Del incendio a los tribunales: 20 años para recuperar las zonas verdes que engulló el nuevo Palacio de los Deportes de Madrid

Es 28 de junio de 2001 y Madrid se despierta en estado de alarma. El Palacio de los Deportes, situado en el corazón de la capital, está en llamas. A las 8.10, un operario que maneja un soplete para una reparación en el techo del edificio ha provocado un incendio. Acuden los bomberos. Hay tanto humo que el empleado que les guía por las tripas del complejo sufre una intoxicación. Ceden los 2.500 metros cuadrados de techumbre. Y la inmensa humareda que se ve desde cualquier punto de la ciudad anuncia lo que va a pasar: el único pabellón multiusos de la ciudad queda destruido. Más de 20 años después, los rescoldos de aquel fuego siguen al rojo vivo.

El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid han comenzado este verano los trámites para instalar nuevas zonas verdes en esta área del barrio de Goya, en el distrito de Salamanca, y así cumplir con una sentencia del Tribunal Supremo. Es el fruto del trabajo de Pedro Gili Granado, un abogado que lleva dos décadas litigando contra la Administración, primero en representación de una comunidad de vecinos de la zona, luego, dice, “por amor propio”, para que se restituyan los espacios de disfrute vecinal que engulló el nuevo pabellón erigido sobre las cenizas del anterior.

“Son 20 años, pero esto es así”, resume al teléfono Gili Granado. “Los procedimientos judiciales contra la Administración uno los puede ganar, pero ejecutarlos es complicado. Lleva y cuesta su tiempo”, describe. “Hubo un momento en el que la comunidad de propietarios a la que representaba perdió el interés, y se cansaron”, recuerda sobre la sentencia que les negó a los vecinos una compensación económica por los cambios. “Pero yo no me cansé. Hay cosas que cuesta admitir”.

La reconstrucción del Palacio de los Deportes había acabado con dos zonas de arbolado y un total de 3.854 metros cuadrados de zonas verdes. El impacto de la desaparición de la vegetación en el barrio queda claro en el documento ambiental estratégico que firman los técnicos de una empresa especializada como parte del proceso iniciado ahora para su restitución: su ausencia conlleva dejar sin solucionar “las necesidades más básicas de estancia y esparcimiento al aire libre de la población del barrio”, “incrementando el efecto isla de calor”, o “empeorando la calidad del aire en factores como la humedad relativa, la fijación de CO₂ y de partículas”.

Así, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid le dio la razón a los demandantes en 2008, cuando impugnaron la modificación de los elementos de la zona. Esa sentencia fue confirmada en casación por el Tribunal Supremo en 2012, puesto que la modificación del plan urbanístico diseñada para levantar un nuevo Palacio de los Deportes (hoy WiZink Center) suponía la disminución de suelo calificado de verde básico. Y esa calificación, explica ahora el abogado, no es menor: quiere decir que esos terrenos tienen que estar en ese barrio, y no vale con restituirlo en otro punto del municipio.

“Concepto de barrio”

El pulso jurídico culmina en 2018. Entonces llega una sentencia que considera “notorias las deficiencias que se derivan de la intención [del Ayuntamiento y la Comunidad] de delimitar suelos con la finalidad de cumplir cuantitativamente, que no materialmente, una sentencia, pero olvidando los conceptos de barrio, zona verde, recreo y esparcimiento que no analiza ni estudia en la propuesta desnaturalizando la finalidad esencial del suelo desaparecido con la ejecución de las obras de ampliación del Palacio de Deportes”.

Para ejecutar lo mandatado por el tribunal, el Ayuntamiento plantea una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para cambiar a zona verde el uso de una porción de la vía pública secundaria de la calle de Lombía, y el del espacio situado entre la fachada principal y el vuelo de la cubierta por el de zona verde. El resto de plantas y árboles se situarán en zonas que ya tienen dicha calificación. Uno de los primeros pasos que se tiene que llevar a cabo para que el proceso avance es el estudio del impacto ambiental que tendrían esos cambios, que se puede consultar en el portal de transparencia autonómico desde el miércoles pasado.

El resumen: árboles en macetas para sortear la falta de terreno, ya que bajo ese suelo hay un aparcamiento subterráneo; enlosado como el de la avenida de Felipe II; zonas ajardinadas “de dimensión pequeña o media”; y un jardín vertical en uno de los muros que cierra perimetralmente el Palacio. Todo, de llevarse a cabo, lo tendrá que pagar la Comunidad de Madrid. La nueva propuesta incorpora a la zona 4.810 metros cuadrados de zona verde básica al servicio del barrio, con lo que se extiende la superficie de este tipo que había antes de la reconstrucción.

Pero el abogado Gili Granado ya ha analizado el plan. Y estudia nuevos recursos. “Tenemos intención de señalar que lo que propone el Ayuntamiento tampoco reúne las condiciones básicas de zona verde”, advierte el abogado, especialmente crítico, entre otras cosas, con el jardín vertical o el uso de parte de la acera de la calle de Jorge Juan. Más de 20 años después del incendio del anterior Palacio, sigue viva la lucha para que los vecinos recuperen las zonas de esparcimiento que tenían en 2001.

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