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Una tienda para decorar casas soñadas

El interiorista Tristán Domecq inaugura su primera tienda física en el barrio de Salamanca, en la que aúna arquitectura, construcción y decoración

El interiorista Tristán Domecq en su nueva tienda física en el barrio de Salamanca de Madrid.
El interiorista Tristán Domecq en su nueva tienda física en el barrio de Salamanca de Madrid.Jaime Villanueva
Idoia Ugarte

Para el interiorista Tristán Domecq (Vigo, 38 años) la fijación por el diseño y la estética es casi una tradición. Su tío abuelo fue decorador, su madre también y hay varios arquitectos en la familia. Estudió Administración y Dirección de Empresas y pasó tres años trabajando en Inditex, de los que se ha llevado la gestión y el análisis de ventas. Ahora, esos conocimientos los aplica a su propio negocio: acaba de inaugurar su primera tienda física en el barrio de Salamanca, un espacio de más de 380 metros cuadrados que aúna arquitectura, construcción, decoración e interiorismo. “Estar en un ambiente en el que me siento a gusto y cómodo, al que se le ha dedicado tiempo y está bonito me genera bienestar mental, y yo creo que mucha gente ni sabe que genera ese bienestar”, comenta Domecq.

La idea de abrir una tienda se fue fraguando poco a poco. Cuando se fue de Inditex no sabía bien qué quería hacer. La decoración le gustaba, pero nunca se lo había planteado como profesión. Decidió entonces reformarse una casa para él mismo en la que invirtió tiempo y esfuerzo, sin saber que eso sería el comienzo de todo. “Ese fue mi primer proyecto en el 2012. Era una casa antigua en el centro de Madrid de 1890 y estaba prácticamente intacta, la tiré entera pero mantuve lo que valía la pena, las puertas, algún suelo, y la adapté a la distribución del siglo XXI. Las casas antiguas tenían la cocina en una punta y el salón en otra, hoy en día no se concibe eso. A raíz de hacer esto me salieron proyectos y clientes. Fue todo de casualidad y sin buscarlo”, explica todavía con asombro.

Algunos de los muebles y artículos que se pueden encontrar en la tienda del interiorista Tristán Domecq.
Algunos de los muebles y artículos que se pueden encontrar en la tienda del interiorista Tristán Domecq.Jaime Villanueva

A los tres meses de aceptar proyectos para otros ya empezó a contratar a personas para el equipo. “Ahora tenemos las dos patas, proyectamos el diseño y luego tenemos una constructora que ejecuta la casa y la obra. Eso nos permite agilidad y cerrar el círculo. Para un cliente que no tenga su constructora de confianza es mucho más cómodo porque no se tiene que preocupar ni de buscarla ni de pelarse con ella porque ya nos encargamos nosotros”, señala Domecq.

La inversión inicial de su proyecto no fue grande, ya que en un principio trabajaban todos desde su casa; Domecq consideraba que lo principal era tener una buena cartera de clientes. De la primera oficina que tuvieron en Embajadores se trasladaron a Huertas y a Ruiz de Alarcón, y por último a este nuevo espacio, abierto por vez primera al público, hace apenas dos meses, en plena crisis económica. Pero esa incertidumbre que impera le ha empujado a adaptarse y a acelerar los planes de apertura. “Teníamos tienda online desde hace un año y medio y la gestión era muy compleja porque el almacén estaba lejos y se nos quedaba pequeño, no podíamos adquirir artículos. Tenía en mi cabeza unificar todo en una tienda física que amortizas y aprovechas. He empezado con el miedo de la pandemia, pero también con la sensación de aprovechar una oportunidad. Había más locales disponibles, podías negociar y tener una financiación más barata gracias a un crédito ICO”, apunta el decorador.

El barrio de Salamanca era la zona de la capital que más le gustaba porque encajaba con el perfil del cliente de la tienda y porque en la calle de Castelló donde se ubica se encuentra el circuito tradicional de showrooms de tela y tiendas de decoración. Desde los 18 años que se vino a estudiar a Madrid, siempre supo que la ciudad casaba con su personalidad. “Es muy dinámica y creo que la gente está permanentemente buscando cosas nuevas, abres algo y la gente responde muy bien porque interesa mucho. También es una ciudad muy callejera y eso ayuda”, indica el interiorista.

Rincones de la nueva tienda física del interiorista Tristán Domecq.
Rincones de la nueva tienda física del interiorista Tristán Domecq. Jaime Villanueva

El Rastro es otro de sus rincones predilectos. Compra muchas cosas en este mercadillo, pero dice que para eso uno tiene que estar entrenado. “Hay mucha gente que va y no encuentra nada, es normal, si en una tienda hay 500 cosas y solo dos bonitas no las ves salvo que tengas el ojo muy habituado y muy fino. Para proyectos de clientes hemos cogido cosas del Rastro porque hay de todo. Ha mejorado muchísimo en los últimos años. Tienes los anticuarios buenos con un nivel muy alto y luego los puestos de la calle. Es muy interesante”, reconoce.

En la nueva tienda física se puede encontrar su propia colección de muebles contemporáneos y piezas vintage que compra fuera de España, aunque también dispone de artículos de decoración como cojines y artesanía. “Trabajamos con varios marmolistas que nos suministran piedras y se van amoldando a nuestros diseños. Es fundamental tener buenos oficios porque al final puedes crear un diseño pero, si no está bien ejecutado, no vale para nada”, explica.

Uno de los consejos que ofrece Domecq a quien quiera decorar su casa es el de no seguir patrones muy modernos y contemporáneos, porque se cae en una cierta frialdad. “Lo acogedor se consigue mezclando estilos y texturas”, defiende. Cree que los nuevos tiempos nos enseñan a valorar más los espacios en los que vivimos. “Cuando era dependiente de Zara no salía a cenar fuera, pero mi casa la tenía impoluta. No sé si la pandemia ha hecho que las personas inviertan más en sus casas, que puede ser, pero desde luego ha conseguido que la gente por lo menos se dé cuenta de la importancia de un hogar”, concluye.

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