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Los últimos fieles de Casado en Madrid: “A Pablo lo han destrozado”

Abandonado por el PP, solo un reducido grupo mantiene su lealtad al líder saliente en el territorio que domina Díaz Ayuso

La secretaria general del PP de Madrid, Ana Camins; el presidente del PP, Pablo Casado; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, el 23 de abril de 2021.
La secretaria general del PP de Madrid, Ana Camins; el presidente del PP, Pablo Casado; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, el 23 de abril de 2021.Isabel Infantes (Europa Press)

―Mi compromiso con el Ayuntamiento de Madrid está muy por encima de mi compromiso con el PP. Mi compromiso con los madrileños está muy por encima de mi compromiso con las responsabilidades orgánicas que tengo con mi partido. Mi compromiso siempre va a estar por encima de cualquier interés partidista que pudiera tener.

Es martes, 22 de febrero, y José Luis Martínez-Almeida está a punto de anunciar que deja la portavocía nacional del PP y, con ella, su puesto como número tres del partido. En medio de la guerra desatada en la formación por un contrato de la Comunidad de Madrid del que se benefició el hermano de la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, el regidor se distancia del líder nacional, Pablo Casado.

La renuncia es una especie de cortafuegos para intentar salvar su carrera política del incendio que devora a su formación. Con esa baja voluntaria, el aún presidente del PP pierde a su principal apoyo institucional en Madrid, el corazón del partido. Y algo más. Pronto queda claro que a Casado lo han abandonado todos los pesos pesados en una región nuclear para el PP, la misma en la que dio sus primeros pasos en política, y la que le aupó al poder en las primarias de 2018. Con unas pocas excepciones: Ana Camins, diputada regional, senadora y secretaria general del partido en la región; Diego Sanjuanbenito, su jefe de gabinete y diputado autonómico; los consejeros David Pérez y Carlos Izquierdo; o Antonio González Terol, exalcalde de Boadilla del Monte, miembro de la dirección nacional, y político con un peso específico en la región.

“A Pablo lo han destrozado, aunque es de esperar que pelee hasta el final por un futuro para su gente”, resume una fuente parlamentaria sobre el porvenir de quienes se mantienen fieles al líder. “Porque ahora, de repente, son todos ayusistas”, ironiza. “Luego, hay gente como los consejeros Pérez e Izquierdo que incluso son caministas”, remata este interlocutor sobre la todavía secretaria general del PP de Madrid.

“Lo que pasa el miércoles en Génova es un escándalo”, lamenta otra fuente del entorno madrileño de Casado sobre la noche del miércoles 23, que acaba forzando la salida del presidente nacional y la convocatoria de un congreso extraordinario el 2 y el 3 de abril. “Se tenía que haber retratado todo el mundo. ¡Ya está bien!”, insiste sobre Alberto Núñez-Feijóo, que insinúa, pero no confirma, su intención de ocupar la presidencia nacional del partido. “Era para haber estado con la katana”, añade. “Lo de todas estas ratas que le han abandonado... no es normal”.

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En Madrid, epicentro de la polémica y territorio de Díaz Ayuso, la estampida empieza el mismo día que se conoce públicamente el conflicto. Pero los fieles que le quedan a Casado no se esconden. Al contrario, hacen visible su apoyo.

Camins, “la general secretaria”, como le llamaba Casado ya en sus tiempos en las juventudes del PP de Madrid, apura las noches de crisis en la sede del PP de la calle Génova. Al final de cada día, acompaña a Casado hasta el coche, en el garaje. Da igual que ya haya pasado la medianoche. O que el líder ya no tenga poder. Camins está ahí. Con Casado. Siempre.

