El transporte en Madrid se convierte en una loca carrera sobre un tablero
El juego de mesa ‘Mad.Ride’ fue financiado a través de ‘crowdfunding’ y ya están a la venta los primeros ejemplares
El germen de Mad.Ride está en la pregunta: ¿Cómo viniste? La variedad de respuestas y discusiones que esta simple cuestión suscitaba llevaron a Dario Palmieri, un madrileño adoptivo de 35 años originario de Italia, a desarrollar de manera independiente un juego de mesa que convierte el mapa del metro de Madrid en tablero. El objetivo es simple y como en la vida real: ir de punto A a punto B en el menor tiempo posible. Pero el plano del subterráneo, adaptado para los fines del juego, esconde dificultades, oportunidades y estrategias para acelerar el camino propio y ralentizar a los oponentes. Tras dos años de intermitente gestación, terminando con una exitosa campaña de crowdfunding, Mad.Ride ha logrado generar suficiente interés para llegar a una primera producción. Los ejemplares de ese tiraje inicial ya están a la venta a través de sus redes sociales para ser regalados y disfrutados desde estas navidades.
Para llegar a inventarse desde cero un juego de mesa sobre el transporte público tuvieron que confluir una pasión y un trabajo, admite Palmieri. “Siempre he sido muy jugón, en casa de mis padres en Italia tenemos un montón de juegos de mesa. Eso hizo que cuando trabajaba en una empresa consultora para optimizar el funcionamiento de sistemas de transporte público, me comenzara a imaginar cómo podía convertir los problemas a los que nos enfrentábamos en un juego”. Las variables que condicionan la movilidad en una ciudad -los atascos, la lluvia o un carterista que roba el carnet de conducir- se convirtieron en tarjetas de oportunidades o incidencias. Así, tener la tarjeta del abono de transporte permite moverse en metro sin gastar el limitado presupuesto con que se dispone, pero si en su turno roba la carta de “hora punta” deja de estar disponible la opción de usar una bicicleta o coche eléctrico.
Cada jugador -pueden ser entre dos y seis- comienza el juego sacando una carta de personaje. Esta dicta en qué estación arranca y a cuál debe ir en función del perfil: el aficionado suele dirigirse a las zonas donde hay recintos deportivos, la compradora a las áreas más comerciales y el turista… Además, la tarjeta incluye un dato curioso sobre la estación de salida y la de llegada.
Se empieza con un presupuesto que se debe administrar a lo largo de la partida, puede ser 30 o 50 euros, dependiendo del nivel de dificultad de la partida. Por lo cual se debe escoger estratégicamente qué medio de transporte utilizar en cada turno. Se puede mover a pie, en metro, en biciMad, en coche de alquiler o taxi, y cada uno tiene una velocidad determinada. La máxima distancia que se puede recorrer en un turno son seis estaciones de metro en coche, mientras que el metro avanza al ritmo de una parada a la vez.
La magia del juego está en la estrategia, asegura su creador. “Es muy dinámico porque los turnos son cortos, y como la misión es muy simple la parte más importante es intentar averiguar el objetivo de los otros para sabotearlos tirándoles incidencias”. En cada turno se roba una carta que se puede usar o guardar para más adelante. Algunas, como las botas de caucho antideslizantes permiten ser inmune a un “ataque” con la tarjeta de lluvia, que obliga a desplazarse al hospital más cercano; “es la peor que te puede salir”, comenta Palmieri. La del carterista deja al jugador sin tarjetas y la del la colisión obliga al que la sufra a dejar su coche o bicicleta y pagar 20 euros en daños.
Aunque el juego se vale de todo lo que puede salir mal durante un trayecto en Madrid, Palmieri repite que lo que pretende es mostrar las opciones que ofrece la ciudad para moverse. “Tengo experiencia analizando sistemas de transporte público de todo el mundo y Madrid tiene un sistema excelente. Siempre habrá múltiples opciones para cualquier persona y todas son rápidas y eficientes, solo hay que saber usarlas”.
El cariño que tiene Palmieri hacía Madrid no acaba en el transporte. Llegó a la ciudad por primera vez en 2011 para pasar seis meses de Erasmus, y desde ese momento tuvo claro que quería volver. Lo logró dos años más tarde cuando consiguió un trabajo en una empresa que se dedica a optimizar sistemas de transporte público en todo el mundo. Ya no trabaja allí. Ahora, lleva dos años en una empresa de software, con el proyecto de Mad.Ride como hobby y el nacimiento de un hijo de por medio. No plantea por un segundo marcharse de la ciudad que lo ha adoptado y que tanto le ha dado.
Espera que también le pueda dar un éxito de negocios con el juego de mesa que ha desarrollado. Todo ese proceso también ha sido una “carrera loca” pues Palmieri no es diseñador ni creador profesional de juegos de mesa. A través de prueba y error fue avanzando en el concepto del juego, y con la ayuda de amigos fue finiquitando el funcionamiento y las reglas. Contrató a una diseñadora para que hiciera las tarjetas y encargó varios prototipos. Después lanzó una campaña en una página de crowdfunding y superó su meta de 2.200 euros en menos de un mes.
Ahora, tras encargar una primera producción de 150 ejemplares a una empresa en Málaga, y haber vendido más de la mitad, Palmieri tiene los ojos puestos en el futuro. Espera acabar con todos los juegos que tiene para Reyes y de ahí proponerle una alianza a la empresa Metro de Madrid para que patrocinen oficialmente el producto y lo vendan como souvenir en sus tiendas físicas y en la web.
El juego se puede compara a través de las páginas de Facebook e Instagram de Mad.Ride y cuestan entre 24 euros y 27 dependiendo de la edición.
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