Una ‘megamenina’ de 10 metros para la plaza de Colón
El precio está incluido en el presupuesto total de 3,2 millones de euros para el alumbrado ornamental navideño, indica el Ayuntamiento de Madrid
Julia cierra los ojos y se perderá el espectáculo navideño que el Ayuntamiento de Madrid prepara para la Plaza de Colón: la escultura de 12 metros de Jaume Plensa, el artista español más valorado en el mercado internacional, competirá con una “megamenina” de diez metros de altura, 7,5 metros de anchura y decorada con lentejuelas, bolas de color plata y diamantes de plástico traslúcido. Todo ello regado con 37.720 lámparas led que irán enganchadas en una estructura de aluminio de 1,3 toneladas de peso y cuyo resultado se aproximará a una mujer convertida en un árbol de Navidad.
La delegada de Obras y Equipamientos del consistorio, Paloma García Romero, explica a este periódico que pensó en una Menina “porque es algo típicamente madrileño”. ¿Desde cuándo? “De toda la vida. Hay meninas en las tiendas de souvenires de siempre. Yo tengo una en mi casa”, asegura. La estructura gigante rivalizará con el busto monumental de Julia, en la plaza donde ondea la bandera de España más grande del mundo (de 14 metros de altura y de 21 metros de largo).
¿Cuánto costará esta Menina? “No lo sé. El precio está incluido en el presupuesto total de 3,2 millones de euros para el alumbrado ornamental navideño”, responde la delegada de Obras y Equipamientos. Si la pandemia y la crisis sanitaria lo permiten, se podrá pasear por las más de “9.000 calles con iluminación especial”, que iluminarán la capital sumida en plena segunda ola del coronavirus. “Será un atractivo cultural y turístico para la ciudad”, añade García Romero.
Antonio Azzato, ideólogo de las meninas que tiene registradas a su nombre y con las que asegura no recibir ningún beneficio, es el creador también de este Frankenstein de diez metros, que irá vestida con un diseño pensado por los herederos del barcelonés Andrés Sardá (1929-2019), diseñador de lencería femenina de gama alta. Nuria Sardá explica que le interesó destacar la idea de la feminidad, de una mujer luminosa en tiempos de tinieblas. “Necesitamos soñar, luz y alegría”, dice.
Desde que la ex alcaldesa Manuela Carmena comprara la idea a Azzato, este empresario venezolano dice haber sacado los museos a la calle y haber convertido a las meninas en “el icono de Madrid en el mundo”. ¿Cómo sabe eso? “Han dado la vuelta al mundo en 10 millones de fotos”, responde Azzato. En las redes sociales los selfies viajan a la velocidad de la luz, pero para convertir un objeto de resina que emula al personaje de Velázquez en el símbolo de una ciudad se necesita algo más.
- ¿Tienen un estudio sobre el impacto real en el turismo?
- No conocemos el impacto real, pero el año pasado generamos 12 millones de euros en ocupación en medios.
- Solo en España.
- Solo en España, pero los turistas nos escriben para hacer coincidir sus viajes a Madrid con el montaje de las meninas.
- ¿Cuántos les han escrito?
- Un centenar.
La plataforma “Stopmeninas” surgió hace tres años, cuando las primeras piezas de resina se colocaron por las aceras de la ciudad. Sin embargo, no han evitado que vuelvan a aparecer año tras año. Los Artistas Visuales Asociados de Madrid (AVAM) creen que esta operación confunde a la población. “No creemos que sea acertado promocionarlas como una manifestación artística. No se puede calificar de arte”, cuenta Teresa Moro, artista y portavoz de la asociación. Entre las celebridades que firman estas esculturas no figura ningún artista. ¿Por qué? “No está respaldado por ningún artista, pero tampoco queremos ser muy cáusticos con estas decoraciones porque dan trabajo a gente del sector y estamos pasando por un momento económico muy difícil. Desde luego no es arte contemporáneo y aunque en su publicidad dice que puede despertar en los niños el interés por el arte, nosotros pensamos que lo que crea es confusión”, indica Moro.
El creador de estas figuras publicitarias asegura que “los niños han perdido el interés por el arte y los museos”, que prefieren volcar toda su atención “en las tabletas”. Aunque los artistas no lo consideren arte, Azzato cree que ha sacado el arte a las calles, que ha construido “el museo callejero más importante del mundo”. Gracias a la figura velazqueña. “Las Meninas ya no son de nadie, ni de Velázquez. Es la obra de arte más reinterpretada de todas. Antes que yo lo hizo Picasso o Botero. Nadie es dueño de las Meninas”, indica Azzato, que tiene patentadas tres de estas Meninas. El ideólogo, que pensaba que con el cambio de Ejecutivo en el consistorio perdería la oportunidad de seguir colocando su producto altruista en las calles de la ciudad, asegura que su única intención es “dar felicidad a la ciudad”.
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