Madrid suaviza los criterios para tomar medidas en plena tercera ola
La Comunidad ha subido el umbral de contagios a partir del cual decide las restricciones hasta los 618 casos por cada 100.000 habitantes, casi tres veces el límite que el Ministerio marca como “riesgo extremo”
Desde que empezó el año, Madrid registra 50.646 nuevos contagios, 404 fallecidos, 4.294 pacientes que han necesitado un ingreso y 464 que lo han requerido en una unidad de cuidados intensivos. En estos mismos 15 días, la incidencia acumulada ha pasado de 400 casos por cada 100.000 habitantes a 698, y la tasa de positividad de sus pruebas diagnósticas, del 10,54% al 20,5%. Con ese contexto epidemiológico, la Comunidad decidió este viernes suavizar los criterios a partir de los que toma medidas y subió el umbral con el que decide las restricciones por zonas básicas de salud: de los 400 casos de incidencia acumulada a 618, casi el triple de lo que el Ministerio de Sanidad marca como “riesgo extremo”.
El semáforo que acordó el Gobierno central con las autonomías tiene varios indicadores para medir los niveles de peligro de los territorios. Entre ellos, el de la incidencia acumulada; por encima de los 250 casos, los expertos en Sanidad consideran que es “riesgo extremo”. Madrid nunca ha establecido ese rasero, lo tuvo primero en 500 y el 20 de noviembre lo bajó a 400, también por encima de los límites establecidos de forma consensuada por todas las regiones en el Consejo Interterritorial de Salud de finales de octubre. “Siempre”, insiste cada viernes en las ruedas de prensa de Sanidad la directora general de Salud Pública Elena Andradas, se hace “con un criterio epidemiológico”.
Ahora, con una transmisión del virus descontrolada, las UCI médicas al 99% (según la última actualización de datos del grupo Covid-19), una presión general en hospitales y atención primaria creciente y tras una semana en la que el temporal ha obstaculizado el plan de vacunación y mermado la capacidad asistencial de los centros, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso decide subir la horquilla “a la media de la Comunidad”, especificó ayer Andradas. Y esa media quedó establecida en 618, la cifra a cierre del último boletín epidemiológico del pasado domingo. Pero, ¿por qué en un momento crítico en la expansión del virus la Comunidad decide tomar esa decisión?
Andradas explicó que los criterios para establecer las restricciones son, además de superar ese umbral de la media de la región, “la observación de la transmisión comunitaria y la existencia de una tendencia creciente significativa”. Esas nuevas medidas, que entrarán en vigor el lunes, son adelantar el toque de queda a las 23.00, el cierre de la hostelería y el resto de comercios a las 22.00 y la ampliación de la limitación de la movilidad a nuevas áreas, que, en total, suman 47 zonas básicas de salud y 19 municipios. Ahí viven alrededor de 1,3 millones de madrileños. “Es el 20% de la población, y ahí está el 25% de los contagios de toda la comunidad. Todos recibirán un mensaje de móvil señalando que se encuentran en una zona restringida y que no se pueden mover a no ser que sea por una causa justificada”, ahondó ayer Antonio Zapatero, viceconsejero de Sanidad, en esa misma rueda de prensa.
“Las decisiones se toman en función de la situación epidemiológica, de la tendencia, de cómo se produce la transmisión...”. Especificó Andradas. Y añadió: “Se van adoptando las medidas que se consideran más adecuadas. No solamente es importante la limitación de la movilidad, es solo un factor; pero hay otra serie de aspectos importantes para frenar la transmisión de la enfermedad, de ahí el resto de las medidas generales”.
Medidas “poco estrictas”
Esa situación epidemiológica indica, sin embargo, lo contrario. Y los expertos no encuentran “explicación científica” que sustente el nuevo baremo. Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria y exdirector general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, indica que el resultado de esa nueva horquilla es, “a primera vista, la reducción de las zonas a confinar, no parece una decisión enfocada a querer tomar medidas”. Fernando García, epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid (Amasap), añade que “solo el hecho de usar la media como dintel lleva a pensar en qué pasará si la semana que viene la media son 1.000, o 1.500. Lo más adecuado es usar un dintel absoluto, que además tendría que ser al menos de 250, o de 150, los que marcan el nivel de alerta media y alta, que fue lo que se acordó [entre el Ministerio y las CCAA]”.
El resto de medidas, el toque de queda fijado una hora antes de lo que estaba establecido hasta ahora y el cierre de comercios y hostelería a las 22.00, son, para los especialistas, “poco estrictas”. “Y lo demás son solo recomendaciones tenues, tibias e insuficientes para la magnitud de la pandemia”, dice García refiriéndose a la petición del viceconsejero de Sanidad de que en los domicilios solo se reúnan convivientes y en bares y restaurantes se use todo el tiempo la mascarilla excepto para comer y beber.
Aunque hay una parte del movimiento de la pandemia del que todavía se desconocen las causas, ambos aluden a que tomar medidas en función de lo que sí se conoce ya es importante en un momento como el actual, con los contagios subiendo en una curva más pronunciada que la de la segunda ola. “El pico de esa curva y la intensidad de ese ascenso van a variar según las medidas que tu tomes para que no pase lo que ya está pasando”, suma Hernández: “Saturación en los hospitales por covid, ingresos masivos, retraso en la atención a otros enfermos y muertes, un exceso de mortalidad y morbilidad por esta y otras patologías”.
En apenas un mes, la comunidad ha pasado de registrar su incidencia más baja, el 9 de diciembre con 190 casos, a rozar ya los 700. Es la sexta autonomía con la IA más alta, detrás de Extremadura (1.220), Murcia (889), Castilla-La Mancha (780), Comunidad Valenciana (760) y La Rioja (738), según los últimos datos del Ministerio. Y es la tercera con más pacientes ingresados en sus unidades de cuidados intensivos, 468, según la actualización diaria de datos de la Sociedad de Medicina Intensiva de Madrid (Somiama), que, ya este jueves, alertó de la situación, “muy preocupante”, en la que se encuentran.
“Y no vemos tregua”, dijo Alfonso Canabal, jefe de servicio de la UCI del hospital La Princesa y presidente de Somiama ese mismo día. En dos semanas, esas unidades donde se trata a los enfermos más graves del virus, los que no pueden respirar por sí mismos, ya superan el 90% de ocupación. Y prevén que ese porcentaje aumente durante los próximos días.
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