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Así se organizan en las redes sociales los antisistemas del Metro de Madrid para colarse sin pagar el billete

El grupo de Telegram, con más de 1.600 usuarios activos, informa a diario sobre la posición de los revisores en la línea de transporte para evitar las sanciones

Un operario pasaba por los tornos de la estación de Gran Vía, el 15 de julio de 2021.
Un operario pasaba por los tornos de la estación de Gran Vía, el 15 de julio de 2021.INMA FLORES (EL PAIS)
Clara Angela Brascia

Estación de Pueblo Nuevo, siete de la tarde de un martes de agosto. Los viajeros del Metro de Madrid se bajan del tren de la línea 5 para dirigirse al intercambiador con la 7 que llega hasta Pitis. Lo que no saben es que en los pasillos que conectan una línea con las otras les esperan tres revisores, listos para sancionar a todos los viajeros que, de una forma u otra, han conseguido colarse en el metro sin pagar el billete. Para alertar del peligro, un grupo de antisistemas críticos con el servicio de transporte público ha decidido aprovecharse de las herramientas que ofrecen los smartphones y organizar un “boca a boca” a través de las redes sociales.

“Nos dedicamos a indicar dónde hay controles de revisores que hacen emboscadas a los viajeros porque el servicio es una mierda”, reza la descripción de la cuenta de Twitter AntiRevisores, con algo más de 7.000 seguidores. El perfil no es muy activo en esta red social, donde tiene solamente seis publicaciones desde el 2019, fecha de su creación. El verdadero objetivo es dar a conocer los grupos de Telegram, donde, además de Madrid, también se informa sobre los controles en el servicio de transporte de Valencia y Barcelona.

En el punto de mira se encuentran también los interventores de la red de autobuses y cercanías, aunque el principal objetivo son los trabajadores del Metro, un servicio que los usuarios no reputan a la altura del precio del billete. “Frecuencia de paso de risa. En verano no se pone el aire, en invierno lo contrario con la calefacción. Caen cuatro gotas y se inundan los andenes y las escaleras siempre averiadas”, explica el anónimo detrás del perfil de Twitter. “Una vez que se cumplen 26 años es un precio que no lo vale. Y hay gente que con 28 está aún haciendo un máster, o no trabaja”.

Señalar en directo donde se encuentran los revisores de la forma más detallada posible ―estación, línea, número de interventores y posición exacta dentro de la estación― no es la única misión de estos antisistemas del metro. También proporcionan un listado de las estaciones donde es menos probable encontrarse con un control, según la experiencia de los usuarios. Así, quién se baje en Sol tiene mayores probabilidades de pasar desapercibido si usa el acceso por la calle de Preciados, mientras que la entrada por el centro comercial es la más segura cuando se pasa por Nuevos Ministerios.

Los grupos surgieron en sustitución de la aplicación para móviles Memetro, que dejó de funcionar en diciembre de 2020. “Memetro es un tipo de trastorno del funcionamiento de la memoria, durante el cual la persona afectada es incapaz de recordar que, según la normativa vigente de los transportes metropolitanos, ha de validar el título de transporte en la entrada de las instalaciones de tren o metro”, cita la página web, aún activa. El funcionamiento era el mismo: informar sobre la presencia de revisores a lo largo de la línea del metro.

En el grupo de Telegram, que cuenta con más de 1.600 personas, no todos los días son igual de concurridos. En agosto, debido también a la menor presencia de viajeros en el metro de Madrid ―en la primera mitad del mes, el servicio ha registrado 16 millones de usuarios, frente a los alrededor de 50 millones en mayo y junio, antes del comienzo del verano―, las alertas son esporádicas. “Revisores bajando escalera Alonso Martínez sentido línea 5. Poniendo multas”, escribía el usuario Robinson R. el pasado jueves. “¿Nada más bajar las escaleras mecánicas de la línea 5 o ya en el pasillo final que da a los dos andenes? Gracias”, preguntaba el anónimo F. “Nada más bajar”, ha sido el mensaje final.

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Mensajes en un grupo Telegram que avisan de la presencia de revisores en el Metro de Madrid.
Mensajes en un grupo Telegram que avisan de la presencia de revisores en el Metro de Madrid.

No siempre, sin embargo, se consigue evitar un control. Por esta razón, en la descripción del grupo, avisan del precio de las sanciones y aconsejan la compra de una tarjeta anti NFC, capaz de bloquear las señales de cualquier escáner. “Si vas con el abono de tu abuela o madre de más de 65 años, con la tarjeta anti NFC los interventores no detectan que la llevas. Así dices que te has colado, aceptas la multa y continúas usando el abono senior o junior de otro, sin que te le confisquen”, explica el coordinador del grupo.

Saltarse los tornillos y colarse en los pasillos laberínticos de algunas estaciones de Madrid requiere experiencia y sangre fría, tanto que la noticia de la reducción hasta el 50% del precio de los abonos de transporte de septiembre a diciembre ha sido acogida con júbilo por los usuarios “anti revisores”. “Yo si tuvieran precios así, que me parecen justos, sería legal siempre. No me gusta ir nerviosa y mirando los pasillos a ver si hay revisores”, precisaba ChicaMadrid este lunes en el grupo de debate, donde los usuarios intercambian opiniones y consejos sobre el servicio de transporte.“El problema es que para los que no somos ancianos ni jóvenes hay precios abusivos, por esto tanta gente se cuela”.

No pueden faltar en estos días los consejos básicos sobre cómo aprovechar al máximo los descuentos: desde esperar hasta el primero de septiembre para cargar el abono mensual ―y mientras tanto tirar del billete de 10 viajes― hasta anticipar al 31 de diciembre la última recarga, para empezar el año nuevo “a precios de 2022″. “Si se mantuviese así los precios me plantearía ser legal”, reflexionaba Flavio. No todos comparten su entusiasmo. “Yo no, pero es verdad que son mucho más justos”, comentaba otra usuaria, que a pesar de los descuentos no tiene intención de abandonar el viejo truco de colarse.

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Clara Angela Brascia
Reportera italiana asentada en Madrid desde 2019. Después de pasar por las secciones de Local y Sociedad, ahora escribe reportajes de Tecnología y Salud. En eldiario.es ha escrito sobre temas sociales y económicos. Graduada en Literaturas Comparadas por la Universidad de Turín y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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