El centro de salud fantasma del doctor Garrido

La muerte por coronavirus del doctor Garrido no fue en balde. Sus compañeros en el centro de salud de la calle Alameda de Madrid no han dejado de honrar su memoria desde aquel 21 de abril. Tampoco los vecinos del barrio, en pleno centro de la capital. Seis meses después, la ventana que da a la calle continúa convertida en una especie de oratorio pagano improvisado donde las muestras de agradecimiento y recuerdo van echando raíces. Ahí sigue también en la reja negra, cual retablo, la bata blanca con el nombre del facultativo fallecido.

Este jueves han querido ir más allá en su homenaje. A las siete y media de la tarde, un centenar de personas aplaude a las puertas del centro de salud convocados por la asociación Sol y Barrio de las Letras y La Corrala de Lavapiés. Corean mientras tocan las palmas “Sanidad pública” y “Almeida cumple tus promesas”. Seguidamente parten en comitiva apenas cien metros hasta la vecina calle Gobernador. Algunos portan velas que la caída de la tarde ilumina más todavía. Abre el cortejo una pancarta: “Almeida, cumple tu palabra”.

Allí han inaugurado de forma simbólica un centro sanitario que no existe y que es complicado que vaya a existir, al menos en esta legislatura. “Centro de salud doctor Manuel Garrido”. La flamante sábana con el logo de la sanidad regional y el nombre del médico fallecido luce a modo de placa sobre una de las puertas de la antigua Casa de Socorro. La primera vez es descubierta para el directo de Telemadrid. La segunda ya fue la oficial.

Todo forma parte de una vieja reivindicación, pues el centro de salud de Alameda no cumple con lo mínimo exigible. Lo reconocen incluso los gobiernos municipal y regional. Lo califican de “lamentable” y “terrible”. La esperanza vecinal subió como un suflé cuando José Luis Martínez-Almeida fue elegido alcalde el año pasado. Como candidato del Partido Popular hizo una promesa: convertir en centro de salud o una biblioteca ese gran edificio municipal que hace esquina entre la calle Gobernador y el paseo del Prado y que antaño fue Casa de Socorro. Ese mismo que estuvo okupado hasta noviembre por el colectivo de La Ingobernable.

Finalmente el viento de la política acaba llevándose algunas promesas, como esta. En febrero el alcalde cedió las instalaciones a la Fundación Hispanojudía para un museo, pero esta no acabó de completar la documentación exigida y en julio acabó descartada esa idea. En el pleno del día 22 de ese mismo mes se dio constancia de que finalmente no habrá centro de salud en este edificio. Preguntada al respecto, la portavoz municipal, Inmaculada Sanz, dijo tras la Junta de Gobierno de este jueves que en “breves fechas” se sabrá el destino definitivo, que será cultural.

A Carmen Abad no le salen apenas las palabras. La voz se le acaba rompiendo en lágrimas ante el micrófono. Recuerda delante de los participantes en el acto a su compañero Manuel. “Gracias por venir”, dice emocionada. A su espalda, la vieja Casa de Socorro rebautizada este jueves.

Todos los asistentes al acto presionan de esta forma al Gobierno municipal de Partido Popular y Ciudadanos para que esa promesa de Almeida no solo se cumpla sino que el centro de salud de Gobernador lleve el nombre de Manuel Garrido. Entre los presentes se encuentran miembros de asociaciones vecinales, los portavoces opositores en el Ayuntamiento Rita Maestre (Más Madrid) y Pepu Hernández (PSOE) junto a otros ediles de estas formaciones y el presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm), Quique Villalobos.

“Vosotros sufrís cada día las infraestructuras sanitarias” en las que “falta de todo” por la prioridad que se está dando a los conciertos con la privada frente al sector público, denuncia Maribel Giráldez, de la plataforma de centros de salud de Madrid. El traslado del centro de Alameda a Gobernador es necesario, entiende la concejal socialista Maite Pacheco, porque en la milla de oro de los museos hay que ir más allá del arte, la cultura y los turistas. “No vamos a parar hasta que aquí haya un centro de salud con un nombre digno”, zanja Rita Maestre, portavoz de Más Madrid. “Se quieren cargar este barrio”, lamenta en su intervención Villalobos, que alerta ante la desaparición de los servicios para los vecinos en beneficio de edificios oficiales.

“Venimos a inaugurar nuestro nuevo centro de salud”, asegura firme Cass Revilla, una de las vecinas que lidera el movimiento. Es consciente, y así lo dice, de que se trata de un acto simbólico, pero en todo caso le recuerda al alcalde que “las promesas están para cumplirlas”. “Voy a pedir cita”, remata otra asistente dirigiendo sus pasos hacia la puerta del centro de salud fantasma.

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