Arte urbano y patrimonio de los vecinos en los murales de Madrid
La ardilla gigante de JM Brea en Fuenlabrada ha sido elegida uno de los 100 mejores grafitis de 2021 según Street Art Cities, una aplicación de referencia en el mapeo de los murales
El arte de Madrid llega mucho más lejos del triángulo del arte del Paseo del Prado, y todas las calles son un museo si se sabe dónde mirar. El arte urbano ha llenado en las últimas décadas las fachadas de los edificios que componen la ciudad con figuras tridimensionales que se desprenden de los muros produciendo vértigo en los paseantes. No hay límite a la fantasía, y artistas provenientes de las cuatro esquinas del mundo dejan su firma en todos los barrios y ciudades de la región. El único enemigo es el tiempo, que no siempre es clemente con este arte: una ardilla gigante hoy podría volver a ser una simple pared de ladrillos mañana. De momento, ha sido elegida como una de las mejores pintadas de 2021.
Uno de los mejores del mundo
El artista JM Brea comenzó a hacer pintadas en Plasencia (Cáceres), su ciudad natal, hace más de 20 años. Suele trabajar con los elementos de la naturaleza para ahondar en las problemáticas de medio ambiente y en el daño ecológico que dejan los hombres. Cuando el Museo de Arte Urbano de Fuenlabrada contactó con él para proponerle de añadir una pieza a la galería al aire libre de la ciudad, decidió abordar el tema energético. “En diciembre el precio de luz estaba a máximos históricos y entonces me surgió la idea de la ardilla, que es un animal que ahorra para el invierno”, comenta.
Esta ardilla gigante que se nutre de bombillas —parece salirse del edificio en ladrillos en la confluencia entre las calles San Andrés y de Leganés— es uno de los 100 mejores grafitis de 2021 según Street Art Cities, una aplicación de referencia en el mapeo de los murales repartidos por todo el mundo. Se puede votar el ganador aquí, hasta el 6 de febrero.
Espíritu castizo
Las últimas fiestas de San Isidro prepandemia dejaron su rastro en el barrio que lleva el nombre del patrón de la capital. En la torre del antiguo depósito de aguas de la colonia de Tercio y Terol, en la calle de Amalrico, el artista cubano Jorge Rodríguez-Gerada pintó el rostro de una Chulapa con pañuelo blanco y clavel rojo. Con sus ojos grandes y profundos parece observar a todos los vecinos de Carabanchel, que pasan a sus pies para darse encuentro en el Bar Hogar, centro neurálgico de reunión para las familias de la zona.
La Chulapa no es la única obra de Rodríguez-Gerada que se puede apreciar en la capital: en ocasión de la COP25 que se celebró en Madrid en 2019 pintó en las paredes verdes del centro ocupacional de Ciudad Lineal un ojo gigante cuyo iris representa el mundo, mientras la cejas asumen las formas de la vegetación amazónica.
Galerías al aire libre
Los muchos festivales de arte urbano que se celebran con siempre más frecuencia en la región han dejado interesantes galerías dentro y fuera de la capital. El CI Urban Fest —cuya primera edición tuvo lugar en Getafe en septiembre de 2020— pretende crear la galería de arte urbano más grande de España. Decenas de artistas decoraron los muros de dos grandes espacios municipales próximos entre sí, el Polideportivo Alhóndiga y el Polideportivo Giner de los Ríos. Dando vida, del mallorquín Joan Aguiló, retrata una madre que amamanta a su hijo, una imagen que toma inspiración de sus viajes a la India con la ONG Vicente Ferrer. Aguiló, que siempre pintó en su vida, pasó al arte urbano cuando se fue a vivir a Alemania: “Estaba cansado de los circuitos cerrados de las galerías. En Berlín descubrí el valor añadido del arte urbano, más social, capaz de tener una repercusión directa sobre la gente”.
Desde el 2015 los muros del perímetro exterior de la Tabacalera, en la Glorieta de Embajadores y las calles Miguel Servet y Mesón de Paredes, se convirtieron en la tela de los artistas que cíclicamente dan vida a una exposición al aire libre. La última edición, celebrada en 2019, ha dejado 25 intervenciones que tienen como temática el “azar”: una colección heterogénea que atrapa inevitablemente las miradas de los transeúntes. El artista Pelucas ha creado un laberinto onírico multicolor, dónde representa las contradicciones del mundo moderno a través de formas geométricas e irreales. A su lado, Yksuhc Juan relata el drama de la inmigración en mar, con la imagen aterradora en blanco y negro de un barco abarrotado.
Una leyenda a guardia del barrio
La famosa Graciela parece hacer la guardia al parque vecinal autogestionado Sputnik, en el barrio de Vallecas al sur de Madrid. La leyenda quiere que esta mujer fuese un verdadero ícono de La Habana de finales de los años ochenta, cuando una foto suya con un puro entre los labios valía tanto como una con Fidel Castro. Gracias a la intervención del artista Muraleslian —que la pintó con un mono rojo y mientras fuma un puro bajo el lema “Vallekas no se vende”— Graciela se ha convertido en la encarnación gráfica del espíritu vallecano.
La jungla de Lavapiés
Cuando se habla de arte urbano, se puede contar con una única certeza: no durará para siempre. Las razones pueden ser múltiples, como por ejemplo el derribo de un edificio, una pintada a las paredes o la decisión del mismo artista de sustituirlo con algo nuevo. Así pasó con la célebre esquina en el número 33 de calle Embajadores, donde se encontraba la “estrella del Kaos” del artista Okuda. En su lugar, al día de hoy se puede disfrutar del espectacular retrato de un chimpancé, que esconde una doble cara: por un lado, un rostro geométrico arcoíris; por el otro, una terrorífica deconstrucción en relieve hecha a partir de materiales industriales, según el estilo del artista portugués Bordalo II, que colaboró con Okuda en esta instalación.
Mientras el chimpancé de Okuda y Bordalo II sale literalmente de la pared, el elefante de Dase —en la calle de Mesón de las Paredes — parece dispuesto a mojar a quien se le acerque demasiado. El animal abandona su hábitat e irrumpe en las calles de Lavapiés, que en lugar de la naturaleza de la jungla tiene como fondo las características corralas con toldos verdes, que hacen de banderas por los balcones de Madrid.
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