Terol, que compitió con Díaz Ayuso para ser el candidato del PP a la presidencia de Madrid en las elecciones de mayo de 2019, protagoniza escenas similares. El miércoles 23, Casado convierte su pregunta a Pedro Sánchez en el Congreso en una despedida. La bancada popular contiene el aliento. Cuando acaba, unas pocas personas escoltan al líder caído fuera del hemiciclo: una de ellas es Terol, un casadista tan de primera hora como para haber afiliado a Casado al PP, y que aún mantiene gran influencia en Madrid por su pasado (alcalde de Boadilla del Monte y diputado autonómico) y su presente (encargado de política local y diputado por Madrid).

“Una cuestión de honor”, dice una fuente que observa la triste escena. “Ahora contarán con ellos o no para la nueva etapa del partido, pero lo importante es tener la conciencia tranquila”, opina otro interlocutor conocedor de los difíciles días vividos por Casado y sus ya escasos fieles.

El adiós de los casadistas en el Ayuntamiento

Qué tiempos. El 15 de junio de 2019, Almeida agarraba el bastón de mando del Ayuntamiento de Madrid en el interior del palacio de Cibeles. Sonriente, no paraba de mirar hacia al techo. Allí, en un rincón de la zona de invitados, estaban sentados sobre un palco de cristal Pío García Escudero, presidente del PP de Madrid, Ayuso, que por entonces negociaba su acuerdo con Ciudadanos, y el presidente Casado. A pocos metros y de pie, Teodoro García Egea no se despegaba del teléfono. Negociaba acuerdos con los negociadores de Albert Rivera. Qué tiempos.

“Alcalde, alcalde”, coreaban todos al unísono. Era una imagen potentísima. El símbolo de un PP unido. Un puñado de amigos de la política se entronizaban en Madrid. Ahora, esta imagen es solo la estampa de un Titanic a la deriva. En el Ayuntamiento de la capital de España los casadistas se han esfumado tras el terremoto de Génova. Almeida ha vivido estas semanas en una encrucijada. Mantiene una buena relación personal con Ayuso, pero mucho más con Casado, a quien debe el haberle elegido para ser el candidato a la alcaldía y el que le designó portavoz nacional del partido en agosto de 2020. Sin embargo, en mitad de la crisis popular, decidió echarse a un lado. Guardó silencio durante 72 horas en un momento donde Casado se debilitaba internamente día tras días hasta su caída final. Dimitió como portavoz nacional hace solo siete días, en una rueda de prensa en el Ayuntamiento, durante un pleno ordinario.

―¿Debe dimitir Casado? ¿Y García Egea?

―Le he expuesto mi punto de vista y las soluciones y ahí dejo la conversación. Hay que alejarse del ruido.

Y evitó defenderlo. Los casadistas en el Ayuntamiento estaban encabezados por Ángel Carromero, coordinador de alcaldía de Almeida y uno de los hombres más fuertes en el PP de Madrid. Tras su marcha hace 15 días por el escándalo del intento de espionaje a Ayuso, comenzó una desbandada. La más sonada ha sido la de Andrea Levy, exvicesecretaria del Comité de derechos y garantías del PP a nivel nacional y edil de Cultura en la capital de España.

Levy ha vivido estas semanas una transformación política. De defender a capa y espada a Casado en su lucha interna contra Ayuso. “Siento un gran orgullo de formar parte del equipo de Pablo Casado, que ha trabajado sin descanso por el PP y que será el mejor presidente para España”, escribió en su perfil de Twitter el 17 de febrero. Cinco días después, le criticó en la misma red social presentando su dimisión del cargo que ostentaba a nivel nacional. “Lamento con mucho dolor y tristeza el espectáculo dado estos días. No lo merecen nuestros afiliados ni nuestro país”. En el Ayuntamiento los ediles del PP tratan de pasar página cuanto antes. A los casadistas, encabezados por Levy y Carromero, se les suma también los ediles Sonia Cea y Javier Ramírez, pero durante estos días todos han preferido guardar silencio. Almeida, que fue la tercera voz del partido hasta hace solo unos días, ya ondeaba este lunes la bandera de los nuevos tiempos: “[Feijoo] encarna la unidad”.

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