tiene una subida o bajada repentina? Tengo que dejar lo que estoy haciendo y salir pitando”, añade el padre.

El sindicato de enfermería (Satse) en Madrid y el Colegio Oficial de Enfermería (Codem) denunciaron en septiembre que la región apenas “cuenta para el curso 2022-2023 con 700 enfermeras escolares para un millón de alumnos”, lo que supone una ratio de un profesional sanitario por cada 1.428 alumnos. En Madrid, hay 1.289 colegios públicos de Infantil y Primaria, según los últimos datos, referentes al curso 2020-2021, y alrededor de 400 tenían una enfermera el pasado mes de abril, como recoge el listado que publica periódicamente la asociación de diabetes de la comunidad. Ante estas cifras, el sindicato de enfermería recuerda que todos los centros deberían tener un profesional sanitario, haya alumnos con algún problema de salud o no. “Es importante que alguien atienda a los niños en cuanto pasa algo imprevisto”, indica un portavoz. En Codem coinciden. “Si hubiera recursos suficientes y la figura de la enfermera escolar estuviera asentada en la comunidad, se evitaría el absentismo”, señala Mar Rocha, portavoz del Colegio de Enfermería.

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Sobre la firma

Beatriz Olaizola
Es reportera en la sección de Madrid. Antes escribió reportajes para eldiario.es en el País Vasco, donde cubrió sucesos y temas sociales, políticos y culturales. También realizó prácticas en la Agencia EFE. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y máster en Periodismo UAM- EL PAÍS.

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