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Con las ideas claras desde que tenía tan solo 15 años

La Embajadora de Irlanda en España asegura que ambos países son muy parecidos en sus gustos sociales y culturales

F. Javier Barroso
Síle Maguire, la embajadora de Irlanda en España, en un túnel en su residencia oficial en Madrid.
Síle Maguire, la embajadora de Irlanda en España, en un túnel en su residencia oficial en Madrid.ADOLFO BARROSO

Cuando la actual embajadora de Irlanda en España, Síle Maguire, estuvo en España entre 1996 y 1997 como cónsul, la apertura del primer restaurante de comida tailandesa en Madrid se convirtió en noticia recogida por los medios de comunicación más importantes. Así al menos lo recuerda ella. Ahora, justo 25 años después, reconoce que la capital es “mucho más diversa, más internacional, pero sigue manteniendo sus raíces”. Este próximo miércoles 17 de marzo se conmemora el día de su país, San Patricio, y espera que, como en años anteriores, la Puerta de Alcalá y la fuente de la Cibeles se iluminen de verde para celebrarlo.

Síle Maguire (Dublín, 52 años) estudió Historia y Ciencias Políticas en el University College de su ciudad natal. Con solo 24 años, ya era funcionaria del Ministerio de Sanidad, pero al poco optó por hacerse diplomática. Eso sí, influenciada por una tía suya que trabajaba en la oficina del presidente del Gobierno. “Tenía tan solo 15 años, cuando me dijo que yo sería una buena diplomática. Entonces me pareció muy interesante y atractiva como una idea para el futuro”, describe Maguire. “El año que aprobé la oposición, entramos 10 personas. Desde entonces, he alternado puestos en embajadas con cargos en el Ministerio de Asuntos Exteriores”, añade.

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Eso le ha llevado a México y Etiopía, además de ser jefa de protocolo del ministerio. Habla inglés, gaélico y castellano. “Tengo que recuperar mis conocimientos de francés”, bromea con un acento mezcla de mexicano e irlandés.

Llegó a la Embajada de Irlanda en España, situada en el paseo de la Castellana, en septiembre de 2017. Su familia se ha quedado en Irlanda, lo que le permite disponer de tiempo libre para pasear y quedar con algunos amigos de la capital. “Es una ciudad vibrante, llena de cultura, de comida muy rica, con gente que le gusta disfrutar de la calle, de la actividad y de emociones. El clima ayuda mucho a todo eso”, relata con pasión. De hecho, le encanta pasear por Malasaña, conocer los alrededores de la embajada y perderse por las calles descubriendo lugares nuevos. “Me siento muy a gusto aquí, porque somos muy parecidos. Es fácil ver por la calle a tres generaciones de familias, como ocurre en mi país. Que el padre vaya con la niña y el niño cogido con la abuela”, afirma. “Eso sí, desde que vine la primera vez, es mucho más grande, mucho más internacional y con más tráfico. Ahora estoy descubriendo los parques que tiene la ciudad y me están encantando”, añade.

“Cuando yo vine por primera vez, no había vuelo directo con Dublín y se tenía que hacer escala en Barcelona. Ahora, hay varias conexiones al día. Cuando vienen, muchos irlandeses me dicen: “¿Cómo es que yo no vine antes a conocer esto?” Madrid es perfecta para pasar un fin de semana largo”, describe.

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Síle Maguire, a la entrada de su residencia oficial.
Síle Maguire, a la entrada de su residencia oficial.ADOLFO BARROSO

Durante la pandemia, Maguire ha trabajado en la embajada y en su residencia oficial, en el barrio de Salamanca. Esta última se trata de un palacete que fue propiedad hasta mediados del siglo pasado de una compañía minera asturiana y que cuenta hasta con un túnel que en su día llegaba posiblemente hasta la plaza del Marqués de Salamanca. La colonia irlandesa ronda las 40.000 personas, de las que unas 10.000 residen en la región madrileña. Muchos llegaron hace años como profesores de inglés para dos o tres años y al final se establecieron aquí. Ese perfil también ha cambiado y ahora abundan los profesionales especializados como los dedicados al sector digital.

De un país de 4,6 millones de habitantes, España recibía hasta antes de la pandemia unos dos millones de visitantes al año. Gran parte se dirigían a Canarias (unas 500.000 visitas), sobre todo a Lanzarote, durante los meses de enero a marzo. Eso supuso que el año pasado, justo cuando se iba a declarar el estado de alarma, unos 70.000 irlandeses se encontraran en España. Las autoridades alertaron de este riesgo y muchos lograron regresar. Eso sí, se quedaron unos 2.000 por todo el territorio a los que hubo que recolocar en otros lugares, tras el cierre de los hoteles. “La respuesta de las autoridades españolas fue muy humana y nos trataron siempre con mucha profesionalidad, lo que es muy de agradecer por parte de los embajadores”, relata la diplomática.

Irlanda se enfrenta ahora a una nueva situación con la salida del Reino Unido de la Unión Europea. La entrada y salida de mercancías se hacían a través del país vecino, pero ahora están explorando rutas alternativas sobre todo para el pescado y el marisco. Ya están desarrollando conexiones con Bilbao, Francia y Holanda. “Lamentamos mucho la salida de la Unión Europea. Compartimos un espacio y unas relaciones muy profundas con el Reino Unido y nuestra intención es seguir trabajando como hasta ahora, sobre todo, para mantener la paz y la unión entre nuestros pueblos como principal objetivo”, afirma Maguire, que recuerda los tiempos en los que había atentados terroristas. También rememora el llamado Acuerdo de Viernes Santo o de Belfast, firmado el 10 de abril de 1998, y que supuso el final del conflicto con Irlanda del Norte.

Sin ver a sus padres desde hace un año

La embajadora Síle Maguire sonríe con facilidad y habla con soltura y entusiasmo. Sin embargo, todo ello cambia cuando se trata de las vacunas contra el coronavirus. De entrada, reconoce que se pondrá el antídoto en cuando la llamen, pero después explica el motivo de esa decisión. “Mis padres tienen 88 y 89 años. Llevo casi un año sin verlos, en el que han estado confinados prácticamente todo este tiempo. Igual les ocurre a mis hermanos que viven en Canadá y en Australia”, relata emocionada. “Hemos recibido gente que tenía familiares o amigos muy enfermos o que habían fallecido en Irlanda y querían volver, pero no ha sido posible”, añade.

Respecto a las vacunas, afirma que no se puede conseguir más “en tan poco tiempo”. “El sistema sanitario español es para sentirse muy orgulloso de él. Los profesionales han trabajado bajo una enorme presión y lo han hecho muy bien”, afirma. De hecho, ella ha participado en un programa de mujeres investigadoras que se desarrolla en el hospital 12 de Octubre, al que ha acudido en varias ocasiones durante la pandemia. Detalle: la mascarilla que lleva puesta es del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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