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La fiebre del sol llega a Madrid

La Comunidad tiene en estudio 26 proyectos de plantas solares valorados en más de 1.000 millones

Paneles solares en una planta fotovoltaica.
Paneles solares en una planta fotovoltaica.

Madrid no es California, pero vive su particular fiebre del oro: la Comunidad detalla que tiene en estudio 26 proyectos privados para construir plantas solares en la región, 15 de ellos tan grandes como para extenderse también por otras regiones, como Castilla-La Mancha. Si se hicieran todos, las obras moverían más de 1.000 millones de euros, según documentación pública. Es un cambio radical de paradigma. Madrid ha sido hasta ahora un agujero negro energético: consume mucha más energía de la que produce, y de esta solo un 5,4% es solar fotovoltaica, según datos de Red Eléctrica Española. Hasta ahora. La fiebre del sol ha llegado a Madrid.

“Pasa algo parecido a lo que ocurrió con los parques eólicos en los 90: ante la falta de ordenación, las empresas compiten por las localizaciones, pidiendo la tramitación de muchos más proyectos de los que son capaces de ejecutar, solo para tener los “derechos de explotación”, alerta Alejandro Sánchez, representante de Equo en el grupo de Más Madrid en la Asamblea. “Algunos de ellos incluso pueden ser revendidos a otras empresas que tengan más capital disponible, lo que puede provocar un caos”, añade. “Debería ser sencillo descartar los más dudosos desde el punto de vista de la conservación y la ordenación territorial. Además, no parece lógico que un municipio vea invadido hasta el 30% de su territorio de paneles solares. Eso debería tener un tope también”.

Arganda, Fuenlabrada, Leganés, Getafe, Pinto, Parla, Valdemoro, Chinchón, Guadarrama… los proyectos se extienden por toda la región con la misma velocidad que el fuego quema el trigo seco y el dinero. Los Presupuestos que recoge el Boletín regional solo en lo que va de 2021 son mareantes: superan ampliamente los 1.000 millones de euros en una quincena de propuestas que ya están en trámite. Un cóctel de intereses económicos y empresariales que pone en alerta a las autoridades, a los ecologistas y a los residentes de los municipios afectados, incluso aunque demuestre que es posible una rápida transición a un sistema energético más ecológico.

Planta fotovoltaica en Trujillo, Cáceres.
Planta fotovoltaica en Trujillo, Cáceres. PACO PUENTES (EL PAÍS)

“Hay un bum: el problema es la falta de planificación y ordenación territorial”, expone Raquel Paule, directora general de la Fundación renovables. “Debido a esta instalación masiva de grandes plantas está empezando a surgir un movimiento de rechazo social, pero no hacia las renovables en general, si no a cierta forma de hacer renovables, como muestra el lema Renovables sí pero así no”, sigue. “Se necesita hacer una zonificación socioeconómica y ambiental a escala local”, añade. Y pide: “Debe trasladarse un valor social y económico de la zona que beneficie a todos los vecinos. Para eso se debe evitar la concentración de promotores y la concentración parcelaria y priorizar el uso del suelo ya degradado o utilizar como mucho un 30% de la superficie agraria útil. El problema de las megaplantas es que son oportunidades de negocio muy rentables y están trayendo una agresividad en la obtención de permisos, algo que se debe regular para evitar la especulación”.

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“Tiene que haber un crecimiento ordenado”, coincide Rodrigo Irurzun, portavoz de Ecologistas en Acción. “Se colocan en zonas rurales, más desecadas, aparentemente improductivas económicamente, pero que a lo mejor tienen valor ambiental, como en Pinto, donde hay especies esteparias, aves que necesitan grandes extensiones para vivir”, recuerda. “Nos gustaría que se desarrollaran los proyectos sobre tejados que ya existen, pero eso es más caro, claro. Pero es que se están construyendo plantas de hasta 1.000 hectáreas. ¡Eso es una barbaridad! ¡Si la Casa de Campo mide 1.800 hectáreas!”.

Es que se están construyendo plantas de hasta 1.000 hectáreas. ¡Eso es una barbaridad!
Rodrigo Irurzun, portavoz de Ecologistas en Acción

El cambio es de época. Hasta ahora, las megacentrales solares estaban en Extremadura, Murcia o Andalucía. De llevarse a cabo, varios de los proyectos de Madrid podrían entrar en el top-10 de los que más extensión ocupan en España. Todo, pese a que apenas se ha apostado hasta ahora por este tipo de infraestructuras en la región.

“La información que nos facilita el Ministerio, que aún no está cerrada, nos da una idea de la importante magnitud que van a tener los proyectos. Estamos trabajando para ver cómo racionalizar este proceso que ha sido sorpresivo y complejo a la vez”, explica una portavoz de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad de la Comunidad de Madrid. “Es verdad que la Comunidad de Madrid tiene desarrollos de producción de energía solar fotovoltaica muy reducidos, como por ejemplo el del Canal de Isabel II, que tiene 0,8 megavatios”, añade. “Habrá que evaluar los proyectos que vayan llegando y ver si son compatibles con el entorno natural, paisajístico y la afectación social que lo rodea”.

Está pasando en Madrid, como en toda España. La caída de precios de las renovables y el fin de la moratoria en los puntos de acceso y conexión, unidos al impulso de la Unión Europea, han alimentado el bum de la energía solar. En Madrid no hay oro, como en California, pero sí sol y terrenos para capturar sus rayos.

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